La Confederación General de Trabajadores (CGT) le puso un freno al Gobierno, que este lunes había dejado correr la versión del primer encuentro entre la central obrera, empresarios del G6 y funcionarios del gabinete, supuestamente pactado para este martes en Casa Rosada.

Sin embargo, desde la organización desmintieron esta versión y pusieron «condiciones» antes de verse las caras; entre ellas, avanzar en temas pendientes como reglamentar la norma antibloqueos.

Más temprano, había trascendido que la reunión sería el martes a las 17, en Balcarce 50. De parte del Gobierno, la versión que hicieron trascender desde Casa Rosada indicaba que del encuentro participarían el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el vicejefe Lisandro de Catalán, y el asesor Santiago Caputo.

Si bien hubo reuniones previas entre los protagonistas, lejos estuvieron los cónclaves de cristalizar acuerdos. Se trató más de que la central obrera «escuchara» lo que el Ejecutivo tenía para proponerle, lo que se entendió para la mayoría de sectores sociales como una especie de acercamiento e incluso traición a las consignas básicas que dice representar.

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Aún así, pese a estar en las antípodas de pensamiento con el oficialismo, la CGT descartó en los últimos tiempos la realización de nuevas medidas de fuerza a pesar del ajuste llevado a cabo por el gobierno de Milei.

Estas señales de «prudencia» llevaron a que Pablo Moyano, líder de Camioneros y ex integrante de la cúpula, renunciara por diferencias internas sobre cómo manejar la relación con el oficialismo, entendiendo que el contexto socio-económico requiere otro tipo de presencia, con fortaleza en las calles y defendiendo a la clase trabajadora, tan castigada por el ‘Plan Motosierra’ libertario.