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Se multiplica la violencia sexual contra mujeres y niñas en el Congo

La violencia sexual contra la mujer es una de las grandes lacras con las que se enfrenta desde hace años el Gobierno y la sociedad de la República Democrática del Congo (RDC). Esta práctica es utilizada en el este del país por parte de los distintos grupos armados (como el M23) como arma de guerra. Salir en solitario, por ejemplo, a por agua al río en esas zonas se convierte en una situación de alto riesgo para estas mujeres y niñas.Sin ir más lejos, el pasado mes de septiembre, cerca de doscientas mujeres reclusas de la macro cárcel de Makala (en la capital, Kinshasa) fueron violadas durante un intento de fuga. Thérèse Omari , coordinadora de la entidad local Femme Plus (Mujer Más, en francés), lamentó que «esto muestra nuevamente la vulnerabilidad de la mujer y llama la atención sobre las malas condiciones» en las prisiones congoleñas. «Las mujeres estamos expuestas. No es normal que tantas mujeres sean violadas con el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual e incluso VIH/Sida», agregó Omari.Julián Gómez-Cambronero , autor del libro ¿A quién le importa el Congo? y responsable de la cuenta de X @CongoActual, señala a ABC que «una muestra del grado de vulnerabilidad de las mujeres y niñas congoleñas ante la violencia sexual se encuentra en lo que ocurre en los campos de desplazados: salir del campamento para conseguir leña o comida implica un altísimo riesgo de ser violada por uno o más hombres, pero dentro del propio campo, la escasa protección de las tiendas donde viven o el tener que compartirlas con muchas personas, las deja completamente indefensas ante otros desplazados».Noticia Relacionada Viruela del mono en la República del Congo estandar Si «Dicen que la vacuna es una forma de acabar con las poblaciones negras y modificar su ADN» Gabriel González-AndríoAhora, un estudio de Médicos Sin Fronteras (MSF) revela que más de 24.000 mujeres y niñas sufrieron violencia sexual en 2023 en la RDC, la mayoría en el conflictivo este del país. MSF ha pedido una «acción urgente» a nivel nacional e internacional para prevenir esta práctica.El pasado año, los equipos de MSF en la RDC «ayudaron a tratar a 25.166 víctimas y supervivientes de violencia sexual de todos los géneros en el país. Eso es más de dos cada hora», afirmó la ONG en un comunicado, al precisar que mujeres y niñas representaron el 98 % de esas personas. Esa cifra es la más alta jamás registrada por MSF en el país, según datos de 17 proyectos establecidos por la organización en apoyo del Ministerio de Salud en cinco provincias congoleñas: Kivu del Norte, Kivu del Sur, Ituri, Maniema y Kasai Central. En años anteriores (entre 2020 y 2022), MSF atendió una media de 10.000 víctimas al año en el país, por lo que 2023 marca «un aumento masivo de admisiones».Esa tendencia se aceleró en los primeros meses de 2024. De hecho, entre enero y mayo, más de 17.300 víctimas y supervivientes fueron tratadas sólo en la provincia nororiental de Kivu del Norte, sacudida por la violencia de grupos armados y el Ejército congoleño. El 91 % de las víctimas tratadas con asistencia de MSF en 2023 fueron admitidas en Kivu del Norte, donde los enfrentamientos entre el rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), el Ejército congoleño y sus respectivos aliados se han prolongado desde finales de 2021, lo que ha obligado a huir a cientos de miles de civiles.La gran mayoría de las víctimas (17.829) fueron atendidas en los campos de desplazados alrededor de Goma, capital de Kivu del Norte, que siguieron creciendo el pasado año. Uno de los hospitales más representativos donde se recupera a estas mujeres y niñas es el de Panzi (en Bukavu), promovido por el Premio Nobel de la Paz el doctor Denis Mukwege .«Según los testimonios de nuestros pacientes, dos tercios de ellas fueron atacadas a punta de pistola», señaló el responsable de los programas de MSF en la RDC, Christopher Mambula . La ONG pidió a todas las partes en el conflicto que garanticen el respeto del derecho internacional humanitario y exigió la «prohibición absoluta de los actos de violencia sexual», pero también el respeto del carácter civil de los campos de desplazados.

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