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Todos los japoneses podrían apellidarse Sato para el año 2531, según un estudio. Pero antes tendrían que casarse

(CNN) -- En Japón, todo el mundo podría tener algún día el mismo apellido a menos que cambien las restrictivas leyes matrimoniales, según un nuevo estudio. Pero la menguante tasa de matrimonios del país podría frenar esa tendencia, y el rápido descenso de la población podría dejarla totalmente obsoleta.

A diferencia de la mayoría de las principales economías del mundo, que han suprimido la tradición, Japón sigue exigiendo legalmente que las parejas casadas compartan el mismo apellido. Normalmente, las esposas adoptan el apellido del marido, y los matrimonios entre personas del mismo sexo siguen sin ser legales en Japón.

Ahora se está gestando un movimiento para cambiar las normas sobre los apellidos, liderado por los defensores de los derechos de la mujer y por quienes intentan preservar la diversidad de los apellidos japoneses en una nación en la que cada vez son más comunes un puñado de nombres.

Si las normas se mantienen, todos los japoneses podrían tener el apellido Sato en el año 2531, según Hiroshi Yoshida, economista de la Universidad Tohoku de Sendai, que dirigió el estudio.
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Según Myoji Yurai, una empresa que rastrea los más de 300.000 apellidos de Japón, Sato es actualmente el más común, seguido de Suzuki. Takahashi ocupa el tercer lugar. Alrededor de 1,8 millones de personas de los 125 millones de habitantes de Japón tienen el apellido Sato, dice Myoji Yurai en su sitio web.

Yoshida —cuyo apellido ocupa el undécimo lugar entre los más comunes— recibió el encargo del "Think Name Project", un grupo que exige cambios legales que permitan a las parejas conservar sus dos apellidos.

El profesor, que dio a conocer su último estudio este lunes, admitió que su proyección solo se mantendría si el país pudiera superar lo que ya es una de sus crisis más acuciantes: una tasa de matrimonios cada vez más baja.

El número de matrimonios en Japón descendió casi un 6% en 2023 con respecto al año anterior, situándose por debajo de los 500.000 por primera vez en 90 años, mientras que los divorcios aumentaron un 2,6% el año pasado, según cifras oficiales.

Yoshida declaró a CNN que "si mucha menos gente de lo esperado se casa, existe la posibilidad de que este cálculo sea diferente".

Yoshida también señaló en su estudio que la población de Japón podría reducirse masivamente durante el próximo milenio, debido al descenso de su tasa de natalidad.

"La posibilidad de que la raza japonesa se extinga es alta", afirmó en su informe.
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Según cifras del gobierno publicadas el año pasado, la proporción de ancianos japoneses, definidos como mayores de 65 años, está en máximos históricos, con un 29,1% de la población, la tasa más alta del mundo.

La población japonesa no ha dejado de disminuir desde el boom económico de los años 80, con una tasa de fertilidad del 1,3, muy por debajo del 2,1 necesario para mantener una población estable en ausencia de inmigración. Las defunciones superan a los nacimientos en Japón desde hace más de una década, lo que plantea un problema cada vez mayor a los dirigentes de la cuarta economía mundial.

En enero del año pasado, el primer ministro, Fumio Kishida, lanzó una advertencia funesta sobre la crisis demográfica, afirmando que el país estaba "al borde de no poder mantener las funciones sociales" debido al descenso de la natalidad.

En gran parte de Asia Oriental, los nombres de las personas suelen ser menos diversos que en los países occidentales. Por ejemplo, según cifras gubernamentales de 2020, alrededor del 30% de los habitantes de China se llaman Wang, Li, Zhang, Liu o Chen. Y la inmensa mayoría de la población —casi el 86%— comparte apenas 100 apellidos.

La extinción de nombres es también un fenómeno natural denominado proceso de Galton-Watson, que postula que en las sociedades patrilineales los apellidos se pierden o extinguen con el tiempo con cada nueva generación, a medida que las mujeres adoptan los apellidos de sus maridos.

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