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Internacionales

Lo nuclear

Algunas reacciones a la ofensiva en curso de Israel contra Hizbolá/Irán recuerdan a la película \'Casablanca\' (1942) cuando el capitán Renault, obedeciendo a sus patronos nazis, ordena el inmediato cierre del café de Rick. En el colmo del cinismo colaboracionista, el oficial de la Gendarmería francesa dice: «¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!». Justo mientras cobra su habitual mordida por hacer la vista gorda al casino que opera dentro del concurrido garito de Humphrey Bogart. Las explícitas aspiraciones del Gobierno de Netanyahu para crear un nuevo orden en Oriente Próximo, incluido un cambio de régimen en Teherán, han sido recibidas con un largometraje de postureo hipócrita. Como si fuera posible ignorar el hecho de que la república islámica de Irán lleva décadas, sin reparar en costes, intentando construir un nuevo orden contra Israel, apalancándose en el cisma religioso dentro del islam entre chiíes y suníes. En este afán por imponer sus propias reglas del juego internacional, Irán como tercera rueda del «eje del muy mal» no ha actuado en solitario. Rusia aspira exactamente a lo mismo en Europa, sin limitarse a la invasión de Ucrania. Mientras que el matonismo de China, con su «Mini Yo» en Corea del Norte, aspira a controlar el Pacífico con la excusa de acabar con la supuesta unipolaridad de Estados Unidos. En los tres grandes frentes abiertos por regímenes de muy diferente naturaleza, la idea es exactamente la misma: reescribir a favor de autocracias el futuro del mundo.Ante este pulso contra democracias cada vez más imperfectas y divididas, el régimen de los ayatolás viene facilitando armas decisivas a la Rusia de Putin para la destrucción de Ucrania. La misma Rusia que mantiene una alianza «sin límites» con la China de Xi Jinping. La misma China que ayuda a Irán a evadir sanciones internacionales comprando petróleo barato e invirtiendo 400.000 millones de dólares y normaliza a los integristas como parte de los BRICS. Todo vale en la construcción de esta siniestra alternativa al orden mundial que un día dominó Occidente.

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