La última información sobre el paradero de los militares colombianos José Medina y Alejandro Ante databa del 18 de julio. Ese día se encontraban en el aeropuerto de Maiquetía de la capital venezolana. Habían aterrizado en la Caracas para hacer una escala de 24 horas en el camino de regreso a su tierra después de combatir con las Fuerzas Armadas de Ucrania. Las semanas se sucedían cargadas de incertidumbre para los familiares. No volvió a saltar ninguna información sobre el destino de los soldados hasta el pasado viernes. Ese día los medios de comunicación rusos publicaron un vídeo del servicio secreto (FSB) en el que aparecen ambos detenidos en Moscú. Todo indica que el gobierno de Nicolás Maduro decidió enviarlos a Rusia. Allí un tribunal los acusa de ser mercenarios, cargo por el que podrían enfrentar hasta 15 años de prisión.Colombia inició ya los procedimientos para obtener más información sobre el caso, dijo una fuente del gobierno colombiano a CNN. Bogotá «está esperando los informes oficiales de los consulados en Caracas y Moscú para entender la mejor manera de ayudar a la pareja».Las autoridades de Venezuela todavía no comentaron nada sobre suceso a nivel público. Además, el ejecutivo del país caribeño tampoco respondió a las peticiones oficiales de Bogotá, en las que se pedía una aclaración sobre la detención sus ciudadanos. Colombia envió la consulta hace un mes, informa The New York Times.Crisis entre los paísesA pesar de las importantes relaciones que unen a Venezuela y Colombia, especialmente desde la llegada al poder del presidente Petro, las autoridades de Caracas primaron sus vínculos con el Kremlin en este asunto. La tensión entre los vecinos latinoamericanos afloró después de las controvertidas elecciones venezolanas, calificadas como fraudulentas por la oposición a Maduro. El rotativo estadounidense logró hablar con los familiares de los arrestados, quienes confirmaron que los hombres que aparecían en las imágenes eran José Medina y Alejandro Ante. En la filmación se muestran fotografías de los hombres con el uniforme de las fuerzas ucranianas, documentación y también tarjetas de crédito. Los militares habían integrado las filas del en el Batallón 49 de Infantería, Sich de los Cárpatos, prestando servicio entre 8 y 10 meses. Este es el primer caso de extradición a Rusia, desde un tercer país, de combatientes extranjeros que acudieron a defender Ucrania.La orden de detención preventiva fue emitida el pasado 28 de agosto por el Tribunal de Distrito Lefortovsky de Moscú. Sobre ellos pesa la acusación de combatir como mercenarios contra las tropas de Putin que están ocupando Ucrania. La legislación rusa considera que ser mercenario es un delito, aunque eso no le impide a Moscú contratar a forasteros para que combatan en territorio ucraniano. «El departamento de investigación del FSB de Rusia ha abierto y está investigando causas penales contra los acusados basadas en delitos previstos en la parte 3 del artículo 359 del Código Penal de Rusia (mercenarismo)» afirma el comunicado de los servicios especiales rusos.Por su parte, Kiev ha mantenido que los extranjeros que luchan en Ucrania, no son mercenarios. Los voluntarios extranjeros que defienden al país de la agresión rusa forman parte de sus Fuerzas Armadas y tiene el mismo estatus que los soldados ucranianos . Desde el inicio de la invasión a gran escala cientos de voluntarios de diferentes países se desplazaron al país invadido para luchar contra la invasión rusa; siendo los combatientes de origen colombiano uno de los grupos más numeroso. Los forasteros que pelean en Ucrania son un grupo heterogéneo que acudió al llamado que el presidente Zelenski lanzó durante los primeros compases del conflicto. Algunos vinieron para luchar por los entienden como una causa justa y otros arribaron al país atraídos por los suelos, que puede alcanzar los 3.000 euros.