Argentina luce como una gran mesa de trading, que compra y vende títulos y dólares oficiales, MEP, CCL, mientras los mercados empiezan a mirar en las pantallas el Riesgo País como lo hacían en 2001. No se habla de otra cosa que no sea de asuntos financieros, monetarios y cambiarios. A su vez, el presidente Javier Milei responde a las demandas como el tesorero de una Pyme o una sociedad de fomento de barrio, que cuando alguien del club le pide unos pesos le contestan: “No hay plata”.
Al presente llevamos seis meses y siete días del gobierno del presidente Milei. Desde entonces, el ciudadano de a pie está sometido a un grupo de intérpretes de su realidad que guitarrean sinfonías incomprensibles, junto a un exegeta matutino que es capaz de darle sentido a casi todo. Lo que empieza a ser inquietante, es que todas las versiones y creencias que a la gente le parecían coherentes y sin apariencias de disparate, comienzan a ponerse en duda.
Muchas personas creían que alguien que había ganado dinero timbeando sabría cómo hacer que un país se desarrolle. Doy gracias a Dios y a quienes me proporcionaron las becas para estudiar finanzas y negocios. Lo bueno de las becas es que una vez finalizadas, has cumplido, y te puedes liberar de la esclavitud de la tentación que estimulan las finanzas. Redimirte del demonio de la codicia no te permitirá ser exuberantemente rico, pero te evitará tener que degradar tu mente.
Tengo extracción financiera, pero estudie economía internacional y ciencia política. Nunca escribiré diciendo que los hombres de finanzas son inferiores, ni que los cientistas sociales son especialmente inteligentes. Sin embargo, estoy persuadido que cuando el ejecutivo de finanzas argentino más lento, se reúne con los macroeconomistas más reputados, frecuentemente les pasa por encima. Eso es cierto y viene siendo extremadamente peligroso desde diciembre 2023.
Mi planteo de hoy es que, el estilo de pensamiento necesario para analizar la economía de un pais, no concuerda con el perfil de un ejecutivo de finanzas. Las cualidades necesarias para organizar un país, son muy distintas de las diferentes razones que conducen al éxito de los negocios financieros. Si podemos entender esa diferencia, lograremos darnos cuenta que no podemos seguir manejando las cuestiones de Estado, como si fuera lógico hacer negocios desde la mesa del BCRA, comprar y vender dólares alternativos y títulos públicos.
Los ejecutivos de finanzas generalmente no entienden la importancia entre la producción y la creación de empleo, y tampoco piensan en cuestiones relacionadas con desarrollo, desempleo, salario, pobreza, indigencia, etcétera. Se trata de gente que se toma demasiado en serio lo que sabe de finanzas.
La razón de su ceguera psicológica, no es de los sucesos que acontecen, sino de la forma en que perciben los hechos, así han sido adiestrados. Las escuelas de negocios estudian casos de emprendedores exitosos para que se les admire. Allí Jeff Bezos y Warren Buffett, son más célebres que los losers: Nelson Mandela y Teresa de Calcuta.
¿Qué es un trader?
Se trata de gente muy audaz, que no teme perder el dinero de los inversores. Un trader es un ejecutivo importante que, en una mesa de dos o tres decenas de colegas, se encarga junto al resto de gestionar y analizar los diferentes tipos de variables que se presentan en el mercado para estimar cuándo es el mejor momento de vender o comprar activos. A continuación, coloca su orden y realiza la operación.
Es una profesión escalable, competitiva, que produce idoneidades inhumanas, sin empatía, y son mucho más aleatorias que otras. Hay enormes disparidades entre los esfuerzos y las recompensas obtenidas comparadas con otras disciplinas. Un cirujano, un odontólogo, nunca se hace rico en unos meses, claro que tampoco puede perderlo todo “overnight”.
He tenido el privilegio de trabajar con traders que padecían adicciones y que de vez en cuando asomaban una crisis para poder ser ayudados. Las personas que ejercen esta profesión, padecen el elevado grado de aleatoriedad y sufren más de lo debido el efecto tóxico que produce el vértigo de los mercados.
Tanto la realidad social de la economía y de los mercados, no es cortés; y su propia versión de la racionabilidad, no se corresponde con la definición convencional que sostienen personas muy buenas haciendo trading, pero intelectualmente poco cultivadas.
¿Quién es el mejor trader?
