Donald Trump refuerza el control sobre estudiantes extranjeros que participaron en protestas propalestinas , algunas de las cuales derivaron en disturbios, en una medida que sus críticos ven como un intento de silenciar voces disidentes. Para la Casa Blanca, sin embargo, es una necesaria medida para poner coto a lo que interpreta como antisemitismo e incitación al odio. Las autoridades migratorias de Estados Unidos detuvieron esta semana a un segundo participante en las protestas propalestinas de la Universidad de Columbia y han revocado la visa de una tercera estudiante, en una muestra del endurecimiento de las políticas migratorias.A las medidas impulsadas por la Administración Trump se suman sanciones disciplinarias en Columbia , donde varios estudiantes que ocuparon el recinto de Hamilton Hall en una protesta propalestina han sido expulsados, suspendidos o han visto sus títulos revocados temporalmente, en un giro que refuerza la presión contra los movimientos estudiantiles críticos con la política de Estados Unidos en Israel y Gaza . Antes, la Administración Trump recortó fondos públicos a Columbia por 400 millones de dólares , una cifra similar en euros. Más de una cuarta parte de los 6.600 millones de dólares en ingresos anuales de Columbia proviene de fuentes públicas federales, según sus informes financieros.El Departamento de Seguridad Nacional informó este viernes de la detención de Leqaa Kordia , una palestina procedente de Cisjordania, por haber permanecido en Estados Unidos con un visado de estudiante vencido desde 2022. También confirmó la revocación del visado de Ranjani Srinivasan , una ciudadana india que cursaba un doctorado, a quien acusó de «promover la violencia y el terrorismo». Ella optó por abandonar el país el martes.Noticia Relacionada «Es el primero de muchos» estandar Si Mahmoud Khalil, primer estudiante propalestino deportado por Trump DAVID ALANDETE | CORRESPONSAL EN WASHINGTONEste anuncio se produce pocos días después del arresto de Mahmoud Khalil , un activista palestino que lideró las protestas estudiantiles en Columbia y que ahora se enfrenta a la deportación. Su caso ha generado polémica tras su traslado a un centro de detención en Luisiana en circunstancias que su equipo legal describió como un «secuestro». Está casado con una mujer estadounidense, embarazada, y tiene residencia permanente, la famosa «tarjeta verde». Trump en persona ha celebrado públicamente la detención de Khalil y ha advertido de que será «el primero de muchos» en ser deportados por su participación en lo que ha calificado como «actividades proterroristas, antisemitas y antiamericanas». La Casa Blanca ha justificado las deportaciones en una normativa que permite al secretario de Estado, Marco Rubio , expulsar a extranjeros si considera que su presencia afecta a la política exterior del país.Amenaza a la seguridadLa Administración Trump ha dejado claro que está dispuesta a ejercer su poder para expulsar a activistas y manifestantes. La detención de Mahmoud Khalil lo confirma: fue arrestado bajo la acusación de haber violado las condiciones de su visa de estudiante, a pesar de que él alegó ser residente permanente . Le informaron de que, de todos modos, sería detenido. La ley permite al secretario de Estado revocar estos permisos en casos de amenazas graves a la seguridad nacional. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt , declaró el martes en rueda de prensa que además de liderar protestas que derivaron en disturbios, Khalil repartió panfletos en los que, según las autoridades, se defendía a Hamás y se incitaba al odio contra la comunidad judía. La detención ha generado protestas discretas en algunas universidades de Estados Unidos. Muchos de los participantes han optado por cubrirse el rostro con mascarillas para evitar ser identificados ante el temor de ser detenidos o deportados.Las sanciones impuestas por Columbia marcan un punto de inflexión en la gestión de las protestas universitarias en EE.UU. El centro no ha precisado cuántos estudiantes han sido afectados por las expulsiones, suspensiones y revocaciones de títulos, pero ha subrayado que las decisiones se tomaron tras un proceso disciplinario interno . Mientras, el movimiento de protesta, que se originó en Columbia y se extendió a otras universidades, se enfrenta a una respuesta cada vez más dura tanto a nivel académico como gubernamental.