Cambiar de perfume en verano no es ningún capricho, sino una estrategia muy efectiva para adaptarte al cambio de condiciones medioambientales. El calor acelera la evaporación de la fragancia pero recurrir a un aroma pesado no es la mejor solución, porque durante el verano, la psicología del perfume tiene un gran valor. "Los perfumes 'profundos', con acordes intensos y oscuros a base de maderas, resinas o especias, se pueden volver abrumadores en climas cálidos, por lo que la inclinación natural es preferir fragancias frescas", explica Julien Pruvost, director creativo de Trudon.