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Internacionales

Como Mambrú, Trump se va a la guerra

Las tropas rusas siguen progresando en prácticamente todos los frentes del territorio ucraniano. Los combates más cruentos de localizan a lo largo de los 65 km del segmento Chasiv Yar-Prokovsk. En el primero de esos bastiones, ya se han apoderado de su mitad oriental, mientras los defensores se aferran bravamente al terreno tratando de retardar el avance de las unidades rusas. Éstas, en Toretsk, en el centro del segmento, han ocupado recientemente el barrio de Kryms\'ke al norte de la ciudad. Y en el sector de Prokovsk, las unidades rusas están ampliando su control del terreno por el sur y suroeste del bastión. Avanzan por el norte de Kotlyne en dirección a Serhiivka, población en el límite con el oblast de Dnipropetrovsk, para taponar allí la autovía E-50 entre Prokovsk y Andronivka. La finalidad de tal esfuerzo es cortar el flujo ucraniano a Prokovsk por la E-50, itinerario de gran capacidad logística. Su potencial éxito significaría un enorme paso adelante para las intenciones del Kremlin de hacerse con todo el Donbás. Fuera del teatro, aparte de la reunión informal del Consejo Europeo, en Bruselas, el pasado lunes, para debatir sobre el futuro de Ucrania y la nueva política arancelaria norteamericana, la actividad más relevante es la convocatoria de Francia de una reunión de ministros de exteriores, en París, el 12 de febrero. Está prevista la asistencia, entre otros, de los ministros de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, España, Polonia, Ucrania y la Alta Representante de la UE, Kallas. No está confirmada todavía la presencia del nuevo secretario de estado norteamericano, Marco Rubio. Es una conferencia política para coordinar esfuerzos y apoyos a Ucrania, así como explorar vías para la resolución del conflicto. Noticia Relacionada ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) estandar Si A Trump le urge sacrificar la pieza ucraniana pedro pitarch El presidente de EE.UU. está tratando de apuntalar la hegemonía mundial norteamericana utilizando a Europa como campo de batallaDe tal reunión, son resaltables cuatro aspectos. Uno, que podría suponer la consumación del formato Ramstein (de donantes) que ha sido, hasta ahora, el foro para tales discusiones. Dos, que iniciaría un acuerdo político entre los grandes de la UE, para el proceso de despliegue de tropas sobre suelo ucraniano, tras un hipotético fin de las hostilidades. Tres, que exhibiría el interés francés (vigilado estrechamente por los británicos) por liderar tal proceso. Y cuatro, que confirmaría el deseo de París para que Ucrania esté presente en todas las actividades relevantes sobre su futuro. En tal escenario, Trump, como Mambrú , se va a la guerra. Los combates de reconocimiento empezaron con Colombia, por la efímera negativa de Gustavo Petro a admitir deportados. Tras arrugarse Petro, han venido los de imposición de aranceles del 25% a Canadá y Méjico. Cifra que, en neto, se duplica al aplicarse no solo a los productos importados sino también sobre seguros y fletes. Los dirigentes de ambos países, Justin Trudeau y Claudia Sheinbaum respectivamente, tras sacar inicialmente pecho amenazando a Washington con medidas de retorsión, se encogieron después ante Trump, logrando así la moratoria de un mes en la aplicación de los aranceles. Esta guerra arancelaria porta un preocupante mensaje omnidireccional que nos toca de lleno: si eso se aplica a los cercanos, qué no hará Trump con los lejanos. Asimismo, él ha impuesto aranceles del 10% a los productos de China, que también ha amenazado con retorsiones. Pero con una presión más suave que pretendería mostrar interés por evitar la escalada hacia una enriscada guerra comercial con el gigante asiático. De todo lo anterior podría colegirse que la guerra arancelaria de Trump no es fruto de ocurrencias, sino que responde a dos finalidades muy concretas: exhibir fuerza para lograr la sustitución de importaciones, y reducir déficits comerciales. En tal escenario, Trump ha señalado a la UE como objetivo a sancionar, puesto que EE. UU. tiene con la Unión un déficit comercial que ronda los 250.000 millones de dólares. Por tanto, si EE. UU. lograse reducir su dependencia comercial con la UE y, a la vez, relajara su aportación a la defensa y seguridad compartidas en Europa, ello podría ser catastrófico pudiendo incluso desbaratar el propio proceso de integración europea. En fin, la mutación del escenario internacional, iniciada tras el regreso de Trump a la Casa Blanca, muestra descarnadamente esa íntima relación entre economía y fuerza militar, sintetizada en las filípicas de Cicerón con su «nervus belli, pecunia»: el dinero es el nervio de la guerra.

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