Las últimas tres noches de la 31ª Fiesta del Chamamé fueron sin dudas las más convocantes y emotivas, pero también las más riesgosas en el actual contexto de pandemia. La inmensa mayoría del público incumplió los protocolos sanitarios, en un anfiteatro Cocomarola que lució al tope de su capacidad pese al aforo reducido que se había anunciado.

La máxima fiesta mundial de la música litoraleña fue el atractivo principal de la ciudad de Corrientes desde el viernes y hasta ayer, tanto para vecinos como para turistas. Una destacada grilla de artistas, que incluyó a Antonio Tarragó Ros, Los Alonsitos, Mario Bofill, Los de Imaguaré y Soledad, potenció el último fin de semana del evento hasta el punto de darle un marco que nada tuvo que envidiarle al de la edición de 2020, cuando aún no había pandemia.

El público que asistió al Cocomarola, en su gran mayoría, demostró no tenerle miedo al virus, obviando los sucesivos récords de contagios y muertes informados en los últimos días a escala local. Esto en el marco de la tercera ola provocada por la variante Ómicron, caracterizada por ser mucho más contagiosa que las anteriores mutaciones del coronavirus.

Dentro del predio era difícil encontrar rostros con barbijos, pese a la obligatoriedad de usarlos en actividades que convoquen más de 10 personas, tanto al aire libre como en espacios cerrados.

Más difícil aún fue que se respete la distancia social, algo que hubiese sido posible si se cumplía con el aforo reducido al 50 por ciento que había sido anunciado para esta edición de la fiesta. Pero eso no sucedió, especialmente en el último fin de semana, cuando el anfiteatro estuvo al tope de su capacidad, que oficialmente es de 12.000 personas.

ACCESOS

Lo que sí se cumplió, dentro de lo posible y a pesar de las quejas de algunos asistentes por las largas filas en los accesos, fue el pedido del pase sanitario y el control de que las personas que ingresaron no estén en aislamiento por tener Covid-19.

En cada noche, varias personas fueron rechazadas en las puertas del coliseo correntino por no poder certificar el esquema de vacunación completo o por estar incluidas dentro del sistema que monitorea los aislamientos en la provincia, algo que era verificado con el número de DNI.

Incluso, varios contagiados intentaron entrar sin importarles la posibilidad de ser denunciados penalmente por atentar contra la salud pública, querellas que el Gobierno provincial anunció el jueves que impulsará.

Pero por fuera de esta barrera de control quedaron todos aquellos positivos que no se testearon luego de que la Provincia modificara los criterios para hisopar a personas con síntomas y contactos estrechos.

Ahora, sólo queda esperar algunos días para saber si la falta de cuidados y la masiva concurrencia en la máxima fiesta correntina impactarán en la cifra de casos, internados y fallecidos.