La ciudad de Corrientes celebró este martes a a su patrona jurada, Nuestra Señora de la Merced, con una emotiva misa y procesión por las calles del centro. El arzobispo Andrés Stanovnik pronunció una homilía que destacó la importancia de la memoria y la identidad en la construcción de una sociedad más justa y fraterna. También, aprovechó la oportunidad para reiterar el pedido para la aparición de Loan.
«La persona o el pueblo que olvida de dónde viene, tampoco sabe adónde va y así se convierte en presa fácil de los que manipulan las identidades débiles para que respondan a sus propios intereses», expresó el arzobispo.
Respecto al caso Loan, el arzobispo dijo: «A ella (la Virgen de la Merced), redentora de cautivos, le confiamos el cuidado de esa criatura, y al mismo tiempo, le suplicamos por aquellos que tienen la responsabilidad de ‘rescatar a los cautivos’; que no teman enfrentar la verdad que nos hace más libres a todos y, en consecuencia, más capaces de construir juntos un pueblo de hermanos, libre de captores y de cautivos», dijo.
El arzobispo también resaltó la importancia de la oración y la solidaridad en momentos de desolación y angustia. «La oración nos hace familiares, cercanos, amigos de Jesús. Por eso fue muy oportuno que durante la novena hayan profundizado sobre la oración por excelencia: el Padrenuestro, con el lema ‘Señor, enséñanos a orar'», expresó.
«Merced significa gracia, misericordia, don, libertad, gesto de amor, de solidaridad. La Madre de Dios es madre de la merced, madre que nos dio a Jesús, él es, como ya dijimos, la Merced con mayúscula», destacó Stanovnik.
L»Con un corazón profundamente agradecido a Dios, reconocemos que, en medio de muchas dificultades que estamos atravesando, hay mujeres, varones, jóvenes y adultos, asociaciones y grupos, que, sin distinción de credos y opciones políticas, trabajan con una entrega verdaderamente heroica, para auxiliar a los más necesitados. Ellos son, entre nosotros, la presencia consoladora de Nuestra Señora de la Merced», expresó el arzobispo.
«Nos confiamos a ella, para que nos lleve a un encuentro cada vez más personal con su hijo Jesús, sostenga nuestra esperanza y nos enseñe a crear espacios amigables y fraternos en nuestra ciudad», concluyó el arzobispo Stanovnik.