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Stanovnik: Nuestra patria está enferma de tanto enfrentamiento estéril

El arzobispo correntino, Andrés Stanovnik, dio un claro mensaje en su homilía de inauguración del Sínodo sobre la Sinodalidad. El Prelado abogó por terminar con "las divisiones que generan cada vez más pobreza, desesperanza y exclusión" en el país.

Ayer, todas las diócesis del mundo se unieron al Sínodo sobre la Sinodalidad, que el Papa Francisco inauguró el pasado fin de semana.

En Corrientes, el arzobispo Andrés Stanovnik, durante su homilía, se explayó acerca de esta etapa que inició la Iglesia: "La palabra sínodo quiere decir ‘caminar juntos’ y sinodalidad expresa la nota distintiva de una Iglesia que se comprende a sí misma como experiencia de comunión, participación y misión".

Además, el Prelado reflexionó acerca del presente sociopolítico del país e instó a la reflexión, el diálogo y la mancomunión, para contrarrestar estos tiempos de "grietas", polémicas electoralistas y de tanta asimetría en la sociedad.

A párrafos seguidos, segmentos destacados de la homilía de Monseñor Andrés (...)

Es una gracia enorme para nuestra Iglesia y para todo nuestro pueblo que podamos orar, reflexionar y compartir sobre este imperativo de ser una Iglesia que anhela profundizar su camino de unidad y de misión.

Digamos, aunque sea brevemente, una palabra sobre qué es un sínodo. Se trata de un sínodo de obispos convocados por el Papa, a los cuales les da el encargo de tratar un tema que el Santo Padre considera de suma importancia para el tiempo que nos toca vivir. En este caso, se trata de la convocatoria a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se llevará a cabo en el mes de octubre del 2023, sobre el tema: "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión".

Entonces, a partir de hoy y hasta la fecha del Sínodo, corre el tiempo de preparación en el que todo el Pueblo de Dios se pondrá a la escucha, al diálogo y a la reflexión sobre los diversos y múltiples aspectos que implica ser una Iglesia sinodal.

Es decir, una comunidad que decide a cada paso caminar juntos, todos discípulos a la escucha de lo que Dios quiere decirnos hoy, y dispuestos a ser misioneros de lo que hemos "visto y oído" (Hch 4,20). Ya cercanos en el tiempo de la realización de la asamblea sinodal, los obispos que participen en la misma, tendrán no sólo el resultado de la escucha del Pueblo de Dios, sino también ellos mismos la experiencia de haber caminado junto a sus comunidades, para recoger todo, dialogarlo sinodalmente, y devolverlo luego al Pueblo de Dios como orientaciones para afianzar el camino evangélico de seguir caminando todos juntos.

"Caminar Juntos"

Durante la preparación al Sínodo, y a la luz de esta Palabra, nos vamos a preguntar cómo se realiza hoy entre nosotros ese "caminar juntos", que nos impulsa a vivir la comunión en nuestras comunidades y luego anunciar el Evangelio; y qué pasos tenemos que dar aún para crecer como Iglesia sinodal, es decir como Iglesia que desea dar testimonio creíble de verdadera comunión y participación.

Tenemos una tarea enorme y apasionante: convertir nuestra vida más al Evangelio, de tal manera que nuestras comunidades sean verdaderos lugares de acogida, donde haya lugar para todos y donde nadie se sienta excluido. Hace mucho tiempo que nuestra patria grita de dolor porque está enferma de tanto enfrentamiento estéril, alentado por las divisiones que generan cada vez más pobreza, desesperanza y exclusión.

Lamentablemente, parece que nos estamos alejando cada vez más de cuidar en serio la vida, en todas sus maravillosas expresiones, y absolutamente sin ninguna excepción, para lo cual la familia es la escuela básica de la vida y la convivencia, de la alegría de vivir y de la buena noticia del amor humano, de la paz y del desarrollo integral, fundamental e imprescindible para toda comunidad humana que quiera progresar, tanto en su aspecto material como espiritual.

Recuperemos las raíces de nuestra fe, expresadas en la Cruz de los Milagros y en la profunda devoción que profesa nuestro pueblo a la Tierna Madre de Itatí. En estos dos signos encontramos la clave para aprender a caminar juntos y poner de parte nuestra, en lo que nos corresponde como cristianos, la esperanza de que es posible realizar el sueño de una patria de hermanos y hermanas.

Ese anhelo se realiza en el compromiso sencillo y cotidiano de ser honesto, paciente, respetuoso, sensible al que la está pasando mal y cuidadoso de los espacios que compartimos. Renovar la disposición a "caminar juntos" es la única opción que tenemos para no hacernos daño unos a otros y, a la vez, preservar y mejorar el lugar que habitamos. Encomendamos el inicio de este camino sinodal a San José, patrono de la Iglesia y a nuestra Tierna Madre de Itatí. Amén. (...)

ARZOBISPO DE CORRIENTES MENSAJE ANDRÉS STANOVNIK

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