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Rosario sin secretos: ¿somos uno de los 114 hijos de Urquiza?

 

 

Este viernes es el aniversario del nacimiento Nº 223 de un hombre, Justo José de Urquiza, a quien se le atribuyen muchos nacimientos, convirtiéndose en el progenitor de una lunga descendencia (por la Ley Federal Nº 41 reconoce 23, igualando a los 11 legítimos a costa de los dolores de parto que tuvo su cónyuge Dolores Costa, con los 12 extramatrimoniales, aunque se le atribuyen entre ¡105 y 114 a lo largo de sus 68 años!)

Considerado por algunos como un héroe y por otros como un traidor, libramos a la curiosidad y al libre albedrío de nuestros lectores para que investiguen los ríos de tinta corridos sobre el tema.

Sí, no cabe duda, que una de sus decisiones políticas cuando presidió la Confederación Argentina, la de abrir el río Paraná a la navegación, le valió que algunos consideraran como fecha de nacimiento de Rosario el 5 de agosto cuando instó al gobernador Crespo, ante quien mucho insistió el corondino más rosarino que existió, Nicasio Oroño, para que firmara la ley que la declaró ciudad en 1852.

Saladero “Once de Septiembre”, grabado de T. Hutchinson
Pero mucha agua, y mucha sangre, había pasado ya bajo el puente y regado nuestra tierra. Hasta la suya propia y de su familia, cuando fue asesinado en el Palacio San José…

Rosario está signada desde siempre con el general Urquiza, de una punta a la otra de la extensa lonja territorial del Pago de los Arroyos.

Con Timoteo Gordillo cuando, aprovechando la fuerza y caudal del arroyo Saladillo, por donde cruzó Belgrano en 1812, puso en funcionamiento los molinos harineros Blanco y Rojo o cuando instaló el saladero de carnes 11 de Septiembre (ya nos explayaremos sobre esta nominación) en las cercanías del Ludueña, entre muchas de sus posesiones.

La Casa de las Cadenas, cuya propiedad se atribuye a Urquiza, sobre la avenida Alberdi, y esto lo asegura sin hesitar el investigador Jorge Tomasini Freyre, era sólo el portón de acceso al inconmensurable latifundio de Urquiza.

Con Ovidio Lagos, cuando lo apadrinó para hacer del decano de la prensa argentina, el leitmotiv gráfico y consecuente para lograr que Rosario se convierta en capital de la desunida Argentina, cuando por un lado estaba la provincia de Buenos Aires, y por el otro, todas las demás.

Ayer fue Carlos Casado del Alisal quien nos acercó sobre los rieles del Ferrocarril Oeste Santafesino que recorrían la avenida Pellegrini (por entonces, bulevar Argentino) al parque Urquiza. El mismo que, en 1951, justo el año en el que nació la televisión argentina, tuvo el nombre de Parque de los Derechos de la Ancianidad.

Conocido, especialmente por los mayores, como Parque de la Ancianidad, el Urquiza atesora, entre sus muchas maravillas, el sueño del profesor Víctor Capolongo cuando con su Asociación Filosófica y Astronómica Cosmos se acercó a la de Amigos del Planetario y con el intendente Carballo y su secretario de Obras Públicas, Hugo Marcuzzi, encararon la construcción del magnífico Observatorio. ¿Cómo no mencionar a Francovigh, Caprile, Castagnino, Parachú, Báncora, entre otros de los que lo hicieron posible, y las pinturas del también pianista y poeta Eugenio Travella (“Rosario era una aldea todavía, cuando nació Travella y Compañía”)?

Molino Blanco, dibujo de Reynaldo Trosset sobre un grabado de Wladimir Mikielievich


Lleno de hitos importantísimos de nuestra historia autóctona, el Urquiza tiene el honor de disponer del mástil original que existía en el Parque de la Bandera, antes de que se inaugurara el Monumento, y también de un campanario que hoy no suena y habría que poner en valor para que a las 18.30 suene, recordándonos la hora en que se enarboló por primera vez la celeste y blanca.

Justo mañana, sábado 19, los que amamos Rosario podremos disfrutar del programa “’Las 4 estaciones: Recorrido Ambiental Urbano”, a partir de las 9, encontrándonos en el Planetario con forma de cometa.

Una buena noticia más para este Rosario sin secretos.

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