Ante el derrumbe en ventas por la suba de impuestos, la tabacalera Massalin Particulares cerró la planta de compra y acopio de la localidad tucumana de La Cocha, donde empleaba a 20 trabajadores, y despidió a 60 obreros de otros dos establecimientos.
"Debido a la suba de impuestos que afecta negativamente su actividad en el país, ha decidido cerrar su planta de compra y acopio ubicada en la localidad de La Cocha, donde empleaba a 20 trabajadores", señaló la compañía en un comunicado.
Indicó que junto con el cierre de esa planta recortará 60 puestos de trabajo en sus establecimientos de producción de Goya (Corrientes) y Merlo (provincia de Buenos Aires).
"Por decisión del gobierno nacional, a partir del primero de mayo, los impuestos que pesan sobre la venta de cigarrillos alcanzan el 80% del precio que paga el consumidor, cuando antes ese total era de casi el 70% del valor de venta del producto", explicó la firma.
Advirtió que "la decisión oficial afectó la dinámica del mercado y recortó los volúmenes de venta de producto en el mercado legal, generando una capacidad ociosa imposible de sostener para la compañía, obligándola a implementar un plan de acción para garantizar la sustentabilidad de sus operaciones en el país, donde está presente desde hace 115 años".
Con más de 2.500 empleados, Massalin Particulares opera dos plantas de fabricación de cigarrillos, en Merlo y Goya y cuenta con una planta de procesamiento de hojas de tabaco en Rosario de Lerma (Salta) además de centros de acopio en Perico (Jujuy) y Alem (Misiones).
Durante el 2015, la facturación conjunta de Massalin y Nobleza Piccardo -la firma que controla la mayor parte del mercado- superó los 42.500 millones de pesos, aunque de ese total casi el 70% termina en manos del Estado vía impuestos.
La suba de la alícuota del impuesto interno a los cigarrillos, que pasó del 60 al 75% a partir de mayo puso en jaque a la industria tabacalera y generó una fuerte caída en las ventas.
Cada atado de cigarrillos, pasó a costar en promedio unos 45 pesos.
El elevado precio obligó a muchos consumidores a optar por adquirir los atados en el mercado ilegal y en otros casos a comprar el tabaco y armar sus propios cigarrillos.