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El presidente de Austria da tiempo a los partidos para que articule el cortafuegos contra la extrema derecha

«Ahora se trata de acercarnos unos a otros, encontrar soluciones y compromisos. Puede que lleve algo de tiempo, pero será un tiempo bien invertido». Estas han sido las primeras palabras delpresidente de Austria, el verde Alexander van der Bellen , tras la victoria electoral de la extrema derecha . En las primeras veinticuatro horas de resaca electoral se han multiplicado las declaraciones de diferentes representantes de todos los partidos y en múltiples direcciones. La voluntad de establecer un cortafuegos contra la extrema derecha se topa con la alternativa única de una gran coalición que dejaría al Partido Liberal (FPÖ) como única fuerza de la oposición y en el papel de víctima a la que los grandes partidos no han dejado gobernar, campo abonado para que en las próximas elecciones obtenga un resultado todavía más cómodo. El FPÖ gobierna ya en tres de los estados federados y con su nueva financiación puede emprender campañas más poderosas. Debido al mecanismo de financiación de los partidos políticos, el FPÖ calcula un aumento de cinco millones de euros en el dinero que recibe del Estado, lo que casi duplica su asignación, y una multiplicación por tres de las donaciones privadas, mientras que el ÖVP pierde cuatro millones de euros de financiación pública. Ese es el motivo por el que Van der Bellen no excluye la posibilidad de que el FPÖ acabe formando parte del Gobierno.En realidad, no existe ningún requisito formal para que el presidente otorgue el mandato de formar gobierno. La estrategia de Van der Bellen parece ser no excluir inicialmente a Kickl , pero tampoco darle inmediatamente la orden. La variante más probable sigue siendo una alianza entre Partido Popular (ÖVP), Partido Socialdemócrata (SPÖ) y Neos.Noticia Relacionada Elecciones en Austria estandar Si Claves de la victoria de la extrema derecha: recesión, crisis migratoria, Rusia... Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínEl Gobierno federal saliente será destituido mañana y el presidente dará instrucciones para continuar con los asuntos gubernamentales hasta que un nuevo gobierno tome juramento. Van der Bellen también pronunciará un discurso en el evento, en el que se espera que moralice sobre la presencia de la extrema derecha en las instituciones democráticas, y a continuación convocará a conversaciones a los principales candidatos, que deberían haber concluido a principios de la próxima semana.La única línea roja para hablar con el FPÖ la ha establecido el canciller Karl Nehammer : no puede haber gobierno con Herbert Kickl , pero sí con su FPÖ. Sería por tanto un cortafuegos dirigido exclusivamente a una persona. Sin Kickl en el gobierno, los conservadores estarían abiertos a explorar un acuerdo con los ultra, en los que, en términos de contenido económico y social, los dos partidos apenas difieren en muchas áreas, a excepción de la política exterior. «Hasta ahora, ninguna coalición de las derechas ha durado más de año y medio, pero sería una salida», sugiere Kathrin Stainer-Hämmerle , profesora en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Carintia, que apunta también que habría que encontrar un puesto alternativo para Kickl fuera del gobierno y que «podría convertirse en el primer presidente del Consejo Nacional, ese es un alto cargo y definitivamente no sería parte del gobierno». Esta posibilidad encaja con el perfil de Kickl. «Si la política fuera un barco, peferiría estar en la sala de máquinas que ser el capitán», ha dicho en varias ocasiones.Kickl es consciente de que muy dificilemente llegará a ocupar el Hofburg, pero a su entender su victoria trasciende la estrategia de los cargos. «Hemos escrito historia de Austria, porque es la primera vez que nuestro partido es el número uno en unas elecciones: hemos abierto la puerta, es una nueva era y quiero que escribamos justos este nuevo capítulo de la historia», arengó a sus votantes en la noche electoral, ante los que expuso el que, cree, es su mayor éxito. «Hemos logrado interiorizarlo: primero el pueblo, después el canciller». «¡Ganamos!»En esta oposición a la estrategia partidista de ocupación de los cargos públicos, Kickl halla el reconocimiento y la admiración de los votantes austríacos, al tiempo que se convierte en ejemplo a seguir para las extremas derechas de Europa. «Después de las elecciones en Italia, Países Bajos y Francia, este repunte, que implica la defensa de los intereses nacionales, la preservación de las identidades y el resurgimiento de la soberanía, confirma el triunfo del pueblo en todos lados», tradujo Marine Le Pen el resultado electoral austriaco. El presidente de la derechista Asamblea Nacional en Francia, Jordan Bardella , habló de «gran orgullo» y aventuró una «gran colaboración». «Esto es sólo el principio», celebró la líder del AfD alemán, Alice Weidel . Geert Wilders , del partido radical de derecha por la Libertad (PVV) de los Países Bajos, sentenció en X que «¡Ganamos! Los tiempos están cambiando. Identidad, soberanía, libertad y no más inmigración ilegal ni asilo: ¡eso es lo que anhelan millones de europeos!», añadió. El eurodiputado belga Gerolf Annemans , del partido de extrema derecha Vlaams Belang , concluyó por su parte que «entramos en un nuevo tiempo político».

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