os tiempos políticos imperantes nos impone una agenda que hace olvidar cuestiones importantes, trascendentales, de interés general.
Y está en nosotros, desde los medios, el advertir esas cosas que no pueden quedar de lado por la sencilla razón de instalar un modo de vida adecuado y definido.
En los últimos tiempos comenzó a instalarse la moda de filmar peleas entre jóvenes (sobre todo chicas) y hacerlas difundir en las redes sociales, provocando un nuevo escenario de división del público entre aquellos que consideran que esos materiales deben mostrarse para que sirva de metodología para pasar vergüenza, y los otros que opinan lo contrario en el pensamiento que promocionándoles se les otorga identidad y protagonismo.
Sin tomar partida por uno u otro bando, está claro que la problemática debería ser tomada responsablemente y amerita un análisis profesional entre los adultos para poner un fin a la tan patética moda.
En principio, todos somos responsables: los que se trenzan a golpes, los que filman, los que difunden y los que miran o leen esas noticias. Porque el dato periodístico es concreto en éste último punto: difundir una de estas peleas en un portal de internet garantiza la inmediata atención de cientos de miles de usuarios.
Entonces ¿Quién puede mirar para el costado?...
Los hechos parecen agravarse más, y las cosas no terminan en inocentes amenazas entre adolescentes, y en la mayoría de los casos aparecen chicos y chicas muy golpeados/as, con la consabida posibilidad de terminar con algún problema serio.
¿Y que hacemos?. Nada… seguimos mostrando.
Mostrando los medios… y quedándose en la tranquilidad de la indecisión quienes deben poner un coto en esto, empezando desde la casa misma, pero con la responsabilidad absoluta de las autoridades escolares (cuando de peleas entre estudiantes se trata). No debemos permitir el facilismo del “se pelearon afuera… no podemos hacer nada”, pero tampoco esto implica llenarle de nueva responsabilidad al pobre docente que no tiene los elementos para combatir este drama instalado.
El tema impone una advertencia social. Por más que estemos mirando para otro lado.