El rioplatense Victorio Francisco Casa fue el único futbolista manco que disputó partidos oficiales del fútbol argentino. El delantero bonaerense, habilidoso y gambeteador, perdió su brazo derecho luego de que un militar de la ESMA ametrallara el auto en que él se encontraba. El año anterior había jugado para el seleccionado nacional que ganó la Copa de las Naciones disputada en Brasil, donde derrotaron a un tal Pelé, que ya era bicampeón mundial.
El 11 de abril de 1965 San Lorenzo tenía que viajar al barrio de La Paternal para enfrentar a Argentinos Juniors, por la primera fecha del torneo local de aquel año. La Asociación del Fútbol Argentino suspendió la jornada debido a un temporal que azotó la Capital Federal, por lo que los jugadores del "cuervo" abandonaron el hotel donde realizaban la concentración el día anterior, en la noche del sábado.
Sin responsabilidades cercanas, Victorio Casa salió a pasear con un peluquero amigo y dos mujeres en un Valiant II color blanco. El futbolista de San Lorenzo, sin saber, estacionó frente a la Escuela de Mecánica de la Armada, hoy Ex ESMA, pero el estacionamiento estaba prohibido por "zona militar". El guardia de turno, alarmado por la llegada de un auto desconocido, le hizo señas para que se marchara, pero como el marplatense tenía los vidrios levantados y la música fuerte, no advirtió la orden del militar.
El centinela, sin más vueltas, abrió fuego y disparó su ametralladora contra el auto, hiriendo únicamente al futbolista del "ciclón", que estaba sentado en la butaca del conductor. Lastimado gravemente y lleno de sangre, Casa se bajó del auto y caminó por avenida Libertador en busca de auxilio.
Un taxista que pasaba por el lugar, que era hincha de San Lorenzo, lo reconoció y lo llevó de urgencia al Hospital Pirovano. “Su brazo era una verdadera papilla”, describió Marcos Sonneberg, director del hospital por aquel entonces. Con el cúbito y el radio completamente destrozados, el delantero fue operado de urgencia y perdió su brazo derecho. Si bien ése fue el daño más grave, Casa también recibió un disparo en el abdomen, pero la bala se alojó debajo de una costilla y no le lastimó ningún órgano vital.
El apodo de "El Manco" vino después, pero "Casita", como lo conocían sus amigos, nació en Mar del Plata el 28 de octubre de 1943. Victorio se crió en el barrio La Florida y dio sus primeros pasos con la pelota en el club Deportivo Norte del barrio La Perla. A los 18 años viajó a la gran ciudad para probarse en las inferiores de San Lorenzo de Almagro, donde fue seleccionado para vestir la camiseta azulgrana.
Para su suerte, Casa compartió las inferiores con los jugadores que después formarían, ya en primera división, el histórico equipo de "los carasucias". El marplatense, que debutó profesionalmente el 9 de septiembre de 1962 en la victoria por 3 a 2 ante Ferro, fue compañero de jóvenes cuervos históricos como Narciso Doval, Fernando Areán, Roberto Telch, Ignacio Santamaría y Héctor "el bambino" Veira, todos "pibes del club" que desparramaron su talento en las canchas del país y que quedaron para siempre en el recuerdo de aquellos que los vieron jugar.
El propio Casa contó en más de una ocasión que amaba gambetear, e incluso era autocrítico cuando reconocía que "debería haber largado más la pelota". El tema es que cuando él pasaba los rivales como si fuesen conos, el estruendo bajaba de la popular y el público enloquecía con sus amagues. "A mí me gustaba la hinchada, entonces hacía lo que le gustaba a la hinchada", sintetizó el propio jugador en una entrevista. Héctor "el bambino" Veira contó que "a veces me daba vergüenza gritar un gol mío porque él se pasaba a cuatro o cinco tipos, los dejaba tirados y me la dejaba servida".
A dos años de debutar como profesional, y uno antes de que le cortaran el brazo, Casa fue citado a la selección Argentina por el entrenador José María Minella, que también era marplatense (el estadio mundialista de Mar del Plata lleva su nombre). Casa, que habitualmente se desempeñaba como extremo izquierdo, integró el plantel albiceleste que se consagró campeón invicto de la Copa de las Naciones disputada en Brasil, donde Argentina incluso le ganó al equipo local, que tenía entre sus filas nada más y nada menos que a Pelé, y ya había conquistado los mundiales de 1958 y 1962.
Luego de sufrir el accidente que casi le costó la vida, Casa retomó la actividad profesional más rápido de lo esperado. A sólo un mes de que le ametrallaran el brazo, el marplatense ya entrenaba con sus compañeros azulgranas. El 25 de mayo de 1965, por la novena fecha del campeonato, San Lorenzo cayó por 2 a 0 ante Banfield, pero los flashes apuntaron hacia el delantero, que en aquella jornada se convirtió en el primer futbolista en disputar un partido oficial con un brazo menos.
Según cuentan los que vieron aquel partido, Casa fue de los mejores de su equipo. De hecho, la revista El Gráfico describió: “Fue el Casa conocido. El de la pirueta intrascendente o el de la apilada genial. Sufrió las consecuencias de integrar un equipo derrotado. Sin moral. Donde acaso –paradójicamente- era la excepción. Por entereza. Por ganas. Por amor propio”.
Ocho meses después de que le amputaran el brazo, el 12 de diciembre de 1965, San Lorenzo y Boca se enfrentaron en el Viejo Gasómetro. El "Xeneize" ganaba por un gol, pero Casa empató el partido luego de un centro cruzado. Antonio Roma y Carmelo Simeone, arquero y defensor de Boca, vieron algo raro en la jugada y salieron disparados para reclamarle al árbitro del partido, asegurando que el gol no había sido con la cabeza. “Señor, ¿cómo va a ser mano? ¡Si soy manco!”, le dijo Casa al referí, que en medio de una disyuntiva que jamás imaginó, decidió convalidar la acción y dar como lícito el gol de "ciclón".
Cuando termino el partido, Casa llegó al vestuario y, entre risas, le reconoció a sus compañeros que le había "dado un cortito" a la pelota con su muñón.
"Te voy a matar, lisiado", lo amenazaba el defensor Roberto Perfumo, cansado de que el jugador de San Lorenzo lo gambeteara una y otra vez. Tras varios partidos en los que jugó con una simple venda, Casa jugó con un un brazo ortopédico, y en 1966, el azulgrana lo cedió a préstamo a Platense. En 1969, el marplatense viajó a Estados Unidos y jugó en Washington Whips y Washington Darts, donde se convirtió en el jugador mejor pago de la liga americana.
En 1971 regresó al país y disputó una serie de encuentros en Quilmes, donde finalmente se retiró de la actividad profesional. Luego de colgar los botines, "el manco" Casa regresó a la ciudad que lo vio nacer y trabajó en el Casino de Mar del Plata. El 6 de junio de 2013 murió por un paro cardíaco.