Patricia Kopta vivía en Pensilvania, Estados Unidos, junto a su marido cuando su familia le perdió el rastro; algunos años después la declararon legalmente muerta, pero ahora, con 83 años y viviendo en un asilo de ancianos, una prueba de ADN confirmó su identidad.
Una mujer de Pensilvania, Estados Unidos, que desapareció hace más de 30 años en un caso que dejó a las autoridades desconcertadas, las cuales posteriormente la declararon legalmente muerta, fue encontrada con vida en un asilo para ancianos en Puerto Rico.
Patricia Kopta dejó a su marido y hermanos y durante un tiempo anduvo vagabundeando por el norte de Puerto Rico antes de ser llevada en calidad de persona “necesitada” a la residencia para adultos mayores en 1999, según los detalles revelados en una conferencia de prensa esta semana en Ross Township, donde residió en su momento.
Kopta, conocida como una predicadora de la calle en su ciudad natal, inicialmente mantuvo su pasado en secreto durante su estancia en Puerto Rico, pero a medida que padecía demencia, empezó a revelar detalles, explicó el jefe adjunto de policía de Ross Township, Brian Kohlhepp.
El año pasado, un trabajador social de la residencia tenía información suficiente para alertar a las autoridades de su país sobre la mujer, que ahora tiene 83 años. Una prueba de ADN ha confirmado su identidad, dijo Kohlhepp.
Su marido, Bob Kopta, y su hermana de 78 años, Gloria Smith, dieron detalles de la vida de Kopta en la conferencia de prensa y en entrevistas telefónicas el viernes con The Associated Press.
Patricia Kopta había recibido el apodo de “El Gorrión” por su complexión delgada y a menudo frecuentaba estacionamientos y carreteras concurridas en la comunidad principalmente residencial de unos 31.000 habitantes al norte de Pittsburgh, donde advertía a los transeúntes y a los automovilistas sobre el fin del mundo.
Pero antes de empezar a predicar, Kopta era una estudiante sobresaliente que llegó a ser modelo e instructora de baile. Después de graduarse de la secundaria, trabajó en el área de finanzas en una empresa de placas de vidrio de Pittsburgh y asistía semanalmente a eventos de baile de salón, de acuerdo con su familia.
Antes de casarse, solía ir de vacaciones a Puerto Rico con sus amigas, recuerda Smith. “Le encantaba el mar, la playa, el sol cálido”, dijo a la Agencia AP.
Smith agregó que su hermana dejó su trabajo en la empresa de vidrio después de 10 años debido a migrañas que los médicos atribuyeron al estrés. Entonces consiguió empleo como operadora de ascensor en el Instituto de Arte de Pittsburgh. Fue entonces cuando sus familiares notaron un cambio en ella. “Dijo haber visto un ángel ahí”, recuerda.
Poco después, Kopta comenzó a predicar y fue ingresada brevemente en una institución luego que los médicos le diagnosticaron “delirios de grandeza” y concluyeron que presentaba signos de esquizofrenia. Una vez liberada, siguió predicando hasta que desapareció en 1992. “Llegué a casa una noche y ella simplemente se había ido”, contó su marido.
La desaparición dejó perplejas a las autoridades y a la familia por igual. La policía llegó incluso a consultar a un psíquico, mientras que Kopta recordó que su esposa había mencionado una vez que quería ir a Puerto Rico debido a su clima templado. Así que publicó anuncios en periódicos puertorriqueños, pero nunca obtuvo respuesta.
Pasaron los años sin señales de ella. Obtuvo un acta de defunción unos siete años después de su desaparición. “Pasé por muchas cosas”, dijo Bob Kopta, un camionero jubilado. “Cada vez que encontraban un cadáver en algún lugar me preguntaba: ‘¿Es Patricia?’”, concluyó.