Los socialdemócratas lituanos (PSDL), bajo el liderazgo de Vilija Blinkeviciute , emergieron como fuerza política dominante en la primera ronda electoral de las legislativas y confirmaron esa tendencia en la segunda ronda, celebrada el pasado domingo. El partido conservador TS-LKD, de Gabrielius Landsbergis , pagó la factura de la subida de la inflación y de varios escándalos políticos, a los que los socialdemócratas lograron imponer una imagen de transparencia y responsabilidad basada fundamentalmente en la popularidad de Vilija Blinkeviciut .Pero tras la victoria electoral y en una reunión de la directiva del partido que tuvo lugar ayer, Blinkeviciut ha anunciado que no será ella la que dirija el próximo gobierno de Lituania, alegando «cuestiones de salud» y su edad, 64 años. «Soy casi una pensionista», adujo como consideración propia y del partido para justificar que cede la formación y liderazgo del gobierno al diputado Gintautas Paluckas . El PSDL le da así el cambiazo a los votantes lituanos, que apoyaron a una eurodiputada con el certificado de penales limpio por Paluckas, al que en 212 el Tribunal Supremo condenó por abuso de poder en una licitación de contratación pública no transparente.Paluckas tiene 45 años y posee «más cualidades propias de un primer ministro, entre ellas juventud y energía», en palabras de la propia Blinkeviciut, que asegura estar de acuerdo con la decisión. «Ha habido un consenso unánime en nuestro partido en que el candidato mejor preparado es Paluckas, que tiene mucha experiencia, que tiene las cualidades necesarias para ser primer ministro y en quien confían casi 60.000 electores de Lituania. Por eso hemos logrado un consenso general sobre su candidatura», ha explicado. «A un primer ministro de casi 65 años le resultaría difícil trabajar», ha dicho, remarcando que es «una mujer jubilada» y que para este trabajo «se requiere salud y fuerza».Noticia Relacionada estandar Si Alemania sospecha que Putin podría atacar «pronto» a un país de la OTAN Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín Blinkeviciut ha evitado pronunciarse sobre por qué prometió en la campaña electoral que lideraría el próximo gobierno y ha explicado que los votantes han votado por su formación, que es la que debe formar una coalición de gobierno, no por la persona. Ha confirmado que seguirá trabajando en el Parlamento Europeo, cargo que desempeña desde 2009 y para el que por lo visto no hace falta tanta fuerza. «Trabajo en el Parlamento Europeo desde hace 15 años, este es mi último mandato y prometo terminarlo», ha dicho.Todavía el pasado lunes, tras la victoria electoral, Blinkevičiūte se reunió personalmente con el presidente lituano, Gitanas Nauseda , tras lo cual la cadena pública LRT informó de que la socialdemócrata «abordó con el presidente la formación de una coalición», en el marco de las conversaciones que Nauseda mantuvo con los líderes de los partidos que habían obtenido representación parlamentaria. Ya entonces la politóloga Rima Urbonaite destacó el hecho de que la líder socialdemócrata hubiese aparecido en público con Paluckas, y sugirió que «hay motivos para creer que Vilija Blinkevičiūte podría no ser la primera ministra»A partir de hoy, por tanto, Paluckas liderará las negociaciones para intentar formar una coalición de centro-izquierda, para lo que están previstas conversaciones con varios partidos más pequeños, como la Unión Democrática Por Lituania, con sus doce escaños, y la Unión de Agricultores y Ecologistas de Lituania, con ocho escaños, con los que aspiran a conformar una sólida coalición que tendría 74 diputados en total en el Seimas. En materia de política exterior, Blinkeviciut había garantizado que Lituania, país que forma parte de la UE y de la OTAN y que ha dejado claro su apoyo a Ucrania frente a la invasión de Rusia, no habrá cambios. Su frontera con el enclave ruso de Kaliningrado y también con Bielorrusia hace de este pequeño país báltico un socio geoestratégico crucial en el flanco oriental de la OTAN. En los últimos años, sin embargo, Paluckas ha hecho declaraciones contradictorias.En una entrevista con Baltic Times ha criticado que «debido a las sanciones que se impusieron a Rusia después de que invadiera Ucrania, un cierto número de empresas, por ejemplo, Lifosa, ya no pueden operar en Lituania y, en lugar de buscar formas creativas de preservar los empleos que se van a perder, el gobierno se está demorando». También ha declarado: «No cabe duda de que, en el caso de Bielorrusia y China, nos enfrentamos a estructuras autoritarias en las que principios como el Estado de derecho y la libertad de expresión están prácticamente ausentes. Sin embargo, eso no quiere decir que el interés nacional de Lituania se beneficie cuando la señalización de virtudes y la obstrucción deliberada de todos los lazos con dichos países se convierten en las principales prioridades de la política exterior de nuestro país. En otras palabras, las recientes decisiones de política exterior de Lituania fueron inadecuadas, no porque fueran demasiado \'duras\', sino porque estas decisiones fueron absolutamente reaccionarias, es decir, infligieron más daño a la economía de Lituania y a nuestra credibilidad internacional que a los regímenes autoritarios de Bielorrusia o China».