El Messi de las Finanzas. No. Nadie es Messi en el sentido de la profesión, lo cual puede ser insultante la motivación que origina esa analogía. ¿Messi para qué y para quién? Ese mote fue un invento de Marcos Peña, o de alguien que se lo cedió para que lo repita. Julián Yosovitch ganó alrededor de 500% el año pasado, obteniendo un retorno de más de 20 veces el S&P500. En 2024 el campeón mundial de trading Iván Scherman también conquistó más de 160% en 2023 y es segundo en el ranking de trader global.
Son timberos por antonomasia. Conozco uno que elaboro modelos y aún tiene prohibida la entrada en ciertos casinos porque “cuenta carta”, apuesta en la ruleta, en las carreras, etcétera. Pero en mi opinión, debe subestimar las probabilidades que tiene de ganar porque visualiza las grandes cantidades de dinero, es tan ciego que trata del mismo modo, la de una entre mil, que la de una entre un millón. Hay cuestiones que escapan a los modelos.
Los distintos estudios disponibles acerca de la tasa de éxito de aquellos que intentan ser traders, nos advierten que existe en esa biosfera, un fracaso entorno al 90% de los que intentan permanecer.
No entienden de soberanía ni de ninguna ciencia social
Ahora mismo la Asociación Bancaria ha denunciado que el BCRA está sacando oro del país, que podría usarse como caución para un préstamo del Banco de Basilea. Si en algún momento dejáramos de pagar, si “reperfiláramos vencimientos”, si tuviéramos cualquier traspié, nos ejecutarían sin más trámite. Dar garantías en oro para recibir dólares, darse vuelta y entregarlos por el mercado de Contado Con Liquidación (CCL) es temerario.
Los ideólogos de este esperpento sólo verán la crisis cuando “los platitos” dejen de girar, están ocultando una realidad que va a pasar factura, más temprano que tarde. Se creen, y le hacen creer al ciudadano de a pie, que el desempleo, la pobreza, la caída del salario, la tasa de mortalidad por suprimir el subsidio de medicación oncológica (este dato es real); son el resultado del sinceramiento de la economía, mientras que, en última instancia, vemos aplicar una máxima en abstracto: “el superávit no se negocia”.
Será porque antes de este gobierno había dificultades reales, eso es cierto; pero desde el 10 de diciembre, salvo el superávit fiscal, todas las demás cuestiones se han agravado, incluyendo la tasa de inflación, hasta ahora mismo.
La enajenación psicológica que produce correr detrás de títulos, dólares y deuda no es más que la expresión de una realidad subterránea y adversa: la decadencia neoliberal descubierta en 2008 en todo el mundo, la descomposición del modelo incapaz de superar sus contradicciones esenciales, saturado por el uso y abuso, cada día más fuerte de la manipulación de sus propios códigos.
El pseudo programa vigente en la Argentina, perdió la legitimidad de origen que pudo tener con el paso de los meses, al haber aparecido como un factor de cambio en la Argentina. La verdadera chifladura ya no es la abstracción teórica original que traía Milei, sino el engendro de marcos teóricos opuestos para mantener a rajatabla la bicicleta financiera que ya nos cuesta un aumento de deuda pública de 74.000 millones de dólares.
Abordo del convoy que se aproxima para estrellarse contra la realidad, con 47 millones de argentinos, a juzgar por los resultados, el programa cruel, luce inviable. Hay tres fuentes en las que la experiencia se puede basar: la observación, la historia y el juicio por analogía.
La desconfianza, la incertidumbre y el escepticismo del FMI, JPMorgan, la advertencia de Moody´s, los inversores que no invierten, se está convirtiendo en una oleada de malestar que se ve reflejada en el Riesgo País, que empieza a golpear una de las puertas del trípode empírico: el juicio por analogía.
Está por delante la inmensa deuda pública y no existe probabilidad cero que, si algo sale mal, el país termine en default. Concurre cierto temor generado entre los tenedores internacionales, los titulares de puts, de pases a un día, quienes están viendo venir una reestructuración, tal vez no muy “voluntaria”.
Si estudiamos finanzas, y de pronto conociéramos todas las condiciones posibles de un sistema, podríamos en teoría, no en la práctica, proyectar conductas hacia el futuro. Pero esto se referiría solo a las cosas inertes. En las cuestiones sociales, nos encontramos con un impedimento, proyectar el futuro cuando están implicado los (seres humanos que integran el mercado) es algo, absolutamente diferente.
Los operadores son individuos activos y asignados por Dios con el libre albedrio. No podemos prever como actuará la codicia y el temor en los mercados-los agentes son personas-, y lo que es peor, no podremos evitar las consecuencias que puede provocar una nueva comunicación oficial errónea, o el “efecto manada”.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros