Como es habitual las declaraciones del filósofo Mario Bunge son polémicas.
El matemático y filósofo Mario Bunge, de visita en el país y con su habitual mordacidad se hace el sorprendido cuando un periodista le pregunta sobre los 50.000 psicólogos que tiene el país, pues él creía que había uno solo, el médico presidencial Facundo Manes, rector de la Universidad Favaloro, y muy conocido por sus continuas apariciones en los almuerzos de la Sra. Legrand con quien suele discutir sobre si el amor está en el cerebro o el corazón.
He sido alumno del Dr. Bunge cuando volvió a Argentina en 1985 después de décadas de exilio, y sus primeras declaraciones públicas fueron para decir que el psicoanálisis era una superchería que en las universidades serias del mundo solo se enseñaba como parte de la historia de la psicología. Me he referido a esta posición del Dr. Bunge en una nota reciente, ver http://www.datachaco.com/noticias/view/56346
En una sociedad como la argentina, donde todos los que tienen posibles se psicoanalizan, esto cayó muy mal, pero creo él quería provocar un debate sobre la validez de esta compleja disciplina del estudio de la mente humana, que resiste al método experimental clásico, por varias razones, y años después, ya de retorno en Canadá, su país adoptivo, se enteró de que la Universidad Nacional de Córdoba estaba publicitando un curso de posgrado de medicina homeopática, y atacó nuevamente, preguntando si esa vieja y prestigiosa universidad quería hacer retroceder la medicina hacia el medioevo.
Como el psicoanálisis, la homeopatía no pasa por el método científico experimental convencional, aunque quienes se psicoanalizan o usan medicamentos homeopáticos no dudan de sus beneficios, y les importa poco lo que diga este filósofo casi centenario, considerado el mayor experto del mundo en epistemología, la rama de la filosofía que se ocupa del análisis de la ciencia, exilado hace 50 años al darse cuenta que su país no era favorable a la ciencia.
El paciente busca un resultado, no que se siga un método, y por eso suelo decir que hay tantas medicinas como médicos, y seguramente tantos psicologías como psicólogos. En tanto el paciente crea que le hace bien seguirá con eso, sea o no científico, del mismo modo que mucha gente atribuye la cura de su enfermedad al gauchito Gil, aunque sea un santo ilegal.
Su referencia al médico presidencial como el único psicólogo alude a que es un investigador sobre la mente que usa el método científico experimental convencional, aunque no fue quien manejó el taladro en el cráneo de la presidente el año pasado, como creen algunos, sino que fue un médico chaqueño, no investigador, sino práctico.
Con referencia a la homeopatía la rectora del momento en la Universidad de Córdoba, también filósofo, retrocedió y anuló el curso que la carrera de medicina estaba propiciando, pues ponerse en contra del Dr. Bunge puede significar un ridículo mundial.
En los últimos años han florecido carreras de psicología en todo el país, y con varias titulaciones, y duraciones, además de los psicólogos sociales, con ejercicio profesional aún no reglamentado, y como es sabido varias de las creadas por aquí en los últimos años han sido cerradas o clausuradas, en tanto que muchas carreras resisten la acreditación de los organismos nacionales de control académico, con el argumento de que son formas de dominación financiadas por el Banco Mundial.
Estas acreditaciones se hacen solo sobre las carreras cuyo ejercicio profesional puede afectar la salud o la seguridad de la población, tales como medicina e ingeniería. Si un médico no tiene una buena formación pueden morir pacientes, y si un ingeniero hace mal los cálculos se puede caer un edificio, pero si un arquitecto diseña un edificio de mal gusto, eso no perjudica a nadie, salvo quizás a los inversores.
Si un psicólogo no conoce su oficio, esto a quien perjudica? Sin embargo comienzan, como los médicos a comprar seguros de mala praxis, por las dudas, y muchas carreras se han allanado a ser acreditadas, con resultado variable.
