«Estos países están llamando, besándome el culo». Con esa frase, Donald Trump buscó enviar un mensaje de fuerza a apenas unas horas de entrar este miércoles en vigor la segunda y más ambiciosa fase de su política de aranceles globales, que incluye un 104% a las importaciones chinas y un 20% a las de la Unión Europea. Frente a una sala repleta de donantes republicanos en Washington , el presidente se jactó de que, pese a sus declaraciones públicas, varios líderes mundiales están «desesperados por hacer un trato».Trump imitó a esos mandatarios, sin mencionarlos por su nombre. Con tono suplicante, los parodió: «Por favor, señor, hagamos un trato. Haré lo que sea. Haré lo que sea, señor». Luego añadió: «Se están muriendo por cerrar un acuerdo». No hay constancia pública de que haya habido conversaciones en ese tono.El gesto fue de una crudeza inusual, incluso para un político como Trump , acostumbrado a superar todos los límites. Y no dejaba margen para la ambigüedad. Horas antes, su equipo confirmaba contactos telefónicos con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, y el presidente en funciones de Corea del Sur, Han Duck-soo. Su portavoz, Karoline Leavitt, anunció además conversaciones con el salvadoreño Nayib Bukele y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que pronto serán recibidos en la Casa Blanca. El lunes, Trump recibió en privado a Benjamin Netanyahu , quien se marchó de Washington sin concesiones y con un nuevo arancel del 17% a sus productos.Noticia Relacionada estandar Si «Idiota, más tonto que un saco de ladrillos»: refriega en el equipo del presidente David AlandetE | CORRESPONSAL EN WASHINGTONAsí trata Trump a sus aliados más cercanos. A quienes considera adversarios, como el presidente del Gobierno español por su acercamiento a China, les dedica advertencias aún más severas. Este miércoles, su secretario del Tesoro, Scott Bessent, aseguró que esa estrategia era «suicida» y que España se está «cortando el cuello».En su discurso, en tono desafiante, Trump rechazó las críticas de economistas que alertan del riesgo inflacionario y la posible pérdida de competitividad global de EE.UU. «Yo sé lo que estoy haciendo, y ustedes también», dijo.Quienes no lo tienen tan claro son la mayoría de los estadounidenses. La retirada de acuerdos multilaterales como el de París y la Organización Mundial de la Salud, junto con el cierre de programas de ayuda internacional , ha sido recibida con desaprobación generalizada. La encuesta del centro Pew Research muestra que un 43% de los estadounidenses creen que Trump favorece en exceso a Rusia en el conflicto con Ucrania, mientras que solo un 3% piensan que apoya demasiado a Ucrania.En Oriente Próximo, su respaldo a Israel también divide: un 31% opinan que favorece demasiado a ese país, frente a un 29% que ven equilibrio. Pero las iniciativas más extremas -como la propuesta de que EE.UU. tome el control de Gaza o de Groenlandia- han sido rechazadas por amplias mayorías.Su política de aranceles, especialmente contra China, ha generado malestar. La mayoría creen que perjudicará tanto a la economía nacional como a sus propios bolsillos: un 52% piensan que serán negativos para el país y un 53% que les afectarán personalmente. Incluso entre los republicanos, el escepticismo se abre paso: solo un 17% cree que los aranceles les beneficiarán, mientras que un 30% admite que les perjudicarán. El resultado es una política exterior percibida como errática y unilateral, que distancia a Estados Unidos de sus aliados tradicionales y multiplica las tensiones con gobiernos que hasta hace poco se consideraban socios estables.La política migratoria del presidente está teniendo además efectos negativos sobre un sector crucial en grandes ciudades y parques nacionales: el turismo.En marzo de 2025, las llegadas de turistas extranjeros cayeron un 11,6% respecto al año anterior, con un desplome del 40% en las reservas desde Canadá. La aerolínea Air Canada ha recortado en un 10% sus vuelos hacia ciudades estadounidenses, y el gasto proyectado de los visitantes internacionales será 9.000 millones de dólares menor que en 2024. La tendencia golpea a un sector clave: la industria de viajes y turismo aportó 2,3 billones de dólares a la economía estadounidense -el 2,97% del PIB- y sostuvo ella sola 9,5 millones de empleos.Hoy, esa fuente de ingresos y puestos de trabajo se enfrenta a un retroceso sostenido, provocado en parte por las tensiones diplomáticas, las políticas restrictivas y el efecto disuasorio de los mensajes tan divisivos desde la Casa Blanca.Temor a deportacionesAnte las detenciones arbitrarias y deportaciones de ciudadanos de países variados, incluidos europeos o canadienses, se han sucedido las recomendaciones de extrema cautela al tratar de entrar en Estados Unidos. Lo han hecho Canadá, Alemania y, más recientemente, China.Pekín emitió este miércoles dos advertencias a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar a EE.UU., alegando el deterioro de las relaciones bilaterales y la situación de seguridad interna. El Ministerio de Cultura y Turismo instó a los turistas chinos a «evaluar cuidadosamente los riesgos» antes de viajar. Por su parte, el Ministerio de Educación aconsejó a los estudiantes que «realicen evaluaciones de riesgo» antes de matricularse en universidades estadounidenses, según informó el \'South China Morning Post\'.Numerosas universidades estadounidenses han recomendado a sus alumnos extranjeros que eviten viajar. En algunos casos, hasta les han pedido que cambien de domicilio si investigan áreas especialmente delicadas en este contexto, como estudios islámicos o árabes. A los que aún no han ingresado en Estados Unidos, en algunos casos se les permitirá completar sus estudios desde el extranjero, ante el creciente riesgo de detenciones y deportaciones.