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Internacionales

A Trump le urge sacrificar la pieza ucraniana

La visita del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a Madrid, el pasado lunes, ha servido para recalcar el magro gasto español de defensa. Cuando el debate interaliado se está moviendo en un objetivo entre el 3% y el 5% del PIB, España, con su cicatero 1,28%, es el último de la lista. Como tal índice constata el grado de esfuerzo de cada aliado dedicado a la defensa, puede afirmarse, contrariamente a lo que dicen Sánchez y su marioneta Margarita, que somos el país de menor seriedad, fiabilidad y compromiso con la defensa común. Por contraste, resulta llamativa la celeridad con la que Rutte ha hecho su \'camino paulino a Damasco\'. En un paradigmático ejemplo de pedagogía de los hechos, Rutte, entre cambiar de criterio o de trabajo ha optado por lo primero, al pasar instantáneamente desde el apoyo absoluto a las tesis defensivas de Biden , a desempeñarse casi como portavoz de Trump . Simultáneamente, el ritmo galopante de las órdenes ejecutivas (decretos) de Trump va desdibujando la estrecha relación, especialmente en defensa, comercio y energía, que, desde el final de la II Guerra Mundial, existía entre EE.UU. y Europa. Él está tratando de apuntalar la hegemonía mundial norteamericana utilizando a Europa como campo de batalla. Mientras presiona a la UE para que ésta afloje sus lazos comerciales con China, profundiza en la carrera de la inteligencia artificial donde China aspira a llevar la delantera. Y, al mismo tiempo, dibuja, fuera del teatro, una segunda fase de la guerra en Ucrania al intentar que países de la OPEP multipliquen la producción de hidrocarburos, para tratar de asfixiar la economía rusa mediante un brutal descenso de los precios. Puede adivinarse que el resultado del conflicto en Ucrania ya no será tanto el de ésta con Rusia, o de Rusia con EE.UU., como de EE.UU. con China.Noticia Relacionada estandar No El secretario general de la OTAN apremia a Sánchez a elevar el gasto en defensa Pilar De la CuestaLa videoconferencia entre Xi Jinping y Putin , la semana pasada, donde ambos propugnaron «un mundo multipolar más justo», significa un reforzamiento de la alianza estratégica de ambos líderes. Lo que debe suponer un quebradero de cabeza para Trump. Porque éste, para entorpecer el inevitable asentamiento de China a nivel global, necesita ganarse a Putin. Y, además, debe conciliar tres posturas distintas en el seno occidental sobre la guerra de Ucrania: la propia de EE.UU., la de la UE y la de la Ucrania de Zelenski . Complejo escenario que volatilizó el cuento electoral de acabar con la guerra en 24 horas; plazo ahora alargado a 100 días. Lo innegable es que Trump tiene prisa, ya que su \'America first\' demanda una cierta estabilidad global. Por ello, su objetivo estratégico no puede ser ayudar a Ucrania a ganar la guerra –algo que está fuera de cuestión–, sino detener las hostilidades. Si lo lograse, se autoinvestiría como pacificador para, posteriormente, entrar en los detalles.Putin ha manifestado su disposición a negociar el fin de la guerra. Pero, como la va ganando, puede imponer condiciones sin apresurarseParece claro que a Putin no le amedrentan excesivamente las amenazas sancionadoras de Trump. No solo porque ya quedan pocas sanciones aplicables, sino también porque una política de sanciones solo es plenamente eficaz contra un país aislado. Lo que no es el caso de Rusia, como recientemente reconocía José Borrell , ex Alto Representante de la UE. No obstante, Putin ha manifestado su disposición a negociar el fin de la guerra. Pero, como la va ganando, puede imponer condiciones sin apresurarse. Para el Kremlin, después de casi tres años de guerra, ahora ya no se trataría solo de dar seguridad a unas minorías o de rediseñar nuevas fronteras. Lo que está en juego es la seguridad o, incluso, la propia existencia de Rusia, cuyo objetivo más esencial es la neutralización de Ucrania. Por ello, difícilmente, Moscú aceptará la solución de un alto el fuego o un desenlace a la coreana. En la partida de ajedrez entre Rusia y EE. UU., Ucrania será irrelevante y Europa el gran pagano. Mientras dure la negociación, las tropas rusas seguirán avanzando en Ucrania, donde la reciente caída de Velyka Novosilka facilitará la de Prokovsk. Hipótesis que, posiblemente, llevaría al derrumbe del frente ucraniano y abriría a las tropas rusas la puerta para progresar hacia el Dniéper. En fin, si Trump quiere dar pronto carpetazo a la guerra, tendrá que sacrificar la pieza ucraniana.

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