La acreditación fue establecida por la ley universitaria de Menem de 1994, que tendía a favorecer la privatización de la enseñanza universitaria pero tratando de evitar que se crearan simples instituciones de venta de títulos, lo que es común ahora en América Latina, y conocido como “universidades de garaje”, aunque ahora vía Internet es posible comprar títulos de cualquier tipo de todo el mundo, y de tanto en tanto aún se sorprende a un médico falso, que nunca estudió, o rindió solo pocas materias, y todo el mundo queda asombrado pues se lo tenía por un muy buen profesional, y exitoso.
Como se sabe ahora el primer trasplante de corazón del mundo no lo hizo un cardiocirujano, sino el jardinero del hospital, de gran destreza manual, del mismo modo que frente a una persona descuartizada la policía solo puede decir si fue un neófito , o no, siendo indistinguible un médico de un carnicero.
Además de sus punzantes comentarios hacia los psicólogos el Dr. Bunge se ha referido a la gran importancia de la ciencia básica, algo que todos los gobiernos del tercer mundo dejan de lado para dar prioridad a la investigación aplicada, que permite mejorar la producción, pero sin darse cuenta que sin ciencia básica siempre dependeremos de los países desarrollados que la hacen. Lo cual es un poco el caso de los medicamentos, que cuando se habla de producción nacional suele referirse a medicamentos que se compran a granel en el exterior para ser fraccionados aquí.
Aún recuerdo de sus clases una frase lapidaria. Enfrascado en una discusión con otro gran profesor de epistemología, también matemático, y fan de Freud, el Dr. Gregorio Klimovsky, remató el debate con esta frase “química y no hay tu tía!”, refiriéndose a que la mente, el alma, o lo que sea necesita químicos para enviar sus órdenes al resto del organismo, y por eso se le dan químicos a a los pacientes mentales, aunque su forma de acción es poco conocida, un problema que los médicos dejamos a los investigadores de ciencia básica. La penicilina se comenzó a usar porque curaba, no porque se supiera como actuaba.
Nuestro primer premio Nobel de Medicina, el Dr. Houssay, era médico, pero no atendió nunca ningún paciente, y son memorables sus discusiones con médicos que creían que los estudiantes deben ser formados en forma práctica, más que como investigadores, dilema que se ha resuelto por ahora, enseñando a los médicos ciencia durante la primera mitad de la carrera, y como atender pacientes en la segunda mitad.
Lo ideal sería disponer de médicos que sepan de ciencia y clínica al mismo tiempo, aunque esto es raro, pues una cosa deja poco lugar para la otra, del mismo modo que en la clínica Favaloro la tarea se comparte entre el Dr. Manes, investigador y rector de la universidad Favaloro, y el Dr. Fuster, médico practico, quien dirige la Fundación donde se atienden los pacientes, incluyendo entre otros a la presidente, y al Sr Lanata, pues el médico está por encima de divisiones ideológicas, en tanto se pague, claro, y obviamente también el psicólogo que generalmente cobra cash, al ser eso parte del tratamiento.
Siendo aún estudiante de medicina una de mis abuelas cayó enferma, y le llevaba muestras gratis de vitaminas que el medico había recomendado. Ella se preocupaba de que gastara, pero le decía no, a mí me las regalaban en el hospital los visitadores médicos. Al hacer una limpieza más profunda que lo habitual se encontró que ella las tiraba, y cuando se le pidió razón de su conducta, dijo que no creía que un medicamento que se regala sirva de mucho. Aún recuerdo esa reflexión, que los psicoanalistas han elaborado mucho mejor, aunque mi abuela, una campesina con poca alfabetización ya se había dado cuenta.
Uno de mis profesores experimentó en cobrar la medicina preventiva, vacunas y similares, al revés de lo que se hace habitualmente, y funcionó, la gente empezó a vacunarse más, razonando exactamente como mi abuela. La mente humana es un misterio, como dicen todos.