En julio del 2024 fue arrestado el principal capo del narco mexicano , Ismael \'Mayo\' Zambada. Según sus palabras, fue secuestrado por sus enemigos en Sinaloa –los hijos de Joaquín \'El Chapo\' Guzmán–, y luego trasladado a Texas donde quedó bajo custodia de la autoridad de Estados Unidos. Existen muchas dudas y lagunas sobre lo sucedido ese jueves 25 de julio, especialmente el papel que jugaron l as agencias estadounidenses en el supuesto secuestro en suelo mexicano, pero una realidad ineludible emergió: la vida en Culiacán, capital de Sinaloa, se volvió un infierno de sangre y fuego.Los lugartenientes de Zambada comenzaron una guerra contra la facción de \'Los Chapitos\' que devino en tiroteos, ataques con drones, secuestros, utilización de minas terrestres y enfrentamientos de ambas bandas con el Ejército. Todo sucede en las noches, pero también a plena luz del día.Según datos del Gobierno mexicano, hacia finales de enero y tras seis meses de narcoguerra, ya fueron robados más de 2.500 vehículos, asesinadas 719 personas y hubo más de 800 detenidos. Según la Fiscalía del estado de Sinaloa, además hay más de 500 personas desaparecidas, entre ellas, 24 menores de edad.Noticia Relacionada estandar Si El capo del cártel de Sinaloa amenaza con hacer colapsar la relación entre EE.UU. y México MILTON MERLO | Corresponsal en Ciudad de MéxicoVivir entre murosEl oasis frente al horror es un fraccionamiento cerrado llamado Residencial La Primavera. Quienes viven allí, a veinte minutos de Culiacán, son en su mayoría personas de buen poder adquisitivo que organizaron una vida delimitada por los muros, los cercos electrificados y avanzados sistemas de videovigilancia que delimitan las 1.000 hectáreas del desarrollo cuya planificación comenzó en 1993.Los habitantes de La Primavera no necesitan tener contacto con el exterior violento. Dentro de su perímetro existe una vida concebida por el empresario Enrique Coppel, propietario de una de las principales fortunas de Sinaloa, dedicado al negocio de las tiendas departamentales y muy conectado por el partido de centro derecha Acción Nacional (PAN), la principal oposición al Gobierno de Claudia Sheinbaum.En La Primavera se instalaron restaurantes, gimnasios, canchas de tenis y de fútbol, supermercado, cafeterías, iglesia católica y escuelas. Es una comunidad cuya población ronda las 80.000 personas que viven rodeadas por árboles, parques, con todos los servicios disponibles y con un lago en el centro. El agua es omnipresente no sólo por el lago, sino porque es posible desplazarse por todo el desarrollo a través de canales. También hay un parque que se desliza por toda la ciudad, para que sea posible recorrerla caminando. Todo esto adornado con 15.000 árboles, frutales en los caminos y palmeras en los accesos acuáticos.Sin nexos con el crimenVivir en este oasis puede costar desde 600.000 euros hasta, las propiedades más ostentosas, tres millones de euros. También se pueden rentar pequeños apartamentos en torno a los 1.200 euros mensuales . Para acceder, además, el interesado debe someterse a una rigurosa investigación que confirme que no se tienen nexos con el crimen organizado. Como medida adicional, debe ser recomendado por un grupo de residentes actuales –por lo menos 17 personas–, que sean capaces de afirmar que el futuro vecino no tiene vinculación con el terror del exterior.VIDAS DE LUJO La mayor parte de los habitantes son matrimonios jóvenes con hijos pequeños o ya algunos matrimonios en edad de jubilación. En las imágenes, algunos detalles de la zona residencial que convive con la violencia ABCLas normas de acceso son implacables. Dos astros del deporte fueron rechazados en La Primavera. Uno fue el futbolista argentino Diego Maradona. En 2018 era director técnico del club Dorados de Culiacán y los vecinos le vetaron el acceso. Argumentaron que su fama pública podía perturbar la calma del fraccionamiento. Otro caso reconocido fue el del boxeador mexicano Julio César Chávez. También habrían sido rechazados diversos políticos sinaloenses.Para ingresar se debe atravesar dos controles de seguridad. Uno general, en la frontera con el exterior; y otro interno, para ingresar a los diferentes cotos que conforman el complejo.La Primavera tiene su