Amigos:
Para algunos aún es demasiado prematuro, pero para otros muchos, es momento de reflexiones, sobremanera respecto de nuestro pasado común, por más remoto que este sea.
Todas los enfrentamientos religiosos de cualquier credo y en directo perjuicio de otro que abrazaba un estandarte diferente; las lidias por la imposición de ideologías, hayan sido extremas o moderadas; la acumulación de la riqueza y el ensanchamiento de una pobreza de solemnidad ¿para qué nos ha sido de utilidad, sino a los fines de justificar lo injustificable?.
Ahora, resulta ser que nos desayunamos, conforme un artículo de hoy, emitido por Jama (Revista de la Asociación Médica Estadounidense) que, da cuenta sobre los efectos colaterales que este pandémico virus nos dejará a todos, sea que decidamos o no vacunarnos.
Y que en mayores de cincuenta años, irremediablemente será cuasi mortal, y en virtud a la aparición un tanto inexorable de patologías cardíacas, problemas pulmonares, depresión, niebla mental, fatiga, pérdida del olfato audición y gusto, dificultades respiratorias, caída de molares y premolares, etc.
Muy a pesar que, al menos oficialmente los científicos desconocen hasta el presente, las proporciones de las poblaciones que serán víctimas de esas esas secuelas, y más concretamente si sólo se apropiará esta bíblica maldición excluyentemente de los adultos mayores o se extenderá por igual a todos los mortales.
Siendo, esta suerte de casual descubrimiento, una directa consecuencia de los estudios laboratoristas previos de la farmacéutica Astra Zeneca que se filtró a la Prensa, pese a que los directivos de ésa, procuraron ocultarlo a la Opinión Pública Internacional.
¿Qué creen ustedes, acontece en el seno del resto de los competidores de estos granujas, sino algo casi simétrico en coincidencia?.
Todo lo cual, nos va conduciendo a un futuro plagado de tinieblas e incertidumbres que, por lo visto, nadie se encuentra en aptitud de desentrañar, al menos de momento.
Sin embargo, los gobiernos, todos ellos, muy enderezados se encuentran en promover las vacunaciones a como dé lugar.
Porque en esencia, ni idea tienen de cómo enfrentar esta ruina que los sitúan al garete e impotentes para atenuar
los devastadores efectos de este flagelo en progreso.
Y éste, digamos, expansionismo virósico que, diariamente se multiplica hasta el infinito, tanto aquí en USA, como en el occidente de Europa, nos demuestra, sin deber de apelar a complicadas explicaciones que, si la integralidad del G7, es del todo impotente para disminuir este masivo contagio, todo indica que mucho menos, podrán articular un remedo a lo que suceda con posterioridad a que las mayorías de países, incluso menos privilegiados, sean inoculadas con un antígeno engañoso.
A juzgar por los ensayos resultantes de quienes, en apariencia industrializan esos presuntos e infalibles curativos.
De manera tal Estimados que, si damos por sentado que la población mundial, en uno o dos años, se verá reducida -estiman los que saben en un treinta por ciento, soy de la opinión que a estas cohortes y masivas de palurdos ocupados en distraer al público con bobadas de espectáculos, deportes, chismes artísticos y demás trivialidades, debemos procurar que desaparezcan de los Medios.
Toda vez que, con esta tóxica saturación de imbecilidades, atontan irremediablemente a una audiencia ya demasiado desorientada.
Los sociólogos y especialistas en las cuestiones comunicacionales, les dirán que todo lo contrario, puesto que las señales y emisoras de este tipo de sandeces caerán en la bancarrota si así se procede.
Y además, porque de toda esencialidad es, mantener a las oligofrénicas masas en distracción, para que no piensen demasiado.
Lo que no les dirán a los curiosos, será que a la irresponsable mantención de esta tendencia pasatista la gente común, no prestará atención a este epifenómeno que, nos hará modificar y vertiginosamente las escalas de valores que ingresarán en disputa, lo deseemos o no.
Una primaria reflexión sobre este abrumador informe de la tan prestigiada Revista me viene a la mente y es que, un efecto, quizás en la inmediatez de cuanto suceda, se me ocurre será, un mundo con pocos o casi ningún Anciano.
Por cuanto, demasiados son los síntomas aquejadores que sobrevendrán, insisto, con o sin vacunas de por medio.
Ya que esta vez, debemos de tomar nota, no precisamente de lo que sufrirán los refractarios en aplicarse las pertinentes dosis.
Sino de lo que padeceremos todos y cada uno de nosotros.
Cierto resulta empero que, las naciones en las que las dietas alimentarias sean pobres en contenidos proteicos, bueno, se extinguirán más velozmente -léase África-, que en las más pródigas en riquezas nutricionales.
Pero sin embargo, ni unas ni otras, infortunadamente estarán exentas de las mismas pérdidas de vidas.
A pesar de ello, ergo, de lo irremediable, veo que en el Levante, hebreos y árabes, hacen aprestos para seguir masacrandose unos a otros, como si esto del covid fuese un colectivo sueño.
Que las balsas pateras, atracan clandestinamente de a millares en los puertos europeos; al menos las que no son hundidas por las Guardias Costeras en la nocturnidad y sin incómodos testigos oculares.
Que el Reino Unido y su Brexit junta amarras para abandonar el seno de la Unión Europea, cómo si ello los pusiese a salvo de algo específico.
En resumidas cuentas, observo y acaso con un fuerte sesgo de resignación que, sea por ignorancia, desidia o tal vez ambas, las Sociedades nada implementan para lo que se avecina.
¿Será sí el Apocalípsis no traumático?.
Todo lo cual, me lleva a interrogarme...
¿Y DESPUÉS DE LA PANDEMIA, QUÉ?
Cordialmente Carlos Belgrano.