El Peque le ganó en una batalla de cinco sets al número 3 del mundo para meterse entre los cuatro mejores del Grand Slam francés. Su próximo rival saldrá entre Nadal y Sinner.
Un partidazo hizo Diego Schwartzman ante Dominic Thiem para dar el batacazo en París y meterse en las semifinales de Roland Garros. Un partidazo en el que no faltaron tensión, emociones, puntos dignos de ovaciones y tenis de un altísimo nivel. El argentino, 14 del ranking, se paró de igual ante el austríaco, número tres del mundo y reciente campeón en el US Open, jugó con garra y corazón, aprovechó todas sus armas y se llevó la victoria épica por 7-6 (7-1), 5-7, 6-7 (6-8), 7-6 (7-5) y 6-2, tras cinco horas y ocho minutos. El triunfo le dio al Peque el pase a su primera semis en un "grande", le garantizó un lugar en el top 10 por primera vez y le puso el broche de oro a una jornada histórica para el tenis celeste y blanco en París, que arrancó con la victoria de Nadia Podoroska.
El porteño espera ahora por el ganador del duelo entre el español Rafael Nadal, segundo favorito, y el italiano Jannik Sinner, que cerrarán el día en el Philippe Chatrier.
El partido arrancó palo y palo, con los dos haciéndose fuertes con el servicio, aunque con el argentino bien metido en la cancha y tratando de presionar al austríaco, que llega con mucha más carga física luego del maratónico partido ante el talentoso francés Hugo Gastón.
Sin embargo, en el sexto game fue el europeo quien logró sacar la primera ventaja luego de una pelota, muy discutida por el Peque, que la jueza marcó como mala. Pero el argentino no se quedó atrapado en aquella pelota. No sólo se enfocó, sino que no le dio respiro a Thiem y pudo recuperar rápidamente el quiebre.
En el noveno game, Thiem tuvo dos chances de volver a sacar ventaja, pero el argentino logró levantar esos dos break point para sostener su saque y marcar el 4-4. Y en el juego siguiente, fue el austríaco quien salvó su servicio gracias a un error no forzado del Peque. Y sin regalar nada, llegaron al desenlace del set con el marcador 5-5.
A Schwartzman se lo vio muy enfocado y buscando siempre la manera de lastimar a su rival, pero Thiem no le dio chances porque estuvo más seguro en la red y se quedó con los peloteos largos que jugaron. Así, no tuvo problemas para ganar un nuevo game de servicio, adelantarse 6-5 y tirarle la responsabilidad al Peque.
El porteño tuvo que trabajar para forzar el tie break, porque Thiem lo complicó un poco con tiros que alternaban slice y pelotas rápidas y le cortaban el ritmo. Sin embargo, logró conservar su saque y envió la definición del set al desempate.
El argentino arrasó en el tie break. Muy rápido para moverse desde la línea de base a la red y con tiros precisos, se adelantó 5-0. Y aunque cedió un "mini quiebre", con el que el austríaco achicó apenas la diferencia, luego cerró un primer parcial muy intenso por 7-6 (7-1).
Thiem no acusó el golpe y en el arranque del segundo parcial consiguió un quiebre y se adelantó 1-0, gracias a un par de reacciones rápidas en la red que desacomodaron a su rival y lo forzaron a errar sus tiros. Y luego confirmó el break con su servicio.
Schwartzman mostró todo su espíritu de lucha en el tercer game, en el que ganó uno de los puntos más increíbles del partido, luego de correr por toda la cancha y recuperar una pelota que parecía perdida tras un gran ataque del austríaco. Con convicción, el Peque consiguió sostener su servicio y evitó que Thiem se alejara más en el marcador.
El número tres del mundo ganó luego su game de servicio sin problemas para ponerse 3-1. Y cuando el argentino sacaba en el quinto juego, comenzó a llover. Molesto porque el agua le molestaba para sacar y lo había hecho cometer una doble falta -pasó de 40-0 a 40-30-, el Peque pidió que se suspendiera el juego.
Hubo un par de minutos sin acción, mientras la juez de silla estudiaba las condiciones de la cancha un poco mojada. Pero la lluvia pasó rápido, el partido se reanudó y el porteño sostuvo el saque y quedó 2-3 abajo en el marcador.
El argentino tuvo una doble chance de quiebre en el siguiente juego. Thiem levantó la primera en un punto en el que su rival, corriendo de un lado a otro de la línea de fondo, defendió tres tiros que parecían indefendibles. Pero luego cometió una doble falta y Schwartzman recuperó el quiebre y marcó el 3-3. Y después se quedó con su game de saque para adelantarse 4-3.
La intensidad del partido no bajó. Schwartzman jugó cada punto como el último y obligó a Thiem a jugar al límite y a moverse constantemente por toda la cancha. Y el austríaco sacó a relucir sus mejores golpes y a pura potencia, volvió a meterse en el partido tras un par de games en los que se lo había visto por momentos un poco desconectado.
Tras marcar el 4-4 con su servicio, el europeo tuvo tres break points en el arranque de un noveno game muy disputado, de muchos peloteos largos y que duró 15 minutos y 41 segundos. Schwartzman, una pared en defensa que devolvía todo lo que le llegaba desde el otro lado de la red, le impidió concretar el quiebre.
El argentino, que a esa altura del partido parecía más entero físicamente que su adversario, salvó otras cuatro chances de quiebre y finalmente se llevó el juego y se puso 5-4. Y con bastante trabajo, Thiem se quedó con el siguiente para el 5-5.
El austríaco consiguió entonces un quiebre en el momento clave, cuando parecía que el set encaminaba derecho a un nuevo tie break, con el juego parejísimo. "Es increíble, estoy haciendo todo bien, pero no puedo...", comentaba el argentino mirando a su box, luego de ceder su saque y quedar 5-6 abajo.
