Durante sus cuatro legislaturas consecutivas, la ex canciller alemana Angela Merkel intentó frustrar el deseo de Ucrania de unirse rápidamente a la OTAN porque temía una respuesta militar de Rusia. En sus memorias políticas, que con el título \'Libertad\' se publicarán el próximo martes simultáneamente en más de 30 países, Merkel repasa minuciosamente el momento en que dio su brazo a torcer y una decisión que, como ha demostrado el tiempo, tuvo consecuencias indeseadas.Hasta el día de hoy, en Kiev todavía se le reprocha a Merkel que pasase años dando largas. La ex canciller escribe sobre la crucial cumbre de la OTAN celebrada en Bucarest en 2008, en la que se debatió un plan para el estatus de candidatos a la adhesión de Ucrania y Georgia: «Comprendí el deseo de los países de Europa central y oriental de convertirse en miembros de la OTAN lo antes posible, pero la aceptación de un nuevo miembro no sólo debería aportarle más seguridad a él, sino también a la OTAN, y veía riesgos en relación con la presencia garantizada contractualmente de la flota rusa del Mar Negro en la península ucraniana de Crimea», relata el punto de partida de la delegación alemana. «Esta combinación con las estructuras militares rusas nunca antes se había producido en ninguno de los candidatos a la membresía en la OTAN. Además, en aquel momento sólo una minoría de la población ucraniana apoyaba la membresía del país en la OTAN», recuerda. «Pensé que era una ilusión suponer que el estatus MAP (candidato a la adhesión) habría dado a Ucrania y Georgia protección contra la agresión de Putin, que este estatus habría tenido un efecto tan disuasorio que Putin habría aceptado pasivamente los acontecimientos. En caso de emergencia, habría sido concebible que los Estados miembros de la OTAN hubieran respondido militarmente, con material y tropas, y ¿habría sido concebible que yo, como canciller, hubiera pedido tal mandato al Bundestag alemán? », se planteaba sus dudas.Noticia Relacionada Elecciones en Alemania estandar Si La directiva del SPD alemán se reúne sin Scholz y crecen las voces que piden a Pistorius Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín El encuentro se produce mientras el canciller alemán está en la cumbre del G20 en Río de Janeiro Al final se llegó a un compromiso, pero tuvo un precio, como escribe Merkel: «El hecho de que Georgia y Ucrania no recibieran una promesa de estatus en el MAP fue un no a sus esperanzas y también el hecho de que la OTAN también les hiciera una promesa general». «Para Putin, la perspectiva de membresía de la OTAN para ambos países fue como una declaración de guerra», concluye.Sobre TrumpEn el extracto de las memorias que ha adelantado en Alemania el semanario \'Die Zeit\', se describe también el difícil trato con Trump. Durante su primera reunión con el entonces recién elegido presidente estadounidense, en la Oficina Oval de la Casa Blanca, él le preguntó sobre su relación con Putin. «Evidentemente estaba muy fascinado por el presidente ruso. En los años siguientes tuve la impresión de que políticos con rasgos autocráticos y dictatoriales estaban bajo su hechizo», escribe Merkel. La rueda de prensa posterior fue complicada para ella. Trump recriminó a Alemania en público y ella respondió con hechos y cifras. «Hablamos en dos niveles diferentes. Trump en el nivel emocional, yo en el nivel fáctico... Una solución a los problemas planteados no parecía ser su objetivo», recuerda. «Me pareció como si estuviera tratando de hacer sentir culpable a la persona con la que estaba hablando. Cuando notó que yo estaba objetando enérgicamente, de repente terminó su diatriba y cambió de tema». «Trump veía todo desde la perspectiva del empresario inmobiliario que quiere ser propietario de una propiedad. Para él, todos los países competían entre sí, y el éxito de uno era el fracaso del otro. No creía que la prosperidad de todos pudiera aumentarse mediante la cooperación», retrata al personaje que tuvo en frente.Sobre Putin También habla de sus numerosos encuentros con Vladímir Putin . Merkel lo caracteriza como un hombre desesperado por obtener reconocimiento, al que experimentó «como alguien que siempre estaba en guardia para no ser maltratado y siempre estaba dispuesto a imponerse, incluidos juegos de poder con perros o hacer que otros lo esperaran injustificadamente». «Todo esto podía parecer infantil, reprensible, podías negar con la cabeza. Pero eso no significaba que Rusia desapareciera del mapa», reflexiona Merkel. El Papa Francisco y Gerhard SchröderEn su audiencia privada con el Papa Francisco, unos meses después, Merkel abordó sus preocupaciones de que Estados Unidos, bajo el mandato de Trump, se retirase del acuerdo climático de París. «Sin dar nombres, le pregunté cómo abordaría opiniones fundamentalmente diferentes en un grupo de personas importantes. Me entendió inmediatamente y me respondió simplemente: \'Doblar, doblar, doblar, pero asegúrese de que no se rompa\'. Y me gustó esta imagen», relata. Otra escena memorable que reseña es su primera victoria electoral, cuando el saliente canciller del SPD, Gerhard Schröder , se negó a admitir su derrota en televisión la noche de las elecciones federales, un hecho sin precedentes en Alemania, y profetizó en tono muy duro que su partido nunca sería socio de coalición con ella. «Me senté allí como si no fuera parte de todo esto, sino como si estuviera viendo la escena en casa frente al televisor. Me decía a mí misma: »no te metas, se tú«. »Tenía muy claro que estaba viviendo algo especial, pero todo sucedió de forma bastante inconsciente. Dudaba mucho de que Gerhard Schröder se hubiera comportado de la misma manera con un hombre«, recuerda. A sus 70 años, Merkel hace una última confesión: en los últimos meses ha deseado «profundamente» y «desde el fondo del corazón» que ganase las elecciones en Estados Unidos Kamala Harris ».