El continuo trasfondo rojo por las calles de Hanói alterna dos iconos amarillos: estrella de cinco puntas u hoz y martillo. La distinción entre nación y partido resulta, en efecto, apenas formal en la República Socialista de Vietnam , régimen leninista desde la reunificación que este mes celebra su quincuagésimo aniversario. El 30 de abril de 1975, el Norte absorbió al Sur después de tres décadas de contienda frente al colonialismo francés primero, la ocupación japonesa después y, por último, un trasunto de guerra civil contra Estados Unidos. La revolución parecía haber triunfado, pero en realidad acababa de comenzar.Tras el precedente chino, el trayecto histórico vietnamita vino a cotejar ante la realidad sendos principios liberales para los siglos XX y XXI, respectivamente. Era cierto: el comunismo solo genera miseria. Era falso: la prosperidad sola no genera democracia. Una década después de la \'Reforma y Apertura\' que emprendió China tras la muerte de Mao, Vietnam inició en 1986 su \'Doi Moi\', una «renovación» para transitar desde un sistema marxista hacia una economía de mercado sin alterar el modelo político.El país contaba de aquella con la mitad de los ingresos per cápita de Kenia y su población se dividía entre el racionamiento y el hambre. Pero la bonanza entró en tromba. En las cuatro décadas siguientes creció a un ritmo medio anual del 6,5%. El tamaño de su economía se multiplicó por cien, por tres desde 2010. Y sigue acelerando: el Gobierno auguraba –en cálculos pretrumpistas– un 8% para 2025 y al menos un 10% para los siguientes, con el realista propósito de convertir a Vietnam en un país rico para 2045.Noticia Relacionada estandar Si La economía china crece más de lo esperado antes de la guerra comercial: un 5.4% en el primer trimestre Jaime Santirso | Corresponsal en Pekín El periodo, que todavía no refleja las consecuencias del conflicto con Estados Unidos, presenta datos más positivos de lo previsto gracias al fortalecimiento del consumo interno y al aprovisionamiento preventivoUn progreso posibilitado por la integración paulatina en la comunidad internacional. En 1994, EE.UU. retiró su embargo, en 1995 restableció relaciones bilaterales, en 2000 Bill Clinton protagonizó la primera visita de Estado de un presidente norteamericano y en 2007 Vietnam se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC).Todo ello configura un fructífero mercado, sustentado por la inversión extranjera y las exportaciones, de la que el 30% van a Estados Unidos. Vietnam exhibe los mismos reclamos que China décadas atrás, hasta el punto de suponer una alternativa complementaria, en gran medida por sus reducidos costes laborales. Por ejemplo, el salario mínimo se sitúa por debajo de 1 euro/hora incluso en las zonas más desarrolladas, mientras los del gigante asiático empiezan en 2 y habitualmente superan los 3. Además, el desembarco de grandes tecnológicas como Apple y Samsung ha permitido al país avanzar en la cadena de valor global.A esto se añade una privilegiada situación diplomática. Vietnam mantiene estrechas relaciones con todos porque a ninguno se entrega sin reservas. Sea EE.UU., antiguo enemigo convertido en primer cliente; China, camarada ideológico con disputas territoriales; Rusia, aliado histórico y proveedor de armas; o la Unión Europea, sosegado socio comercial. Un equilibro construido mediante su «diplomacia de bambú», delicada edificación contra natura.Peligros futurosPeligros futuros comienzan a vislumbrarse en el horizonte. Ninguno tan urgente como la guerra comercial. Muchas multinacionales redirigieron a través de Vietnam su actividad en China en un intento de evadir las restricciones bilaterales, maniobra que generó un acusado superávit con EE.UU. y el consiguiente castigo trumpista. Un «escalofriante» –Pedro Sánchez \'dixit\'– sobrecargo del 46%, uno de los más altos, reducido después al 10% en base a la moratoria general. O lo que es lo mismo: el vencedor de la primera guerra comercial va perdiendo la segunda. Hay otros frentes. De entre los 100 millones de vietnamitas, la población activa comenzará a descender alrededor de 2038. La demografía tiene sus límites, el medioambiente también. El país aún emplea el carbón como combustible principal, lo que provoca que Hanói se cuente entre las capitales con más polución atmosférica del mundo. La demanda de energía aumenta más rápido que el suministro, y el compromiso de alcanzar emisiones cero para 2050 se antoja a día de hoy ilusorio. Empresas involucradas en el sector de las renovables describen a este periódico un entorno institucional poco respetuoso con los compromisos contractuales, clima de inseguridad que compromete la inversión extranjera en una industria fundamental para un país que crece a toda velocidad.Pero por encima de todo está siempre la política, tal y como corresponde a un régimen autoritario. 