Un poco frustrado, Schwartzman no pudo recuperar la diferencia en el siguiente game. Con buenos saques, Thiem consiguió llevarse ese juego y el segundo set -el primero que cedió el porteño en el torneo-, para igualar el partido.
El austríaco extendió su buena racha en el arranque del tercero, en el que se quedó con el servicio del argentino en el primer game y se adelantó 1-0. Aunque no tuvo tiempo de disfrutar la ventaja, porque Schwartzman dejó enseguida atrás la bronca por las chances desaprovechadas y recuperó el quiebre.
El Peque se adelantó luego 3-1, tras ganar primero su game de servicio y concretar un nuevo break en el cuarto game, en el que siguió con el mismo planteo de juego: devolver todas las pelotas posibles hasta agotar a Thiem y llevarse a equivocarse o hasta encontrar el hueco para lastimar.
Con la misma estrategia levantó luego un break point del europeo en el siguiente game. Pero no pudo salvar el segundo, porque tiró una pelota larga en el cierre de otro punto muy largo y cedió el saque. Thiem ganó luego el juego con su servicio y el marcador quedó otra vez igualado, 3-3.
"Los puntos más fáciles los pierdo todos. Mirá que le pongo garra, pero no me sale. No me sale", se enojaba consigo mismo el argentino tras ese break perdido, un poco enojado.
Pero más allá de esa bronca, el argentino no bajó la intensidad y siguió jugándole de igual a igual al tercer favorito en un duelo de dominio cambiante, en el que se puso 5-3 arriba tras ganar un nuevo game de saque y concretar un nuevo break. Así, quedó con la chance de sacar para el set.
Sin embargo, a continuación tuvo un flojísimo juego de saque y con cuatro errores no forzados, le regaló un quiebre al austríaco, que achicó la distancia y respiró aliviado.
El Peque tuvo una oportunidad de cerrar el set, con Thiem al saque y el marcador 4-5 y 30-40. Pero en ese momento, se equivocó y el austríaco pudo levantar el set point y cerrar después el game para el 5-5.
Con el viento a favor, Thiem jugó más cómodo, pudo capitalizar más sus tiros con slice y su revés, consiguió un quiebre en un momento crucial, como había hecho en el set anterior, y se adelantó 6-5.
El desgaste de más de tres horas de partido y de un juego de muchísima intensidad y con puntos muy peleados comenzó a pasarle factura a los dos en el cierre del set. Igual Schwartzman tuvo fuerza para recuperar el saque, poner el 6-6 y forzar un nuevo tie break.
Con más soltura en sus golpes y una gran claridad mental para elegir cómo jugar Thiem arrancó 5-1 en el desempate. Pero Schwartzman se recuperó y le puso suspenso a la definición de un parcial cerradísimo, que el número tres del mundo se llevó finalmente por 7-6 (8-6).
El cuarto set arrancó de la misma manera que los dos anteriores: con Thiem golpeando rápidamente y concretando un quiebre en el segundo game para ponerse 2-0 arriba en el marcador.
El argentino no bajó los brazos y siguió presionando. Y tuvo su premio. Porque con dos quiebres consecutivos y dos buenos games de saque, dio vuelta el marcador y se adelantó 4-2.
Thiem ganó luego sus game de servicio y a continuación, Schwartzman sostuvo el suyo para quedar 5-3, a solo un game del quinto parcial.
No lo pudo cerrar en el noveno juego, que Thiem se llevó con su servicio. Y tampoco en el décimo, en el que arrancó 40-0 con el saque, pero el austríaco se iluminó, sacó de la manga un par de tiros ganadores increíbles, que dejaron a todos con la boca abierta, y recuperó el break. 5-5 y a empezar de nuevo.
Thiem aprovechó ese buen pasar para ganar su juego de servicio, sacar una ventaja de 6-5 y forzar al argentino a sacar bajo presión para no perder el partido.
El argentino estuvo a la altura del momento. Se llevó un game de servicio durísimo, en el que tuvo que luchar muchísimo ante un rival que quería sellar el triunfo, y llevó otra vez la definición del cuarto capítulo a un tie break.
Thiem empezó a pegarle más fuerte a la pelota en el desempate, enfocado en evitar a toda costa el quinto parcial; pero al sumar potencia perdió precisión con algunos tiros. Schwartzman, batallador como siempre, mantuvo la cabeza fría y logró llevarse el parcial por 7-6 (7-5).
El partido siguió muy nivelado en el arranque del capítulo final, con los dos como cuidándose de no cometer errores tempraneros que les costaran caros. Luego de tres games sin grandes emociones ni quiebres, Schwartzman se adelantó 2-1.
Tras casi cinco horas de partido, el cansancio empezó a limitar los desplazamientos y la potencia de los dos, por lo que el match perdió un poco de intensidad, pero no de emoción. Thiem se llevó su game de saque en el cuarto, el argentino hizo lo propio en el juego siguiente y quedó 3-2.
En el sexto game, tres errores no forzados consecutivos de Thiem dejaron al Peque ante una triple chance de quiebre. El argentino no perdonó, presionó sobre el saque de su rival, que tras un breve peloteo dejó la pelota en la red y cedió el break. El argentino se adelantó 4-2 y luego ganó rápido su juego de servicio para ponerse 5-2.
En el octavo, a Thiem se lo vio muy cansado, sin fuerza en las piernas y el Peque aprovechó. En el primer match point que tuvo, una volea del austríaco quedó en la red, y Schwartzman levantó los brazos al cielo y festejó con una sonrisa inmensa.