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Internacionales

¿Estamos en el umbral de un viable plan de paz para Ucrania?

La reciente caída de Toretsk ha agrietado el robusto segmento defensivo ucraniano Chasiv Yar-Prokovsk. También facilitará el avance de las tropas rusas hacia Kostiantynivka por el eje de la carretera T0516. Tal conquista, además, ha debilitado las capacidades ucranianas en la zona, favoreciendo así la presión de las tropas rusas sobre Chasiv Yar. Bastión que impide a estas últimas la progresión hacia la línea Sloviansk-Kramatorsk que, junto con Prokovsk constituyen las últimas barreras sólidas para evitar el dominio ruso de todo el oblast de Donetsk.Tal panorama revaloriza la silla rusa en una potencialmente próxima mesa de paz en la que las principales estrellas del reparto, Rusia y EE.UU., acudirían con exigencias temporales contrapuestas. Putin sin prisa por negociar: va ganando en el teatro y, además, la guerra comercial abierta por Trump le regala tiempo para seguir engulléndose el territorio ucraniano. A Trump, por el contrario, le urge acabar la guerra por, entre otras, tres razones de peso. Una, ganar cierta estabilidad internacional para poder plasmar su «America first». Dos, poder dedicarse con mayor atención a su rivalidad con China. Y tres, esquivar el daño reputacional que conllevaría el alargamiento indefinido de las hostilidades.La credibilidad de Trump ya sufrió tras no lograrse, como había vaticinado, la finalización de las hostilidades en las 24 horas siguientes a su «entronización» en la Casa Blanca. La demora podría arrastrar a EE.UU. a una guerra que no parece estar en el interés nacional de EE.UU., con el riesgo de repetición de lo que le pasó a Nixon con Vietnam (aparecer como responsable de una guerra que comenzó durante el mandato de Kennedy y se intensificó durante el de Johnson). De prolongarse indefinidamente la guerra en Ucrania, el histriónico Trump podría ser percibido como responsable del conflicto.Noticia Relacionada estandar Si La Conferencia de Múnich prevé perfilar esta semana el plan de paz de Ucrania Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínLa llegada de Trump a la Casa Blanca ha pillado a Europa a contrapié. En un emergente nuevo orden multipolar, donde la UE posiblemente no tendría un papel relevante, todo parece cuestionarse. Paradigma del desvarío es el debate sobre la posibilidad de desplegar tropas europeas, que enfrentasen las amenazas de Trump de anexionarse Groenlandia. Es decir, plantar cara en Europa a la potencia que garantiza la seguridad europea. En Bruselas no parece entenderse que Trump busca en Europa subordinación frente a China, que es su verdadero rival en términos políticos económicos, militares y comerciales. ¿En qué tono pues responderá Europa si Trump, como ya ha avisado, nos impone una guerra arancelaria? En la UE se extiende la conciencia de la necesidad de incrementar significativamente la inversión en defensa, así como de dotarse de una autonomía estratégica. Se maneja la cifra de 500.000 millones de euros en diez años, y la Comisión ha propuesto para ello varios instrumentos como el Programa Europeo para la Industria de Defensa (EDIP) y el Fondo Europeo de Defensa (EDF). También son objeto de debate diversos ámbitos que pudieran aplacar a Trump en este campo, de los que tres parecen más punteros: la compra de gas licuado norteamericano, el incremento de la cooperación con EE.UU. en su relación con China y la adquisición de sistemas de armamentos norteamericanos.El mayor problema para orquestar una respuesta europea es que, en el seno de la Unión cada dirigente hace su propio juego, en base a sus respectivos intereses nacionales (Meloni, Macron, Tusk, Orbán…) o personales (Sánchez). Eso se traduce en una actitud descoordinada frente a los enormes cambios geopolíticos en desarrollo. Mientras EE.UU. y China están corriendo y originando nuevos productos (China, además, perfeccionando creaciones existentes a mejor precio), Europa se estanca super regulando y penalizando las actividades empresariales. Ejemplo de ello sería el desaforado combate contra el CO2, convirtiendo a la energía -base del funcionamiento de la humanidad-, en un producto tan caro como inestable y, muchas veces, no disponible.Tal vez, la Conferencia de Múnich sobre Política de Seguridad, el foro más importante del mundo sobre el tema, a celebrar el próximo fin de semana en el hotel Bayerischer Hof, sea capaz de aclararnos hacia dónde vamos. No es descartable que EE.UU. aprovechase el evento para difundir un esquema de plan de paz para Ucrania sobre el que, al parecer, ya están trabajando Washington y Moscú .

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