Desde las primeras horas de la mañana, el acento caribeño de los venezolanos ya se escuchaba en las calles del centro de Buenos Aires, en el metro y en los autobuses del transporte público. Todos se dirigían a la Plaza de Mayo, tradicional punto de encuentro para manifestaciones políticas en Argentina. Aunque coreaban consignas similares a las de la campaña del presidente argentino Javier Milei , como «¡Libertad!» o «¡Libertad o muerte!», su mensaje estaba dirigido al mundo. La comitiva que acompaña a Edmundo González Urrutia en su gira latinoamericana tiene un objetivo claro: alertar sobre el hecho de que, el próximo 10 de enero, quien debería asumir la presidencia de Venezuela es él, el ganador de las elecciones según el conteo de la oposición, y no el dictador Nicolás Maduro, quien se declaró vencedor sin aportar pruebas de ello.El régimen de Maduro no da señales de ceder espacio a González Urrutia. Por el contrario, ha recordado que existe una orden de captura en su contra y ofrece una recompensa de 100.000 dólares a quien facilite su detención. Ese día, Maduro tomará posesión nuevamente en una ceremonia restringida a pocos invitados afines a su gobierno y ideología.Edmundo González saluda a los venezolanos que han acudido a la plaza de Mayo de la Casa Rosada en Buenos Aires REUTERSGonzález Urrutia llegó a la Casa Rosada alrededor de las 11:00 (hora local). Milei lo recibió en su despacho y, en su introducción, declaró: «Argentina siempre será el hogar de los venezolanos de bien ». El trato otorgado fue el mismo que se reserva a los jefes de Estado. Tanto en la Casa Rosada como en sus alrededores se desplegó un amplio dispositivo de seguridad, con francotiradores y sistemas antidrones de las Fuerzas Armadas. Urrutia llegó acompañado de una pequeña comitiva encabezada por el también opositor Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas. Por parte de Milei, estuvieron presentes el canciller Gerardo Werthein y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, su hermana.«Estoy cansado de esperar»Afuera, exiliados venezolanos en Argentina cantaban el himno nacional de su país. Edik Becerra, de 34 años, residente en Buenos Aires desde hace cinco años, comentó: «Estoy cansado de esperar. Mis padres siguen viviendo allá, y cada día lejos de casa es una angustia». Por su parte, Leydi Castillo, de 26 años, junto a sus amigas, aseguró que viven bien en Argentina, pero que resistirán «hasta el final», ya que su objetivo es «volver a una Venezuela libre, para poder estar con nuestros amigos y formar nuestras familias».El encuentro entre González Urrutia y Milei fue breve. Tras la conversación privada, ambos salieron al balcón de la Casa Rosada y saludaron a la multitud. Aunque la histórica plaza no estaba completamente llena, se congregaron cientos de personas.Según la R4V (Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes), en Argentina viven actualmente 164.000 venezolanos. El país que más refugiados acoge es Colombia, con casi tres millones.Después del encuentro con el mandatario argentino, se planeó un almuerzo con el canciller Gerardo Werthein y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Uno de los temas a tratar sería la situación del gendarme Nahuel Gallo, encarcelado en el penal de El Rodeo. Argentina ha solicitado su liberación ante la Corte Penal Internacional. Milei exigió su liberación inmediata y calificó a Nicolás Maduro como un «dictador criminal». En las últimas horas, el régimen divulgó algunas imágenes supuestamente actuales del gendarme en buena salud. Aun así, Milei sigue firme: «Agotaremos todas las vías diplomáticas para devolverlo sano y salvo a Argentina», afirmó el presidente.El equipo de Ledezma viene organizando la gira sobre la marcha, pero ya tiene confirmada una reunión, esa misma tarde, con el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, al otro lado del Río de la Plata, en Montevideo. En los próximos días, la comitiva planea visitar Panamá y Estados Unidos, entre otros países. Mientras tanto, la líder opositora María Corina Machado permanece en Venezuela, aunque su paradero exacto se mantiene en secreto.
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