Después de esquivar tres veces su citación a declaración indagatoria por el espionaje a familiares de las víctimas del ARA San Juan, Macri se presentó en el Juzgado de Dolores. Fue un encuentro tenso con el juez Martín Bava. La única defensa del expresidente consistió en acusar al magistrado de intentar procesarlo como parte de la campaña electoral. Antes de ingresar al juzgado, Macri protagonizó un escándalo al sacarle el micrófono a un periodista y tirarlo al piso. Tras salir del juzgado, se fue a jugar a un club de golf.
No hubo secretos de Estado para relevar ni explicaciones para dar por parte de Mauricio Macri, que finalmente --después de tres intentos fallidos anteriores-- se sentó ante el juez Martín Bava en la indagatoria por el espionaje a los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que se hundió durante su gobierno. La única defensa de Macri fue acusar a Bava de buscar procesarlo antes del 14 de noviembre, atando la suerte del expediente sobre el accionar de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) con el calendario electoral. Macri reeditó una convocatoria aún más mermada que la anterior pero signada por el escándalo de haber tirado el micrófono de un cronista del canal C5N --la señal cuyos dueños lo denunciaron por hostigamiento--. No hubo palabras de empatía hacia los familiares ni las víctimas del hundimiento del submarino. Macri salió presuroso del Juzgado Federal de Dolores hacia el golf club de esa ciudad, donde aprovechó para ejercitarse antes de subirse a un helicóptero.
Pasadas las 11 de la mañana, la defensa de Macri --que encabeza Pablo Lanusse-- se comunicó con el juzgado. Querían avisar que Macri llegaría unos minutos más tarde a la cita con el juez que el 1 de octubre lo llamó a indagatoria. El retraso no fue un obstáculo para que Macri hiciera una parada anterior. Se bajó de la camioneta en la Municipalidad de Dolores --a dos cuadras de la oficina de Bava-- para reunirse con un puñado de dirigentes del PRO que había ido para acompañarlo, con la notable ausencia de los principales candidatos para las elecciones. Allí, fue cuando manoteó el micrófono del periodista Nicolás Munafó y, después se encaminó hacia el juzgado, donde lo esperaban Bava y el fiscal Juan Pablo Curi.
El encuentro entre Bava y Macri fue tenso. Más tenso que el del jueves pasado, cuando no se pudo hacer la indagatoria porque la defensa de Macri advirtió que no estaba relevado del secreto de cuestiones de Estado. Para Macri era esencial para declarar. El juez lo pidió y Alberto Fernández lo autorizó. Pero ayer Macri no dijo nada que pudiera servir para entender qué hizo la AFI entre diciembre de 2017 y finales de 2018 con los familiares de los 44 submarinistas.
Antes de dejar el juzgado, Macri entregó un escrito al juez en el que muestra cuáles son las opciones que baraja para la causa. El expresidente quiere llevar el caso a Comodoro Py. En el escrito, le anunció a Bava que ya planteó la inhibitoria en los tribunales de Retiro para que le reclamen la causa. Según lo que pudo reconstruir Página/12, el pedido se hizo días atrás ante el juez federal Ariel Lijo, quien pidió opinión al fiscal Franco Picardi. Picardi dijo el 25 de octubre pasado que había que esperar a que resolvieran Bava y la Cámara Federal de Mar del Plata. Es improbable que Lijo mueva alguna ficha antes de que lo haga la Cámara, que no solo tiene planteos por la competencia de las causas de espionaje que tramitan en Dolores, sino que también debe resolver la recusación de Macri contra Bava. El tribunal marplatense recién se abocará a esa discusión después del viernes 12 de noviembre. En la presentación, Macri le dijo a Bava que no descarta plantear la nulidad de la causa.
El líder del PRO no se deshizo en explicaciones en el escrito que presentó ante Bava. Por el contrario, su principal defensa fue un ataque al juez. “Como presidente de la Nación jamás espié ni ordené espiar a nadie, y tampoco tuve carpetas de transcripciones de escuchas ilícitas de espionaje ilegal sobre ciudadanos”, puede leerse en la presentación que Macri hizo en Dolores.
Un nuevo cara a cara
Macri llegó pasado el mediodía al juzgado de la calle Buenos Aires, de Dolores. Fue caminando con un grupo de dirigentes del PRO, quienes lo habían estado esperando en la municipalidad junto con Hernán Lombardi, el alma pater de la convocatoria. El núcleo de personas era bastante reducido. Macri llegó junto con su exvicepresidenta Gabriela Michetti a la puerta del juzgado. Afuera, un grupo de mujeres cantaba el Himno Nacional. Cuando se cansaban, pasaban la versión de Jairo de “Venceremos''. Ésa fue la banda de sonido con la que Bava y Macri se encontraron en el primer piso del edificio.
Bava estaba serio; Macri tenía gesto ofuscado. No hubo comentarios de ocasión ni mucho menos. Cuando el juez le preguntó si iba a declarar, el expresidente le enrostró a Bava que debió haber suspendido la audiencia porque él lo recusó y aún no se expidió la Cámara. “Pero queda claro que usted está muy apurado para procesarme antes del 14. Con lo cual yo no le quiero demorar más el tiempo. Voy a consignar un escrito, no voy a contestar preguntas, así usted puede seguir con las formalidades”, le dijo con sorna Macri.
-- ¿Quiere responder preguntas del señor fiscal? --preguntó Bava.
-- No, ninguna-- lo cortó Macri.
-- ¿Quiere leer el escrito que presenta o hacer alguna aclaración? --consultó Bava.
-- No, no quiero demorarlo… a ver si no llega antes del 14 --cerró Macri, cuyo hilo argumental es que la causa está vinculada al calendario electoral.
El expresidente y Lanusse no estuvieron más de 40 minutos en el juzgado. El fiscal Juan Pablo Curi no llegó a abrir la boca. Bava ahora tiene diez días para decidir si tiene elementos suficientes para procesar a Macri, pero nada le impide dictar su resolución antes o después.
Compuertas del pasado
Macri no lo dijo directamente pero sugirió medidas para indicar que la AFI, si espió a los familiares del ARA San Juan, lo hizo como parte de las tareas de colaboración con la Casa Militar, que vela por la seguridad del presidente. La explicación ya fue dada en el expediente y fue desestimada por el juez Bava. Entre las medidas que reclama Macri están algunas que ya había pedido el fiscal Curi, y que ya había rechazado Bava: llamar como testigos a los directores de la Casa Militar y a los de la AFI desde el año 2000. Es probable que los espías terminen saliendo en socorro de sus sucesores si los convocan. En esa línea, Macri le apuntó a la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, quien lo denunció por el espionaje a los familiares del ARA San Juan. Ahora, Macri quiere que Caamaño cuente cómo se halló la documentación.
Además, Macri pidió que se les tome declaración a la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, al exministro de Defensa Oscar Aguad, al diputado e integrante de la Comisión Bicameral de Inteligencia Cristian Ritondo, al exsecretario general de la Presidencia Fernando de Andreis --de quien dependía la Casa Militar--, al exjefe de la custodia presidencial y a los exjefes de la Casa Militar durante su gobierno.
“Si el juez no hace lugar a las medidas, quedará en evidencia que estaba apurado por resolver”, le dijo Lanusse a este diario mientras se retiraba del juzgado. Macri ya se había ido rumbo al Golf Club.