La varicela es una de las enfermedades más comunes durante la infancia (cerca del 87% de las infecciones se dan en niños menores de 15 años), relativamente benigna aunque en ocasiones puede llegar a complicarse. Como la mayoría de las personas pasan la varicela de niños, las dudas sobre la enfermedad y los tratamientos les asaltan de nuevo cuando son ahora sus hijos quienes la contraen.
Síntomas de la varicela
La varicela es una enfermedad fácil de reconocer porque aparecen granitos de color rojo que causan al niño mucho malestar y picor. El causante de esta enfermedad infecciosa es un virus de la familia del herpes, llamado varicela-zóster, y en muchas ocasiones, el niño también presenta fiebre y pierde el apetito.
La erupción cutánea suele empezar en la cabeza y en la espalda y durante los tres o cuatro días siguientes se propaga por todo el cuerpo, incluyendo zonas tan sensibles como párpados, garganta o genitales.
Las primeras marcas tienen un color rojo, son pequeñas y provocan picor y rápidamente se transforman en vesículas, que en la etapa final de la enfermedad se cubren de costra.
El riesgo de contagio de la varicela
La varicela es sumamente contagiosa: se transmite por el aire a través de las microgotas que expulsamos al respirar, hablar, estornudar... y también mediante el contacto de la piel. Tres días previos al brote se inicia el riesgo de contagio de la enfermedad y se mantiene hasta unos siete u ocho días después, cuando todos los granitos están cubiertos por costras.
Aunque es muy complicado evitar que el niño se rasque hay que vigilarle e insistir en que no lo haga ya que corre el riesgo de infección y de dejarse cicatrices para siempre.
Tratamientos
¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo a pasar de la mejor manera la enfermedad? Los baños de agua templada y el jabón neutro o de avena calmarán la sensación de picor y las ganas de rascarse. Además, debemos procurar tener una temperatura ambiente agradable, ni mucho frío ni mucho calor, y vestir al niño con ropa holgada y de algodón.
Es imprescindible cortarle las uñas para evitar que pueda hacerse herida al rascarse y es muy importante lavarse las manos a menudo.
Se recomienda utilizar una loción de calamina con las lesiones. Si con ello no logramos aliviar el picor se recomienda dar un jarabe antihistamínico, que debe prescribirnos el pediatra. En caso de fiebre, se puede administrar paracetamol. La aspirina está contraindicada ya que podría provocar el Síndrome de Reye: un daño cerebral agudo y problemas con la actividad hepática que no tienen una causa conocida. El ibuprofeno se suele desaconsejar porque hay algunos estudios que lo asocian a la aparición de otras complicaciones.
La mayoría de países han incluido la vacuna en el calendario vacunal a los 12 años. Si a esa edad un niño no ha pasado la varicela, se le vacuna para evitar que la pase siendo adulto (más peligroso, sobre todo para una mujer embarazada).
La pauta actual de vacunación consta de dos vacunas administradas entre los 12 y los 15 meses, la primera, siendo la segunda recomendable a los dos meses.
En los lactantes y en niños inmunodeprimidos, se puede utilizar un antivírico.