Infectólogos y expertos en bioética advierten que frente a la amenaza de la Delta, el Gobierno debería haber aplicado a todos Moderna o AstraZeneca.
Al "Plan de Vacunación contra el Covid-19" que el Gobierno presentó en diciembre, sólo le quedó igual el nombre. Las pautas originales no se cumplieron en plazos, en cantidad de dosis dadas, en escalones de grupos prioritarios ni en tiempos para completar esquemas. Ahora, tampoco se mantuvo su estrategia. Esa que indicaba que -a diferencia de lo que se hace en Estados Unidos o Europa- no se podía elegir vacuna.
Antes, el libre albedrío de la inmunización se limitaba a "dársela o no dársela". Desde hace unas horas, y sólo por el faltante del segundo componente de Sputnik V, quienes llevan esperando casi cuatro meses la segunda dosis tienen la opción de optar por la de Moderna o la de AstraZeneca o, también, seguir esperando las segundas inyecciones rusas.
Desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires dijeron a Clarín que, hasta el jueves a la noche, de los 180 mil mails enviados con la oferta de acercarse a los centros de vacunación para aplicarse alguna de las dos vacunas suplentes, unas 80.000 personas aceptaron combinar. El 44%.
Al cierre de esta nota, todavía no se habían comunicado los datos a nivel nacional sobre quienes prefirieron seguir esperando. Tampoco en Provincia, donde reside gran parte del millón de personas que superan los 90 días de brecha desde la primera dosis de Sputnik.
"Elige tu propia vacuna"
¿Cuál fue el criterio del Ministerio de Salud de la Nación para permitir que personas que esperan completar su inmunización desde hace casi cuatro meses elijan seguir esperando o darse una vacuna suplente?
"Lo vengo diciendo desde hace dos meses. Nadie puede estar 90 días esperando para recibir la segunda dosis. La combinación de vacunas, con Moderna o Pfizer, era lo lógico desde el punto de vista de la inmunización", dice a Clarín el reconocido neurólogo argentino Conrado Estol, que se convirtió en un comunicador clave sobre el covid desde el inicio de la pandemia.
Estol amplía: "Hay un editorial bastante reciente en la revista Nature que explica lo bien que funciona mezclar una vacuna de ARN mensajero (como la Moderna), que genera más inmunoglobulina, con las basadas en vector (como la Sputnik y la AstraZeneca), que se apoyan en los linfocitos. Si mezclás las dos, tenés un poquito de cada una".
Estol, que recibió la primera dosis de la Sputnik en Argentina y viajó a Estados Unidos para aplicarse la de Pfizer como segunda dosis, es cuestiona que se permita esperar.
"Después de que la gente esperó todo este tiempo, ahora el estudio del Conicet aprobó la combinación. Que está bien que lo haya hecho. Pero me parece raro darle la opción de decidir si darse estas vacunas como segunda dosis a personas que tienen más de cuatro meses de la primera de Sputnik, o que esperen a que llegue la vacuna rusa. Porque sabemos que la variante Delta no responde a una dosis”, puntúa.
En la misma línea, Eduardo López, infectólogo, asesor del Gobierno y jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, tampoco está de acuerdo con que se permita esperar, en lugar de completar la inmunización lo antes posible.
"Que la gente elija o espere no es factible frente a que tenemos la variante Delta a la vuelta de la esquina. Hay que tener vacunada a la mayor cantidad de gente con dos dosis, especialmente a mayores de 50 años", dice.
¿La gente está aceptando combinar o prefieren esperar? "Les aconsejaría que se den la vacuna disponible, sabiendo que tenemos buenas vacunas suplentes. Creo que la gente se va a ir a vacunar, me parece que no hay discusión, no hay ninguna vacuna que con una dosis tenga eficacia superior a 45/50 por ciento frente a la Delta, pero sube a 70/92 por ciento con dos dosis", detalla.
Arnaldo Casiró, jefe del Servicio de Infectología en Hospital de Agudos Teodoro Álvarez, cree que la nueva estrategia del Gobierno incurre en un error al incluir la espera como una opción. Marca que, en lugar de dar seguridad, hace que "la gente esté confundida" y que "desconfíe de vacunarse".
Para el especialista, es irrelevante la diferencia entre recibir Moderna o AstraZeneca "porque cualquiera de las dos opciones son seguras y producen una muy buena respuesta inmune. No así Sinopharm, como era previsible. Sí no me parece menor dejar que el que quiera pueda esperar la segunda de Sputnik. Al menos, sin que conozca bien los riesgos de esperar. Que es lo que no se aclaró".
¿Qué dice la bioética sobre permitir esperar?
¿Combinar sí o sí o dejar que esperen? Bienvenidos a un nuevo dilema bioético que plantea la pandemia. Un dilema ocurre cuando tenés dos alternativas y cualquiera de las dos que elijas se transforma en un nuevo problema. No hay una respuesta unívoca.
"La bioética acá permitiría reflexionar sobre cuál de las opciones es la que tiene menos complicaciones y ésa es la que el Estado debería fomentar", explica a este diario Ignacio Maglio, abogado y miembro del Comité de Ética y Derechos Humanos en Pandemia Covid-19, que asesora al Gobierno.
Mejor es tener las dos dosis. Entonces, ¿está bien que se de la opción de esperar? "Se mantiene la voluntariedad de la vacunación si a la persona se le permite elegir también eso, frente a un cambio no previsto. Desde ahí, no hay una afectación de la autonomía. Pero creo que hay un tema de 'necesidad colectiva'. Si la ciencia dice que la combinación propuesta también es efectiva, desde el Estado debería iniciarse un proceso de insinuación, de persuasión (como una campaña) para que la gente vaya y se vacune ahora. Sin que eso sea algo compulsivo", indica. CLARIN