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Trump, el amigo de Abascal y Mohamed VI que amenaza el papel de Sánchez en Europa

El Donald Trump que volverá a la Casa Blanca en enero de 2025 no es exactamente el mismo que llegó por primera vez a la presidencia de los Estados Unidos en enero de 2017. No lo es en muchos aspectos, tampoco en lo que se refiere a España y a sus principales actores políticos. Hace ocho años Trump inició un mandato único en el que cohabitó brevemente con dos presidentes del Gobierno español: Mariano Rajoy, casi hasta la mitad del mismo, y luego Pedro Sánchez a partir de la mitad de 2018. Cuando se produjo la primera victoria electoral de Trump, un noviembre de hace ocho años frente a Hillary Clinton, Vox era un partido marginal y extraparlamentario en nuestro país, mientras que ahora es la tercera fuerza política en las Cortes y tiene representación en prácticamente todo el territorio nacional. Por el camino el líder de la formación derechista, Santiago Abascal , ha consolidado una importante relación con el próximo comandante en jefe de la primera potencia democrática del mundo, por el que apostó fuerte cuando más dividido estaba el Partido Republicano en torno a su figura. Una apuesta que le convierte ahora en el correligionario político en España de uno de los principales líderes mundiales, como él mismo no tardó en presumir en las redes, publicando sendas fotografías junto a Trump y junto a su vicepresidente \'in péctore\', J. D. Vance. Una cercanía que no puede mostrar Alberto Núñez Feijóo, quien también felicitó como era de rigor al presidente norteamericano electo.Lo cierto es que las relaciones que tradicionalmente ha mantenido el Partido Popular con los republicanos se acercan más a las de figuras críticas con Trump, como sin ir más lejos el expresidente George W. Bush. Como botón de muestra, basta decir que uno de los invitados estelares del Campus de FAES, la fundación que preside José María Aznar , el pasado septiembre en Madrid fue el que fuera consejero de seguridad de Trump, John Bolton, quien dimitió de manera abrupta y publicó luego un libro sobre su experiencia en la Casa Blanca extraordinariamente crítico con el que fue su jefe.Noticia Relacionada estandar No Santiago Abascal felicita a Trump por su victoria y destaca «el voto hispano»: «Es la hora de los patriotas» ABC El líder de Vox, de los más rápidos en felicitar al posible nuevo presidente de EE.UU.Por todo ello, se da la circunstancia de que Trump -el 47 presidente más que el 45- será el primero de la historia que, a priori, no tiene una relación preferente con ninguno de los dos grandes partidos españoles, el PSOE y el PP. Aunque obviamente las relaciones institucionales pueden fluir por otro lado. El propio Sánchez se aprestó ayer a felicitarle sin ambages en las redes sociales y añadió que «trabajaremos en nuestras relaciones bilaterales estratégicas y en nuestra fuerte alianza trasatlántica». Una relación con Washington que se le vuelve a complicar a Sánchez, quien ya incluso con Joe Biden tardó en estrechar lazos, algo que sólo consiguió a partir de 2021 gracias a los buenos oficios de su desde entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, después del ridículo del paseo de apenas diez segundos en la cumbre de la OTAN en Bruselas aquel año que le terminaría costando el puesto al antiguo jefe de gabinete presidencial, Iván Redondo.Las relaciones estratégicas a las que alude en su mensaje Sánchez tienen, al menos, cuatro puntos débiles reseñables. Uno, la proclividad hacia Marruecos del presidente electo, si bien en relación al vecino del sur el presidente español ha protagonizado uno de los giros copernicanos más reseñables de su mandato, al reconocer por primera vez la soberanía marroquí sobre el Sahara, la antigua colonia española. Otro, la relación con Oriente Próximo, pues Trump es aún mas pro israelí que Biden, frente a un Sánchez que ha abanderado en el seno de la Unión Europea (UE) la condena de la estrategia bélica de Benjamín Netanyahu y el reconocimiento de Palestina como Estado, realizado por España este mismo año junto a otros países comunitarios y del continente. Tercero, la guerra en Ucrania, donde no es ningún secreto ni la posición refractaría al apoyo a Volodímir Zelenski de Trump que tantas críticas le ha granjeado por parte de los demócratas y de distinguidos republicanos (su rival en las primarias, Nikki Haley, era antagónica en este aspecto) ni la beligerancia a favor del presidente ucraniano de Sánchez, quien ha llegado a intervenir en el Parlamento de Kiev y que justo hace un año recibió en la cumbre europea de Granada a Zelenski, con el que se ha entrevistado en varias ocasiones. Y cuarto y último, pero no desde luego menos importante, la OTAN. Sánchez no esconde su devota fe en la Alianza Atlántica, que durante mucho tiempo se especuló que aspiraba a liderar, y la organización de la cumbre anual de la Alianza en 2022 en Madrid está entre los hitos de los que más presume, como queda de manifiesto en el documental \'Moncloa. Cuatro estaciones\' sobre su Presidencia, recientemente emitido por \'El País\'. Trump es escéptico sobre la misma y, más importante aún, será más exigente que su antecesor, Biden, con el cumplimiento de los compromisos con la misma de todos los estados miembros, que como España deben alcanzar el 2% en gasto en defensa, a lo que el Gobierno se ha comprometido de manera gradual, no sin roces con sus socios domésticos, incluidos los de coalición, la pasada legislatura Podemos y ahora Sumar.En definitiva, y por todo o casi todo lo anterior, los días de \'vino y rosas\' con Biden en Madrid, retratados en el documental de marras, parecen pasar ahora a mejor vida. Aunque como en ocasiones anteriores, la relación bilateral con EE.UU. tiene un baluarte fundamental , que no es otro que el Rey Felipe VI, al que la primera victoria de Trump le sorprendió apenas dos años después de llegar al trono. Ya en 2017, en otra de las cumbres OTAN y cuando Trump llevaba apenas meses en la Casa Blanca, se vieron en Bruselas, y el presidente norteamericano, según el relato del citado Bolton, le pidió un mayor compromiso en la inversión en defensa, entonces incluso por debajo del 1% del PIB.

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