Internacionales

Tiempo de adviento del mesías Trump

Las tropas rusas mantienen la iniciativa. En el óblast de Kursk, síntesis de las hostilidades en el teatro, las tropas ucranianas ahora solo dominan el 30% de los 1.200 km2 que llegaron a ocupar en agosto del año pasado. Malaya Loknya es el objetivo táctico inmediato para el avance de las tropas rusas. Éstas, por el oeste de esa población, han alcanzado Leonidovo, a solo 4km de distancia. Y, por el norte, en un frente de alrededor de 6 km, entre Pogrebki y Naydenov, también progresan hacia Malaya Loknya por el eje de la autopista Lgov-Sudzha. Pero parece difícil que puedan completar la limpieza de todo su territorio antes de 20 de enero, fecha del relevo presidencial en Washington. Incluso, no sería descartable alguna   acción ofensiva a la desesperada de Kiev , bien en Kursk o bien en los oblasts de Briansk o Belgorod, para simular capacidad de contención de las tropas rusas. No pocos esperan que la llegada de Trump a la Casa Blanca sirva para arreglar todos los problemas del mundo . En clave de adviento, podría decirse que este mesías, incluso antes de reposar en el portal de la Casa Blanca, ya ha llegado. Él está marcando la agenda política mundial voceando ahora lo que, probablemente, no pueda berrear más tarde. La buena nueva de este histriónico hombre de negocios se concreta en un juicio de intenciones que, en lo económico, amenaza con una dura subida arancelaria multipolar. Y, en lo geopolítico-estratégico, se focaliza sobre un área triangular de interés inmediato, con vértices en Alaska, Groenlandia y el Canal de Panamá. O, si se quiere, una suerte de gota de agua invertida que, como base filosófica del «America first», incluye los espacios de EE. UU., Canadá, México, Groenlandia y Panamá. La pretendida y ambiciosa adhesión de Canadá convertiría a EE.UU. en el país más extenso de la Tierra (cerca de 20 millones de km2) y, posiblemente, alejaría más al Reino Unido de Europa, convirtiendo el Atlántico Norte en un mar anglosajón. No es algo inédito recordando el intento frustrado de convertir Canadá en estado estadounidense durante la guerra anglo-norteamericana de 1812. En fin, lo de Canadá parece una fantasmada trumpista que no tendrá recorrido mayor. Lo de México, país de paso de inmigración clandestina , así como de tránsito y producción de drogas tampoco tiene excesivo cuerpo. Bien que parezca evidente la voluntad de Trump de vigorizar una monitorización prioritaria y permanente sobre ambos vecinos.Noticia Relacionada análisis táctico del general (R) estandar Si 2025, año para la esperanza Pedro Pitarch El \'America first\' de Donald Trump necesita de una cierta estabilidad globalLa pretensión de comprar Groenlandia , territorio constituyente del reino de Dinamarca, sugiere el propósito de blindarla con el caparazón defensivo estadounidense. Quizás Trump ambicione convertir esa enorme isla, pegada a la costa canadiense y a solo dos horas de vuelo de EE.UU., en un espacio hostil para el movimiento de sus rivales y potenciales grandes enemigos, China y Rusia, mediante el control de las rutas comerciales árticas, que resultan paulatinamente más accesibles por mor del cambio climático. Todo ello, sin olvidar que también se trata de un territorio rico en gas, petróleo y materias primas. No es descartable una rápida potenciación de la presencia militar norteamericana en Groenlandia que, por ahora, se concreta en la base aeronaval y espacial de Pituffik, en el noroeste de la isla. Finalmente, la fijación sobre Panamá recalca la enorme importancia geoestratégica del Canal para trasvases navales interoceánicos, así como la economía y el comercio occidentales. Gigantesca vía en la que sus entradas/salidas, el puerto de Colón en el Atlántico y el de Balboa en el Pacífico, son gestionados por un holding chino radicado en Hong Kong. Nuestro mundo va destapándose tripolar: EE.UU., China y Rusia. Cosmos en el que las relaciones «intraotánicas» podrían deteriorarse al compás de una progresiva pérdida de fuelle del sueño europeo que fue concebido por sociedades que temían el pasado y que, ahora, temen el futuro. Sueño del que podríamos despertar sin haber consolidado la UE ni política, ni militar, ni económicamente. Europa debería pensar seriamente en defenderse por sí sola. Pero aumentar el gasto en defensa hasta el imponente 5% del PIB, que vocea Trump, sería saltar acrobáticamente desde un globalismo \'wokista\' a un militarismo económico. Entrañaría sacrificar parte del estado de bienestar europeo. Todo parece insinuar una próxima cumbre Trump-Putin.

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