El arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, presidió ayer una misa de acción de gracias por el Día del Niño por Nacer, en la que pidió que la vida humana sea protegida “como un don” ya que “un pueblo que descuida la vida de los más desamparados no tiene futuro”. La celebración litúrgica se dio en el Monasterio de las Hermanas Clarisas, para festejar también que sor María de Jesús cumplió 25 años de vida religiosa.
Durante su homilía, Stanovnik afirmó que “si la vida humana no se acoge como un don, se la convierte en una cosa disponible para ser usada y comercializada, o descartada”. “Entonces, el primero que pierde es el ser humano más débil e indefenso, como es el niño por nacer y, en consecuencia, también la madre que lo concibió y el padre que lo engendró y se desentendió de él”, prosiguió.
Señaló que, en cambio, “cuando la vida humana es acogida siempre, independientemente de cómo vino al mundo, y se asiste a la madre y al niño como corresponde, todos ganan en humanidad”. “No olvidemos que un pueblo capaz de cuidar la vida también sabe cómo acompañarla, cuidarla y celebrarla. En cambio, un pueblo que descuida la vida de los más desamparados, no tiene futuro”, sentenció.
El arzobispo también se refirió al aniversario jubilar de la hermana María de Jesús, destacando que este acontecimiento, al igual que los otros mencionados, “nos orientan hacia Jesús”.