Era un ataque anunciado. Estados Unidos había avisado de que Irán estaba preparando una ofensiva con misiles balísticos sobre territorio israelí. La pregunta era saber cuándo se iba a producir. Por eso, aunque sabían que en cualquier momento podía llegar, a muchos ciudadanos de Israel les pilló fuera de sus casas. «Íbamos a por mi hermanito, y en mitad de la carretera tuvimos que parar. ¡Era una locura!» , cuenta por teléfono David, un estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv. El martes, Irán cumpliendo con sus amenazas, lanzó una andanada de casi 200 misiles a Israel en la última escalada de violencia en Oriente Próximo.«Huimos del coche, nos aferramos a la barandilla de la carretera y nos tumbamos con las manos en la cabeza porque teníamos mucho miedo de los fragmentos de los misiles balísticos», narra aún con el miedo en el cuerpo este estudiante. Así estuvieron durante más de media hora, con el miedo de que fragmentos de proyectiles cayeran encima de ellos.Muchas son las imágenes de ciudadanos fuera de sus coches por las carreteras del país, escondidos como podían entre las puertas medio abiertas del vehículo y los quitamiedos de la carretera. David iba en el coche hacia el norte de la ciudad junto a su padre y su hermano mayor. Los tres salieron en cuestión de segundos. «Nos quedamos atrapados entre los misiles y hasta que no nos avisaron por el teléfono de que el ataque había terminado, no nos movimos». Nada más detectarse el primer misil, las alarmas sonaron por todo el país avisando a la población de que tenían que protegerse. Cada casa con su refugioLos que estaban en sus casas o en sus trabajos sabían perfectamente el protocolo a seguir. «Cada casa tiene su búnker, su refugio, y sabemos que en cuanto suenan las alarmas tenemos que protegernos», explica Erez, un ciudadano israelí que vive cerca de Haifa, al norte del país. «Nos escondíamos en nuestro refugio que tenemos en casa. Había una noche muy clara y se podían ver perfectamente todos los misiles».En el pasado ataque iraní, el 13 de abril, Erez hizo lo mismo que ahora: esconderse. «Nos han disparado misiles desde 1992. Yo tenía seis años y entonces no había alarmas. Tampoco existía la cúpula de hierro. Por eso ahora que tenemos un sistema de defensa y unos cuartos para protegernos, nos sentimos mucho más tranquilos». Estos refugios o búnkeres son casi obligatorios en cada edificio del país. Como mínimo tienen que medir nueve metros cuadrados, aunque depende según el tipo de edificio y la gente que pueda albergar. «La nuestra es una habitación de hierro reforzado con una puerta de hierro que cuenta con contraseña», explica Erez. La mayoría de los misiles disparados por Irán fueron interceptados, algunos de ellos con la ayuda de destructores navales estadounidenses, pero hubo «algunos impactos», dijo el portavoz militar israelí Daniel Hagari.Los ciudadanos de Israel, al ser preguntados por la posibilidad de un conflicto aún mayor tienen claro lo que quieren: «No tenemos miedo a una guerra», dicen. «Llevamos un año aguantando ataques de un lado (Hamás) y de otro (Hizbolá), a lo que ahora hay que sumar Irán. No tenemos otra opción».Israel e Irán han librado una guerra en la sombra durante años, pero rara vez han entrado en conflicto directo. La república islámica dijo que disparó los misiles del martes como represalia por los ataques que mataron a líderes de Hizbolá, Hamás y el Ejército iraní. Hizo referencia al líder de Hizbolá, Hasán Nasralá, y al general de la Guardia Revolucionaria Abbas Nilforushan, ambos muertos en un ataque aéreo israelí la semana pasada en Beirut. También mencionó a Ismail Haniyeh, un alto dirigente de Hamás que fue asesinado en Teherán en un presunto ataque israelí en julio.
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