El obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramon Canecin, acompañó el domingo 8 de diciembre, el acto de inauguración del árbol navideño, al que asistieron el intendente municipal Mariano Hormaechea y autoridades ante una gran concurrencia de personas en la Plaza Mitre, que se ubica frente a la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario” de Goya.
Al bendecir, el obispo felicitó la iniciativa e hizo una breve referencia al nacimiento de Jesús, que marcó el inicio de una nueva era para el mundo.
Monseñor Adolfo Canecin bendijo las imágenes que están ubicadas junto al Árbol de Navidad. En ese árbol, que es una estructura piramidal de 10 metros de altura aproximadamente, hay luces en forma de espiral, con el sentido de iluminar el camino en la fe. Presenta tiras led y cortinas de luces que simbolizan la unión familiar y de los vecinos de Goya.
El Obispo uso para la reflexión el Libro de Isaías, para invitar a todos los presentes, en este tiempo de Navidad a: “Encender una Luz en medio de la oscuridad, no debemos maldecir la oscuridad, sino hacer realidad esta invitación de ser Luz como nos invita Jesús, poder con nuestra luz apagar las oscuridades de maldad, soberbia, vanidad, por eso antes de impartir la bendición juntos hagamos este gesto y digamos todos “Encendamos una Luz en medio de la oscuridad”.
“Celebro que estemos hoy en la Plaza principal de Goya inaugurando el tiempo de la Navidad. Qué lindo es que todos nosotros, podamos venir, dejarnos iluminar y llevar luz a nuestros ambientes” dijo el obispo.
Continuó “Jesús que nace en Navidad viene como luz. El mismo va a decirnos cuando ya adulto: ´Yo soy la luz del mundo el que me sigue no camina entre las sombras´. Hay pocas situaciones que nos generan temor como nos genera la oscuridad”.
“La oscuridad se vence con la luz. La oscuridad es sinónimo de todo lo malo y la luz es la expresión de todo lo bueno. Encendamos una luz con una palabra, un buen gesto, una actitud. Vamos descubriendo como la luz es una realidad que nosotros necesitamos cuando estamos en la oscuridad” remarcó el obispo.
“Esta luz que es Jesús mismo, su persona es una luz que no solo ilumina sino también sana, cura, transforma, bendice, acompaña y da fuerzas para caminar” concluyó.
