En tiempos pasados, cuando hablar del conservadurismo en Corrientes era mala palabra, los entonces pragmáticos señores y señoras defensores de la nueva política se encargaron de defenestrar a históricos apellidos con el remanido concepto de “familias enquistadas en el poder político”.
Pasaron los años, y quienes impulsaban nuevos bríos se convirtieron en celosos custodios de espacios reducidos de poder, dentro de los cuáles conviven amigos, parientes y amigos de los parientes, con la finalidad imperiosa e irrefutable de sostenerse como sea y a costa de lo que sea.
Entonces, algunos apellidos ilustres mutaron por otros… y la historia empieza a repetirse con nuevos protagonistas.
Hijos, sobrinos, cuñados, hermanos… todo vale en la carrera por establecer fuentes de trabajo con rápida salida laboral… a costa de la política.
Hay algunos que hasta amenazaron con dar portazos si sus congéneres no ocupaban lugares “salibles”, y a otros se les impidió candidatearse porque “ya era una vergüenza seguir dando lugares a los parientes”.
Un exhaustivo y obligado análisis de las cosas nos debería llevar a la conclusión de que nada de esto está previsto dentro de la tan golpeada militancia. Es que en uno y otro sector de los frentes que monopolizarán el proceso electoral de 2017 los jóvenes militantes están molestos y cansados de tantos “sapos tragados”
Para ser claros: ya no aceptan ser los instrumentos de campaña en épocas preelectorales para después verse relegados por señoritos y señoritas que tienen por mayor virtud “ser el pariente de…”