Un grupo de 12 jóvenes goyanos viajó el jueves 21 a La Plata, Buenos Aires con la ilusión de trabajar en una finca tomatera. El viernes, rápidamente se dieron cuenta del engaño. Ni bien llegaron, les sacaron los teléfonos y la documentación. Habían sido secuestrados para trabajar como esclavos. Incomunicados, amenazados y torturados dormían en colchones en condiciones infrahumanas. Según relata uno de los padres de dos de los jóvenes, el domingo 24 uno de sus hijos logró comunicarse con el y hacer la denuncia a la Policía. «Papá nos quieren matar, apurate que de esta noche no pasamos», fue el mensaje que recibió Ricardo Aguilar padre de Jorge Antonio Aguilar y Ricardo Ramón Aguilar. Ayer, finalmente fueron rescatados tras un operativo judicial.
De acuerdo con la pesquisa, los correntinos viajaron en dos grupos, primero siete y luego cinco, a La Plata. En Retiro fueron buscados por un hombre en una camioneta, y desde ese lugar fueron llevados a una quinta ubicada en inmediaciones de las rutas 2 y 36 cerca de la capital de la provincia de Buenos Aires.
Los jóvenes, junto a otras 100 personas, eran sometidas a trabajo esclavo en un campo dedicado al cultivo de tomates en una zona de quintas de la ciudad de La Plata.
«Mis hijos salieron el jueves de la semana pasada. Fueron a trabajar en una finca tomatera en La Plata y cuando llegaron les sacaron los teléfonos y documentos», dijo el padre de los jóvenes entrevistado por Radio Sudamericana.
«A la madrugada los despertaban con armas de fuego para que se levanten a trabajar. Los tenían desnudos para que no se escapen y si se escapaban, los buscaban por todos lados», continuó en su relato.
En el campo fueron rescatadas cerca de 100 personas: 47 mayores de edad extranjeros, en su mayoría bolivianos y paraguayos, 32 adultos argentinos, casi todos menores de 30 años oriundos de la provincia de Corrientes y 19 menores de edad.
«Mis hijos me contaron que había otros correntinos que estaban en ese lugar hace tres años. No los dejaban salir y no podían contactarse con sus familias», agregó Ricardo Aguilar.
AMENAZADOS DE MUERTE
En la entrevista, el padre de los chicos contó que recibió un llamado de uno de sus hijos pidiendo que los rescaten del lugar porque los querían matar «papá, nos quieren matar. De esta noche no pasamos», me decía». «Uno de los chicos que estaba con ellos tenía un celular escondido y mediante eso se logró el rescate».
Los «patrones» los habían forzado a vivir en una serie de casillas precarias de ladrillo hueco sin revocar que compartían con varias otras personas. Dormían en colchones sucios sobre el piso al lado de inodoros completamente repugnantes. Sólo tenían permitido salir para trabajar en equipos divididos en la siembra, cosecha y embalaje de las verduras.
Finalmente, luego de declarar ante la Justicia de la Plata en el día, los trabajadores tomaron un micro para llegar hoy a la madrugada y reencontrarse con sus familiares luego del calvario que sufrieron.