La administración de Donald Trump se prepara para revocar en abril el estatus de inmigrante temporal de unos 240.000 ucranianos que huyeron de la invasión rusa desde 2022, según un alto funcionario del gobierno estadounidense.La medida se inscribe en la creciente presión de la Casa Blanca sobre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski para que acepte un acuerdo de alto el fuego con Rusia, un pacto que Washington quiere imponer y al que Kiev se resiste.La revocación retiraría a los asilados del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), un programa que otorga permisos de residencia y trabajo temporales a ciudadanos de países afectados por conflictos armados, desastres naturales u otras crisis que hacen que su retorno sea inseguro.Un plan más amplioEl TPS no es un camino hacia la residencia permanente ni la ciudadanía, pero permite a sus beneficiarios vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos mientras su país de origen permanezca en la lista de designaciones, que la administración revisa periódicamente para renovarla, ampliarla o cancelarla.Esta decisión forma parte de un plan más amplio de Trump para desmantelar los programas de protección humanitaria implementados por la administración de Joe Biden, que beneficiaron a más de 1,8 millones de migrantes, incluidos cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos.La semana pasada, Trump y Zelenski discutieron en el Despacho Oval, y desde entonces la Casa Blanca ha ido restringiendo las ayudas. Primero, suspendió el envío de asistencia militar; después, dejó de compartir inteligencia con los socios ucranianos, un elemento clave para su defensa en el campo de batalla.Zelenski se resiste a firmar un cese de hostilidades porque implicaría congelar las líneas de frente y ceder a Vladímir Putin territorio ya ocupado.Las consecuencias son inmediatas: sin el permiso concedido por el TPS, decenas de miles de ucranianos podrían enfrentarse inmediatamente procesos de deportación acelerada, dejándolos en una situación de incertidumbre total.Joe Biden autorizó ese amparo para los ucranianos tras la invasión rusa, que provocó un éxodo de familias, sobre todo mujeres y niños. Muchos se desplazaron dentro de Europa, pero esos 240.000 fueron bienvenidos en Estados Unidos.