propio alcalde y su propio sistema de reglas. Las normas de convivencia están recogidas en reglamentos de cada uno de los barrios y son votadas por sus habitantes. En los mismos se establece la velocidad máxima a la que se puede circular, la obligatoriedad de separar la basura para que pueda ser reciclada, la prohibición de usar armas de fuego o de consumir drogas, las funciones del área de mantenimiento, las cuotas que hay que pagar o las multas que se han de abonar en caso de que se incumplan todas estas normas de convivencia. La mayor parte de los habitantes de La Primavera son matrimonios jóvenes con hijos pequeños o ya algunos matrimonios mayores, en edad de jubilación.La vida tranquila y lujosa se mezcla con la violencia extendida en la regiónVivir en La Primavera tiene sentido sobre todo en las noches. Y es que desde hace seis meses la vida nocturna en Culiacán ha desaparecido. «Los supermercados cierran a las siete de la tarde y el transporte público opera hasta las ocho de la noche, a esa hora ya estamos todos en nuestras casas», explica a ABC Miguel Taniyama, activista social de Culiacán y que ha encabezado diversas marchas reclamando más seguridad.«En las noches las calles están desoladas, desde nuestras casas solo escuchamos la violencia, se escuchan tiroteos y los movimientos de los autos, ya en la madrugada escuchamos los operativos del Ejército, especialmente los helicópteros que sobrevuelan diversas zonas de la ciudad, a esas horas es cuando uno toma conciencia de que vivimos en una guerra», señala Taniyama.\'Pijamadas\'Pero en La Primavera la vida nocturna resiste. «Desde que empezó la ola de violencia se pusieron de moda las \'pijamadas\' con amigos que viven fuera de La Primavera; los invitamos a cenar para algún festejo y, por seguridad, se quedan a dormir», explica a este periódico Álvaro, vecino del fraccionamiento y que pide, por razones de seguridad, preservar su apellido.El residente explica que la clave de La Primavera son las escuelas ya que gracias a ellas los niños no tienen que salir a Culiacán y esto ofrece más tranquilidad a las familias. En el exterior diversos establecimientos educativos suspendieron sus clases o directamente las ofrecen online. Se estima que en Culiacán existe una deserción escolar del 30% de los alumnos que no se presentan a clases por temor a la violencia.Comenta que ningún hecho criminal grave ha tenido lugar en La Primavera, salvo, el robo de un coche particular el año pasado. El suceso fue a plena luz del día y todavía no hay claridad sobre lo sucedido, pero sembró, en esta pequeña comunidad, cierta dosis de temor.Insultos al gobernadorLa calma de momento es esquiva en Sinaloa. El gobernador Rubén Rocha, absolutamente desbordado por la violencia, es un aliado de la presidente Sheinbaum y, algo fundamental, su candidatura fue otorgada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, que sigue teniendo influencia a pesar de que se retiró del poder en octubre del año pasado.La ciudadanía organiza marchas recurrentes reclamando la renuncia del gobernador y hasta llegaron a insultarlo en su despacho, en el palacio de gobierno estatal. Todo a pesar de que el mandatario tiene un equipo de seguridad de más de cincuenta personas. De momento, con un estado a punto de colapsar, Rocha resiste. En el entorno presidencial, sin embargo, mencionan que al menos dos veces pidió ser nombrado embajador en el extranjero (su antecesor en el caso, Quirino Ordaz, actualmente es embajador en España). El movimiento fue rechazado por Sheinbaum.«Es cierto, en La Primavera tenemos de todo y, lo principal, estamos seguros, pero también una extraña moverse con libertad, salir a visitar amigos, ir a pasear en carretera, esto está bien, pero una no deja extrañar la vida real, la espontaneidad de las cosas», comenta Ofelia, que es una de las primeras vecinas que llegó al fraccionamiento hace ya veinticinco años. «Tengo una muchacha que me ayuda con las cosas domésticas dos veces por semana, ya me pidió varias veces de quedarse a vivir en mi casa y todo por el mismo sueldo, le digo que no y siempre se pone triste y lo entiendo, para ella no es aburrirse como me pasa a mi, para ella entrar aquí es escapar», reconoce esta residente en el oasis de Cualicán.