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Internacionales

La compleja relación de Trump con América Latina

La vecindad continental de EE.UU. no ha sido una prioridad en la agenda de los últimos presidentes norteamericanos. Más allá de los asuntos de comercio o de seguridad con México, los ocupantes de la Casa Blanca han mirado generalmente poco al inmediato entorno americano. Trump y Biden han sido, además, los presidentes que menos han viajado al resto del continente: solo estuvieron una vez y además con motivo de encuentros multilaterales que por casualidad se celebraban allí.Aun no siendo una prioridad en su política exterior, sin embargo, a lo largo de los cuatro años de su primer mandato Trump tuvo actuaciones de impacto en la región y muchos latinoamericanos compartieron la percepción de que se ocupó más de ella de lo que lo hizo Obama y luego haría Biden. La revisión que hizo Trump de la apertura de Obama hacia Cuba, incrementando las sanciones sobre el régimen castrista, y las sanciones impuestas a la Venezuela chavista remarcaron el perfil combativo de un presidente que se declaraba poco dado a componendas. Si bien solo una vez viajó al sur del Río Bravo, Trump recibió mandatarios latinoamericanos en una veintena de ocasiones (a veces en Mar-a-Lago, mostrando una especial deferencia) y se erigió en el centro de la red de reacción internacional contra el \'bolivarianismo\'.Noticia Relacionada El voto hispano estandar Si El seísmo electoral que amenaza el futuro del Partido Demócrata Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York El 42% del voto hispano eligió al candidato republicano, según las encuestas a pie de calleEn su vuelta a la Casa Blanca, Trump tiene una clara fijación en la cuestión migratoria y probablemente buscará acuerdos con México como los que alcanzó con Andrés Manuel López Obrador para que las autoridades mexicanas cooperen en el control. Su relación con la presidenta Claudia Sheinbaum, no obstante, se antoja más difícil. A pesar de las diferencias políticas entr e Trump y López Obrador, a ambos les acercaba un mismo carácter populista, machista y autoritario. También la relación con México se ha complicado: la lucha abierta entre los carteles de droga ha aumentado la amenaza de estos para EE.UU. y voces conservadoras han pedido que se les considere organizaciones terroristas, lo que daría argumentos internos para atacarlos en territorio mexicano, creando un conflicto diplomático muy serio. Por otra parte, la reforma judicial que impulsa el oficialismo mexicano es vista desde Washington como un claro riesgo para la seguridad jurídica que exige el tratado de libre comercio entre EE.UU., México y Canadá, de cuya renovación y actualización Trump fue artífice.La personalidad del futuro secretario de Estado tendrá su influencia en la dimensión exterior de la Administración Trump. Si el elegido fuera el senador Marco Rubio, de ascendencia cubana y muy implicado en lucha contra la izquierda latinoamericana, sin duda cabría esperar que la región tuviera un foco propio en la retórica –y quizás la acción– del Departamento de Estado. Otra influencia, más difícil de medir , podría ser la de Elon Musk, el dueño de Tesla y de la red social X, que se ha implicado completamente en la campaña electoral a favor de Trump y que con el mismo entusiasmo se ha volcado contra Maduro. En uno de sus recientes tuits, junto al del reelegido presidente, destacó los liderazgos de María Corina Machado en Venezuela, Javier Milei en Argentina y Nayib Bukele en El Salvador. Con estos dos últimos presidentes Trump podría alcanzar sintonía por un estilo político en parte compartido. En el caso de Milei sin duda habrá concierto, por el abierto interés del argentino; en el del salvadoreño existen más aristas, si bien la piedra de toque de toda relación con Centroamérica será el control migratorio (en su anterior paso por la Casa Blanca, Trump logró que Guatemala, El Salvador y Honduras se declararan \'país seguro\' a cambio de beneficios económicos que Washington no acabó materializando).La relación con el Brasil de Lula da Silva se prevé accidentada . China y Rusia están convirtiendo los Brics en una organización antioccidental que en última instancia puede amenazar la economía estadounidense, como el empeño en combatir la supremacía del dólar en el comercio mundial. En la medida en que, en ese enfrentamiento de bloques, Brasil deja de ser puente entre Occidente y el Sur Global y se alinea con Pekín y Moscú su relación con la Administración Trump será conflictiva.Está por ver que la cuestión venezolana, por lo que afecta a los asuntos latinoamericanos, ocupe el lugar privilegiado que tuvo en el anterior mandato de Trump. Aunque este reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela en 2019, tras considerar fraudulenta la reelección de Maduro que se había producido, no está claro que ahora vaya a reconocer a Edmundo González como presidente, por más que fue el ganador de las presidenciales del pasado mes de julio. Las decisiones que adopte Trump en sus primeras semanas marcarán la política hacia Latinoamérica de todo su mandato.

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