“En el último rincón de la Tierra en que me halle estaré pronto a luchar por la libertad”
El 25 de febrero de 1778, en la pequeña localidad de Yapeyú, hoy parte de la provincia de Corrientes, nacía José Francisco de San Martín y Matorras, quien con el tiempo se convertiría en una de las figuras clave de la independencia sudamericana. Su legado, basado en la lucha por la libertad y la justicia, sigue vigente en la historia de Argentina y de toda la región.
Hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, José fue el menor de cinco hermanos. Desde su infancia, su vida estuvo marcada por la disciplina militar. A los cinco años, su familia se trasladó a España, donde inició su formación castrense. En 1789, ingresó al Regimiento de Murcia, y desde entonces comenzó su destacado desempeño en la milicia, participando en múltiples batallas, entre ellas la célebre victoria de Bailén contra las tropas napoleónicas. Este hecho le valió el ascenso a teniente coronel y la medalla de oro, consolidando su prestigio en el ejército español.
Sin embargo, en 1811, San Martín tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida y el destino de América: solicitó y obtuvo su retiro del ejército español y viajó a Londres con el propósito de unirse a los movimientos independentistas del continente. En 1812, arribó a Buenos Aires, donde asumió un papel protagónico en la lucha emancipadora. Fundó el Regimiento de Granaderos a Caballo y, con su liderazgo, obtuvo su primera victoria en tierras americanas en el Combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813.
Su genio estratégico lo llevó a planear y ejecutar una de las hazañas más recordadas de la historia militar: el Cruce de los Andes. En 1817, junto a su ejército, atravesó la imponente cordillera y logró la independencia de Chile tras la victoria en la Batalla de Chacabuco. Luego, su campaña se extendió a Perú, donde en 1821 proclamó la independencia y asumió el gobierno como Protector del Perú.
En 1822, tras un encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil, decidió abandonar el campo de su gloria con un renunciamiento ejemplar, para preservar la unidad y evitar conflictos.En 1824, partió al exilio en Europa junto a su hija Mercedes.
San Martín falleció el 17 de agosto de 1850 en Boulogne-sur-Mer, Francia. Sus restos fueron repatriados en 1880 y descansan en el Mausoleo de la Catedral de Buenos Aires, custodiados por los Granaderos a Caballo, el regimiento que él mismo fundó.
Su legado trasciende las fronteras y el tiempo. No solo fue un estratega militar, sino también un líder visionario que promovió valores como la libertad, el sacrificio y la unidad. Cada 17 de agosto, Argentina conmemora el paso a la inmortalidad del "Padre de la Patria", recordando su vida y su inquebrantable compromiso con la independencia de América.
En Casa Rosada se encuentran algunos objetos que recuerdan su historia y su lucha: el busto en el Hall Presidencial, el tapiz en la Escalera Francia y un retrato en la antesala del Despacho Presidencial. Estos símbolos mantienen viva su memoria y su ejemplo para las generaciones futuras.
San Martín dejó una enseñanza imborrable: la libertad es un derecho y un deber. Su frase "Serás lo que debas ser o no serás nada" sigue resonando como un llamado al compromiso y la responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa y libre. Argentina reivindica el legado cultural del Padre de la Patria