No hubo pruebas, pero sobraron las teorías conspirativas. En lo que pretendía ser una demostración de supuesto fraude en las últimas dos elecciones presidenciales, Jair Bolsonaro intensificó los ataques al sistema electoral brasileño de urna electrónica y convocó a sus seguidores a manifestarse por el voto papel en 2022.
El mandatario usó su habitual transmisión por redes sociales de los jueves para denunciar que estaría en marcha un supuesto fraude para favorecer al Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones. Fue un discurso rabioso, de más de dos horas, en el que arremetió contra la presunta vulnerabilidad del voto electrónico vigente.
“Nosotros no queremos problemas, queremos que el candidato que votan Juan o María sea contado exactamente para esa persona. ¿O será que existe un sistema que quiere hacer volver al poder a aquellos que sumergieron al país en la corrupción?”, dijo el presidente, que abonó un supuesto plan para perjudicarlo.
“¿Es justo que quienes tornaron elegible a Lula da Silva sean los mismos que van a contar los votos en una sala secreta? ¿Dónde está el conteo público de votos? Vamos a realizar elecciones el año que viene, pero democráticas, sinceras”, aseguró Bolsonaro, que convocó a sus seguidores a que este sábado salgan a las calles.
La pelea por el voto impreso se convirtió en una de las últimas obsesiones del líder ultraderechista, que intenta instalar en la agenda sospechas de fraude cuando falta poco más de un año para la elección presidencial en la que posiblemente será desafiado por Lula.
El mandatario enfrenta uno de sus momentos de mayor debilidad, acosado por investigaciones que apuntan posible corrupción en la compra de vacunas contra el Covid-19 y por una caída de su popularidad que amenaza con comprometer su reelección.
Un sondeo de Datafolha del 8 de julio reveló que la reprobación de Bolsonaro llegó al 51%, el peor indicador desde que asumió el gobierno. Además, Lula, posible contrincante en 2022, se impondría en una segunda vuelta por 58% a 31%.
Como su modelo en la política, Donald Trump, Bolsonaro prepara el terreno para no reconocer el resultado en caso de que pierda las elecciones de 2022 y usa el voto impreso como una causa para mantener movilizada a su base, dijo a LA NACION Mauricio Santoro, politólogo y profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
Bolsonaro reprodujo fragmentos de noticias basadas en videos de internet que tratan sospechas ya investigadas en el pasado y desmentidas por el Supremo Tribunal Electoral (STE). En la misma presentación que proponía demostrar fraude, admitió que “no se puede comprobar que las elecciones fueron o no fueron fraudulentas”.
Las acusaciones del presidente, que prometen alimentar manifestaciones callejeras este sábado, generaron malestar en miembros del STE y del Congreso, que este viernes cuestionaron las declaraciones.
El juez de la Corte Gilmar Mendes, por caso, aseguró que es necesario que termine la “charlatanería” y dijo que la cuestión del voto impreso es un “falso debate” que esconde otras intenciones. “Esa idea de que sin voto impreso no podemos tener elecciones o que no serán confiables esconde quizá algún tipo de intención que no es buena”, dijo.
Aliados del gobierno impulsan en el Congreso una propuesta de enmienda de la Constitución para implementar el voto impreso, pero no existe consenso para que avance y es poco probable que consiga los votos en la cámara, estimó el presidente de Diputados, Arthur Lira.
La presentación anoche renovó las amenazas que también habría hecho la semana pasada el ministro de Defensa, Walter Braga Netto, reveladas por Estado de S. Paulo. Según el diario paulista, Braga Netto le había transmitido al jefe de Diputados que existía riesgo de que no se hicieran las elecciones en 2022 si no se aprobara el voto impreso.
Santoro señaló que el discurso de ataque al sistema electoral crea el riesgo de que Brasil tenga su propia “invasión al Capitolio” en 2022, en caso de que el presidente sea derrotado en las urnas. “Bolsonaro quiere preparar el terreno político para alegar fraude en caso de una derrota que parece cada vez más probable. Con el agravante de que, a diferencia de los Estados Unidos, la lealtad de las Fuerzas Armadas y las policías a la democracia parece más cuestionable en Brasil”, agregó. “Existe el riesgo de la violencia callejera y choques entre manifestantes... una versión peor de la invasión al Capitolio”.