El Gobierno de Joe Biden considera que es «urgente que todos los países comprometidos con el cambio democrático en Venezuela continúen presionando públicamente para lograrlo y expresen su preocupación tanto de manera pública como privada ante las autoridades de Maduro». Así lo afirmó ayer un alto funcionario estadounidense al ser consultado sobre la demora del Gobierno español en reconocer formalmente a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela tras las elecciones del 28 de julio.El mismo funcionario destacó que gestos como los del Senado español y el Parlamento Europeo, que ya han reconocido a González Urrutia, son «importantes», ya que «la presión que eso ejerce sobre las autoridades de Maduro es significativa. Creemos que refleja la realidad de la voluntad de los votantes venezolanos».El ganador de las elecciones en Venezuela, reconocido como tal por EE.UU. y el PE, se vio forzado a exiliarse en España tras una operación en la que participó la embajada española en Caracas. Mientras tanto, recientes casos de corrupción judicializados en España han revelado posibles contactos entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y altos funcionarios del régimen de Maduro, como la vicepresidenta Delcy Rodríguez . A pesar de estar sancionada por la Unión Europea, Rodríguez recibió autorización para hacer escala en Madrid a principios de 2020, un hecho que generó una fuerte controversia. Según nuevos testimonios, habría sido el propio presidente del Gobierno quien autorizó dicha escala, aunque Sánchez lo ha negado en repetidas ocasiones, incluso en el Parlamento.Noticia Relacionada estandar Si El reconocimiento de EE.UU. a González marca la nueva política de Trump con Venezuela Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva YorkTras facilitar las elecciones de julio, la Casa Blanca busca ahora consolidar el mayor respaldo internacional posible para el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo, antes de la toma de posesión de Donald Trump . Aunque Trump no fue precisamente un aliado del régimen en su primer mandato, el equipo de Biden teme que pueda buscar algún tipo de acercamiento con Maduro para negociar la repatriación de personas indocumentadas, un asunto clave en su agenda migratoria.Como ejemplo de esta estrategia, un alto funcionario estadounidense destacó ayer el comunicado conjunto emitido el martes por los ministros de Asuntos Exteriores del G-7, que incluyó a los titulares de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, EE.UU. y el alto representante de la UE. En relación con Venezuela, el comunicado subraya: «El 28 de julio, el pueblo venezolano hizo una elección clara en las urnas, votando por un cambio democrático y respaldando a Edmundo González Urrutia por una mayoría significativa, según los registros electorales disponibles públicamente. Continuaremos apoyando los esfuerzos de los socios regionales para facilitar una transición democrática y pacífica liderada por Venezuela que garantice el respeto a la voluntad de los votantes». España ha quedado descolgada de esos socios.Violaciones de DDHHEl texto del G-7 también expresa profunda preocupación por «las continuas violaciones y abusos de los derechos humanos, incluidas las detenciones arbitrarias y severas restricciones a las libertades fundamentales, que afectan particularmente a los opositores políticos, la sociedad civil y los medios independientes», e insiste en que «todos los presos políticos detenidos injustamente deben ser liberados».González Urrutia ha declarado su intención de asumir el cargo de presidente de Venezuela el próximo 10 de enero, día oficial de la toma de posesión. Sin embargo, esto parece poco probable, ya que permanece en el exilio y el régimen de Maduro, beneficiado por las concesiones de la Administración Biden, ha consolidado su poder en los últimos cuatro años. Al finalizar el mandato de Trump, la dictadura no tuvo más opción que acercarse a Rusia e Irán para obtener ingresos y combustible, a pesar de que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo.Desde hace un año, petroleras internacionales, incluidas la estadounidense Chevron y la española Repsol, han retomado operaciones en el mercado venezolano para recuperar parte de la deuda que el régimen mantiene con ellas. Por su parte, la Casa Blanca ha señalado que está evaluando la posibilidad de restablecer el embargo al crudo venezolano antes del cambio de presidente en EE.UU.