Acaso Diego Schwartzman se encuentre ante el desafío más importante de su vida: volver a construir la confianza que lo llevara a cosechar todos los logros de su carrera. Llegó a ser el número ocho del mundo, le ganó a Rafael Nadal en polvo de ladrillo, ganó cuatro títulos de nivel ATP, fue semifinalista de Grand Slam y hasta alcanzó la final en un Masters 1000.
Este miércoles sufrió una nueva derrota: se despidió en la segunda ronda del ATP 500 de Barcelona luego de perder 6-2 y 6-4 ante el italiano Jannik Sinner, el número ocho del ranking mundial. Si bien exhibió ciertos momentos de aplomo (recuperó terreno en el segundo set y hasta estuvo a un punto de ponerse 5-4), es una caída más en un presente que sólo arroja incertidumbre.
Todo aquello parece haber quedado en el tiempo y resulta imposible soslayar la dificultad de que vuelva a repetirse: lejos de sus años dorados, con el extenso liderazgo del tenis masculino nacional entre los atributos -fue el número uno argentino durante 179 semanas consecutivas, entre 2019 y 2023-, ahora necesita, de manera imperiosa, detener el derrumbe.
Dimensionar la caída requiere recuperar un dato: el Peque inició el año como el 25° singlista del mundo, en la cima del pelotón masculino de la Argentina, y la próxima semana aparecerá fuera de los primeros 70 -será 72°, aproximadamente- por primera vez desde el 17 de octubre de 2016, cuando era el 77°, lo que lo dejará como el 5° singlista de la Argentina, detrás de Sebastián Báez, Francisco Cerúndolo, Tomás Etcheverry y Pedro Cachín.
Los números no son producto de la casualidad. El idioma del tenis suele ponderar una máxima ineludible: el ranking te coloca en tu verdadero nivel. Schwartzman sostiene que seguirá en busca de la regularidad de aquellas buenas épocas, pero también es cierto que se trata de un proceso largo para reconstruir la confianza.
La derrota contra Sinner, el mismo rival que lo tuvo a maltraer la última semana en el Principado (se retiró cuando el italiano ganaba 6-0 y 3-1), profundizó todavía más la crisis de Schwartzman. Hay un aspecto, sin embargo, que no deja espacio para las dudas: el Peque no quiere darse por vencido y, por eso, meticuloso, busca alternativas.
En las últimas semanas decidió pegar dos volantazos para esta nueva etapa de su carrera. Terminó su vínculo con el preparador físico Martiniano Orazi -ex Juan Martín Del Potro- para sumar a Ignacio Menchón y reemplazó a su segundo entrenador Alejandro Fabbri por Mariano Monachesi. Juan Ignacio Chela sigue como coach principal.
Para frenar el desplome necesita, antes que nada, revertir los números, por lo que pretende encontrar, casi de manera urgente, una regularidad que le permita encadenar triunfos en varias semanas. Esta temporada, por caso, nunca sumó más de un triunfo por torneo y acumula en total 12 derrotas sobre 16 partidos disputados.
Es más: arrastra ocho meses en fila sin conseguir al menos dos victorias consecutivas. La última vez fue a fines de agosto, en el Abierto de los Estados Unidos, en el que alcanzó la tercera ronda luego de derrotar al estadounidense Jack Sock y al australiano Alexei Popyrin.
"Es difícil encontrar una explicación al momento. Es una pena. Mi nivel es muy bajo y no logro ser competitivo. Mi nivel es muy bajo y me toca perder partidos que quizá antes los ganaba. Estoy jugando con incertidumbre y no entiendo muy bien por qué. Estoy parado sobre una nube que no sé para dónde va a ir", había deslizado Schwartzman durante la fatídica gira sudamericana de polvo de ladrillo, etapa que lo dejó golpeado luego de las cuatro derrotas.
Los cambios que propuso para la conformación de su equipo tienen el objetivo a mediano plazo, pero las urgencias para Schwartzman se presentan en el día a día. Por lo pronto todavía le queda un buen cúmulo de puntos por revalidar en la gira europea de ladrillo: 45 de Madrid, 45 de Roma y 180 de los octavos de final de Roland Garros. En el medio podría anotarse en un torneo la semana previa al Grand Slam de París -Lyon o Ginebra- para intentar atenuar el golpe, que ya de por sí habrá dejado sus secuelas.
Victoria de Cerúndolo
El argentino Francisco Cerúndolo avanzó a los octavos de final del ATP 500 de Barcelona, al imponerse sobre el italiano Francesco Pessaro por un cómodo 6-2 y 6-2, mientras que su compatriota Pedro Cachín quedó eliminado al caer por 6-4 y 6-2 ante el griego Stefanos Tsitsipas. En la próxima ronda, Cerúndolo jugará ante el "top ten" noruego Casper Ruud (3), quien superó al estadounidense Ben Shelton (37) por 6-2 y 7-6 (7-1).