Con el objetivo de "unir lo folklórico, lo rural y las tradiciones del campo con la comunidad LGBTIQ+", el artista correntino plasmó un diálogo entre su actividad creativa y su propia historia, basada en la opresión a su identidad de género y su sexualidad desde un origen rural.
Contra el silencio que formatea la opresión a las diversidades sexuales, el artista correntino Lorenzo González opuso en los últimos años un grito diseñado en una performance fotográfica que lleva como objetivo "unir lo folklórico, lo rural y las tradiciones del campo con la comunidad LGBTIQ+", dijo hoy en una entrevista con Télam.
El artista visual nació en la localidad correntina de Yapeyú en 1995, actualmente vive en Oberá y es profesor y licenciado en Artes Plásticas por la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones.
En 2018 comenzó a darle forma a la idea de plasmar un diálogo entre su actividad creativa y su propia historia, basada en la opresión a su identidad de género y su sexualidad desde un origen rural en el interior de la provincia de Corrientes.
Así, en 2021 vio la luz "Sapucay marica", una performance fotográfica en la que el artista puso el cuerpo para crear un universo de personajes folklóricos pero con aditivos disruptivos como vestimenta, maquillaje y movimientos del mundo gay.
"Sapucay Marica nace con la premisa de unir lo folklórico, lo rural, las tradiciones, con la comunidad LGBTIQ+, porque el campo está lleno de personas de distintas diversidades sexuales y de género, pero están sumamente oprimidas, opacadas en la historia y sus vivencias y me parece que generar una serie de imágenes para demostrar esto es una forma de decir 'somos parte también de esto' y animar a alguien a vivenciar más su sexualidad", señaló González a Telam.
En ese sentido, asegura que fue clave "deconstruir la figura masculina que uno tiene por el principio que dice 'sos gay pero no vas a ser marica, una nena' y eso es un estereotipo horrible, porque hay también una heteronormatividad dentro de la homosexualidad que parece que tenemos que seguir replicando esa figura masculina y en realidad, no".
Y subrayó: "En los últimos años, con la militancia, con dejar de ocultar mi sensibilidad, me empecé a dar cuenta que soy un hombre marica y con toda la potencia de esa palabra, que conlleva todo el sufrimiento y la reivindicación que le damos hoy a lo marica".
"Es -reflexionó- una palabra usada como insulto y ahora proponemos que sea el orgullo, 'soy eso, soy ese marica que no es un hombre, que no es un macho, que tiene otra forma de entenderse y de mostrarse, de relacionarse' y ahí está ese orgullo".
Al conceptualizar sobre esas bases su obra afirmó que "este sapucay representa también un grito hacia el resto de la sociedad, a esa sociedad correntina, campesina y patriarcal, pero no es el único".
Con lo cual, aclaró, el sapucay "es un grito polisémico porque se lo grita en el profundo dolor o en la profunda alegría. No es ni bueno ni malo, es todo al mismo tiempo y Sapucay Marica es un grito contra esa sociedad que nos oprime, al mismo tiempo que es un grito de celebración, de identidad y por eso el proyecto lleva este título que representa la nueva faceta de mi carrera".
Por su involucramiento personal con la obra, el proceso creativo de González tiene mucha retrospección y análisis de su propio recorrido en el arte, con lo cual reseña que la percepción de su identidad "fue un proceso muy lento, ya que todos nacemos en un mundo cis, heterosexual, que te viste y te enseña que hay que moverse de una determinada manera, que hay que escuchar tal música y tal otra, y en esos espacios, antes, no tenía lugar como para entender realmente lo que quería".
"Mostrar -resaltó- que me gustaba el físico o compartir tiempo con otro chico, no podía ser, porque me iba a pasar algo malo, básicamente, tenía miedo".
Y contrastó con la llegada a una actualidad con mayor espacio para la diversidad en el mundo creativo.
Según dijo, florecen hoy las "cuestiones visuales, compositivas y modos de hacer que están cambiando en el arte".
"El arte es súper diverso, de por sí, nunca gana del todo pero nunca pierde tampoco y su lucha no es contra sí mismo, sino contra la cultura, contra lo establecido, lo naturalizado, contra el ser común", indicó, con lo cual destacó que "en los últimos tiempos hay una amplitud tremenda de narrativas y modalidades diferentes".
En tanto que remarca el valor que tiene haber trabajado esta producción en el colectivo LGBTIQ+.
"En los últimos tiempos empecé a hacer clínica de obras, a analizar todas mis producciones y proyectos que son bastantes diferentes entre sí, donde encontré como eje transversal a toda mi práctica el trabajo con comunidad, el trabajo a partir de imaginarios concretos y situados de una comunidad con su lenguaje, y en todos los casos, comunidades marginadas, atravesadas por sufrimientos, por injusticias y por la memoria, que es otro eje de mi producción", afirmó.
Lorenzo González formó parte de la última edición de la muestra ArteCo, desarrollada en la ex usina de Agua y Energía de Corrientes, tanto con "Sapucay marica" como con el proyecto "Artista y artesana" en el que combinó su proyección con el trabajo de la artesana de cestería correntina Zulma Montenegro, también originaria de Yapeyú. Télam