2024 supuso un año de inestabilidad agravado por el fallecimiento en julio de Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido Comunista de Vietnam (PCV) y uno de los líderes más influyentes en décadas. Trong consagró sus últimos esfuerzos a luchar contra la corrupción mediante su \'Campaña del Horno Ardiente\', la cual sentenció a muerte a la magnate inmobiliaria Truong My Lan y expulsó a unos 17.000 funcionarios. El encargo de supervisar investigaciones y arrestos recayó sobre To Lam , entonces ministro de Seguridad Pública y, casualidad o no, a la postre sucesor. «En marzo, el presidente Vo Van Thuong, protegido de Trong, dimitió tras verse implicado en un caso de corrupción ocurrido más de una década antes. Un mes y medio después, a comienzos de mayo, el presidente de la Asamblea Nacional, Vuong Dinh Hue, considerado el principal candidato para suceder a Trong, también dimitió en circunstancias similares. Dos semanas más tarde, la secretaria ejecutiva del PCV, Truong Thi Mai, la segunda figura en importancia dentro del aparato, siguió el mismo camino durante un pleno extraordinario del Comité Central», relata Alexander L. Vuving, profesor del Centro Daniel K. Inouye de Estudios de Seguridad en Asia-Pacífico.«Esas tres figuras, junto al primer ministro Pham Minh Chinh , eran los candidatos al cargo más alto del país, el de secretario general del PCV, según sus normas de sucesión. Así, tras la muerte de Trong, el PCV prácticamente no tuvo más opción que elegir a To Lam como su nuevo líder», concluye.El exdiplomático estadounidense David Brown hacía explícitas las sospechas en un artículo difundido a principios de año por la publicación especializada East Asia Forum. «Cuando el veterano líder vietnamita Nguyen Phu Trong falleció el 19 de julio de 2024, solo el ministro de Seguridad Pública, el general de la Policía To Lam, estaba en condiciones de actuar. Todos los demás dirigentes que, en algún momento pudieron haber aspirado a encabezar el todopoderoso PCV, optaron por retirarse al conocer el contenido de los expedientes que los subordinados de Lam habían recopilado sobre ellos».Una nueva eraApenas diez días después de asumir el cargo, Lam proclamó el comienzo de una nueva era. De «independencia y socialismo» (1930-1975) a «reunificación y reforma» (1975-2025) y por fin el «vuon minh», «alzamiento», de la nación vietnamita (2025-2045). «Lam ha sido el primer dirigente del PCV desde el \'Doi Moi\' en definir su mandato a través de una visión histórica de tan amplio alcance», escribía meses atrás Phan Xuan Dung, investigador en el Instituto ISEAS-Yusof Ishak.«Esto cumple varios propósitos», incidía. «En primer lugar, presenta a Lam como el arquitecto de la próxima transformación de Vietnam, en continuidad con el legado de su predecesor, Nguyen Phu Trong. En segundo lugar, genera una sensación de impulso histórico e inevitabilidad en torno al desarrollo nacional sostenido por el liderazgo del PCV. En tercer lugar, establece un sentido de urgencia que justifica cambios rápidos e inmediatos».El primero de ellos constituye, precisamente, la reforma más ambiciosa desde el \'Doi Moi\', una \'Revolución de la Simplificación\' que pretende transformar por completo el sistema político del país, calificado por el nuevo líder como «burocrático, redundante, ineficaz e ineficiente». Esta implica, entre otras medidas, reducir a la mitad el número de provincias, despedir a una quinta parte de los funcionarios públicos o eliminar los distritos, un nivel intermedio de la Administración.«La reforma está diseñada para aumentar la eficiencia del sistema y crear un nuevo impulso para que Vietnam evite la trampa de los ingresos medios y otros desafíos señalados en los documentos del XIII Congreso del PCV celebrado en 2021», señalaba el académico Tung Nguyen en un reciente informe de la Fundación Rosa Luxemburg. Este proceso desembocará en el XIV Congreso programado para enero de 2026, cuando Lam se perpetuará en el poder con su liderazgo reforzado y Vietnam inmerso en una revolución permanente de acuerdo al ideal trotskista, en pos de la universalidad socialista y la prosperidad material siempre que ambos fines no resulten excluyentes.