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Panorama semanal: Falta mucho y hay poco tiempo

Jorge Capitanich volvió a estar en la grilla de todos los canales macristas, además de los medios concentrados. La disputa con un docente, al que busca instalarse puertas adentro de la provincia como un dirigente opositor, fue lo suficientemente fuerte como para volver a jaquear al primer mandatario chaqueño. Primero fue el resultado de las PASO, en aquellos comicios los medios nacionales prácticamente no se movieron del escenario porteño o bonaerense, pero después de la debacle de las primarias, el escenario se nacionalizó.

También pesó la circunstancia de que el presidente Alberto Fernández pensó en Capitanich como jefe de Gabinete de la Nación, un cargo que el mandatario provincial declinó. No es posible saber si Fernández o la vicepresidente Cristina Kirchner lo querían al chaqueño en el Gabinete nacional, pero de lo que no quedan dudas es que el jefe provincial no quiere ir a Buenos Aires.

Es toda definición, porque a diferencia de lo que ocurrió entre 2013 y 2015, Capitanich no tiene un opositor de vice, como ocurrió con Juan Carlos Bacileff Ivanoff, como sí lo tiene Juan Manzur que finalmente es el jefe de Gabinete, con su vice Osvaldo Jaldo.

Es obvio que la parada que tiene el chaqueño por delante es distinta de la que tiene el tucumano. Y la otra, el gobernador chaqueño sabe que si se va de Resistencia el gobierno queda huérfano. Sin respaldo político y sin el peso del principal dirigente que tiene el peronismo en la provincia (más allá del resultado).

En ese sentido, la aparición de un docente del interior provincial, Mohamed Alí Acuña, que desestabilice a ese nivel a la principal figura del escenario provincial no es un dato menor. Le ocurrió a Ángel Rozas cuando era gobernador y se negó a responderle una pregunta a una periodista en Sáenz Peña, con el mismo argumento que el que ahora pretendió usar el actual titular del Sillón de Obligado.

El caudillo chaqueño, había dicho en una conferencia a una periodista que no le iba a responder una pregunta, porque ella era peronista. Lo mismo le ocurrió ahora a Capitanich. Acusó al docente Acuña de ser dirigente opositor.

Es obvio que los medios de comunicación se ensañaron especialmente con el mandatario chaqueño ahora traspasando incluso el límite de la mentira (de la que se hizo eco incluso el más mediático de los legisladores radicales que acostumbra a aportar material a los medios nacionales), pero lo que es más que obvio que situaciones como esta se van a repetir en la campaña y que frente a esta obviedad el gobierno provincial ya debería tener repasada la situación y ensayadas las respuestas.

El episodio que atravesó el radical que logró gobernar una provincia eminentemente peronista, pareció instalarse luego como el hito desde el que comenzó a archivarse el sueño del tercer mandato rosista.

Capitanich logró su tercer mandato. Lo que no se sabe ahora es si logrará un cuarto. Aún así no hay garantías de que la oposición en la provincia repita la elección. Revertir lo ocurrido en las PASO no es algo que se considere fácil dentro del Frente de Todos, pero tampoco está catalogado de imposible.

Sin embargo, los errores como lo ocurrido con el enfrentamiento con el docente en Río Muerto, entre otras que viene cometiendo el oficialismo, van minando el camino.

El gobierno enfrenta una crucial renegociación con sectores sindicales del Estado. El de los docentes parece un punto crucial, aunque parece difícil que el que ya votó vaya a cambiar el sentido de lo hecho.

Pero es una realidad que una altísima franja de abstencionismo que el gobierno tiene como desafío revertir. Si habrá milagro en noviembre, no es porque los que votaron a unos ahora lo hagan por otros, sino que los que no votaron vayan ahora a hacerlo mayoritariamente a favor del oficialismo. No es precisamente poca la tarea que tiene el gobierno, y tampoco hay garantías de que vaya a salir bien.

Las expectativas del gobierno seguramente se moderaron, su nueva aspiración de máxima será mantener el actual statu quo en el Congreso o en la Legislatura provincial. Mantener los números. A nivel nacional, en donde más difícil se pone la situación es en el Senado, aunque el Frente de Todos mejore los números, perder por un voto en las provincias que eligen representante a la Cámara Alta puede poner en serios problemas la mayoría con la que hoy controla el quorum.

Si los números se hacen completamente adversos el trabajo será todavía más cuesta arriba, máxime cuando quedó en claro que a nivel nacional la oposición tiene colonizada a la Justicia, desde ese poder y desde los medios (¿el cuarto poder?) lograron acorralar al gobierno, si a eso le suman el Congreso será todavía más difícil.

En el Chaco salvo algunos cambios en el Gabinete, como la incorporación de Aldo Lineras los cambios todavía son una deuda. Falta mucho y el tiempo es poco.

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