Martín Kowalewski recibió una distinción de la Sociedad Internacional de Primatología por contribuir a la conservación del hábitat de primates a través de propuestas educativas. Manifestó los motivos por los cuales esta especie corre peligro de extinción.
Martín Kowalewski, investigador del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET - UNNE) y director de la Estación Biológica Corrientes (EBCO), en diálogo con época brindó un panorama del estado en que se encuentran los monos carayá que habitan en gran parte del territorio provincial.
En la primera parte de la nota que mantuvo con este medio, comentó que en el país existen cinco especies de monos. Lamentablemente, el investigador brindó en relato objetivo y remarcó que el panorama es complejo.
La mayoría de los monos que habitan el país están en peligro de extinción y uno de los motivos es el desmonte. "Son varios los factores que amenazan a estos animales. No estamos en contra del progreso pero como conocedor del tema debo instar a un desarrollo sustentable de los emprendimientos privados", sentenció.
Comentó que los monos aulladores que habitan en las selvas misioneras son un ejemplo de lo que lo que vive esta especie. "De acuerdo a los datos que manejamos se estima que son menos de 50 monos los que sobreviven en la tierra colorada y zonas aledañas", dijo el investigador.
Prosiguió su relato manifestando que en Corrientes la situación también es preocupante. Dijo que en la provincia, los monos carayá están en estado de vulnerabilidad y señaló que se observa más en zona noreste de Corrientes. "La ciencia hace su trabajo y nosotros vamos marcando las falencias que atraviesan las distintas especies de monos en el territorio nacional. Luego son los distintos gobiernos los que deben tomar medidas para evitar la extinción de la fauna", indicó.
Comentó que es difícil recolonizar los ambientes, una vez que se procede a un desmonte. Por tal motivo, mencionó que los gobiernos son los que deben apostar al cuidado del medio ambiente y aclaró: "A los que trabajamos para la preservación del ambiente y la protección animal se nos tilda de estar en contra del progreso. No es cierto. Queremos que se determinen áreas protegidas en los emprendimientos privados ya que los habitas de los monos -por ejemplo- van disminuyendo por el avance inmobiliario", reflexionó.
Dijo que ante esta situación sumada a los incendios, en los últimos tiempos se observa que muchos monos se encuentran en zonas urbanizadas. En este sentido dejó una frase para tener en cuenta: "Cuando un animal se hace visible en la urbanización es porque hay un problema".
Kowalewski comentó que a diferencia de otras regiones del país, Corrientes tiene en su superficie natural poco porcentaje de monte. "Hay un predominio de lagunas, esteros. Por ende el espacio de bosques es menor a los que se observan sin ir muy lejos en la provincia de Misiones. Cuando hay que analizar el desmonte en esta provincia se debe tener en cuenta este aspecto", dijo.
Investigación del CONICET
Las poblaciones de monos carayá –la especie más extendida en Argentina- están reducidas y tienen poca variabilidad genética, según determinó un nuevo estudio de investigadores del CONICET. Esta situación podría ser la causa de que presenten una mayor susceptibilidad a la fiebre amarilla, una enfermedad selvática que se registra de manera recurrente en Sudamérica y que también afecta a humanos.
La revista PLOS One, realizó un trabajo en animales de la región Noreste de Argentina y del Sur de Paraguay. Los autores del trabajo destacan la necesidad de declarar a la especie Alouatta caraya como "Vulnerable" y proponen estrategias de manejo y conservación.
La subsistencia de estos y otros monos que habitan en la región se ve dificultada por las mismas causas que afectan a distintos mamíferos, como el yaguareté. "La deforestación resultante de la agricultura y ganadería a gran escala y las inundaciones de bosques ribereños para la construcción de represas, son algunos de los factores que causaron el deterioro del hábitat de la especie. A eso también se suma tráfico de fauna para comercio de mascotas y la cacería", señaló la investigadora adjunta del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNAM), Luciana Oklander.
Además de la importante función que cumplen cada uno de los animales que componen el ecosistema selvático, los monos desempeñan un rol epidemiológico clave para el abordaje de la fiebre amarilla. Son considerados "centinelas", que alertan sobre los brotes que ocurren en la selva y que pueden llegar a zonas urbanas a través de picaduras de mosquitos. La aparición de animales muertos es la primera señal de que el virus que causa la enfermedad está circulando y que es necesario extremar las medidas de prevención, como la vacunación. En uno de los grupos analizados por los investigadores se detectó un alto índice de endogamia, es decir, de parentesco entre los individuos que se reproducen. Esta población fue posteriormente diezmada por un brote de fiebre amarilla, lo que podría establecer una relación causal entre la escasa variabilidad genética y la susceptibilidad a la enfermedad.
"Las poblaciones estudiadas tienen un tamaño efectivo reducido y pueden estar empobrecidas genéticamente para hacer frente a eventos como futuros brotes de fiebre amarilla, que podrían afectar rápidamente a todos los individuos. Más allá del riesgo ecológico que implica perder a estos monos, también se generaría una situación de riesgo para la salud humana", advirtió Oklander.
Para analizar la estructura genética de los carayás –que son monos aulladores que presentan pelaje negro en los machos y dorado en las hembras-, los investigadores recolectaron muestras en las distintas poblaciones. "Trabajamos mayormente con muestras de materia fecal, que son no invasivas y nos permiten estudiar a los animales sin capturarlos ni dañarlos. Las procesamos en laboratorios de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y extrajimos el ADN para dos tipos de amplificaciones. Por una parte, el ADN mitocondrial nos permitió determinar el linaje materno y la estructura genética en tiempos más lejanos. Por otro lado, analizamos el ADN nuclear mediante el estudio de microsatélites, que nos permitió estudiar el parentesco entre los individuos y detectar endogamia", detalló Oklander.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es la institución más importante para determinar el grado de amenaza de una especie y considera que los monos carayá están en un nivel de "menor preocupación" a escala mundial. "Consideramos que esa clasificación subestima el estado en el que se encuentran las poblaciones remanentes, por lo que proponemos una reclasificación del estatus global de la especie a "vulnerable", señaló Carolina Miño, investigadora asistente del CONICET en el IBS.