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Merz ofrece a Los Verdes 50.000 millones a cambio de levantar el freno a la deuda

Está ya fuera del periodo de sesiones, pero ni un solo diputado alemán falta hoy en el Bundestag, en el que se debate la flexibilización del freno a la deuda, anclado en la Ley Fundamental alemana. El ganador de las elecciones pero todavía no investido canciller alemán, Friedrich Merz, ha pedido el voto para la reforma en los términos más urgentes y solemnes. «Alemania debe ser capaz de defenderse a sí misma», en vista de una «preocupante situación de seguridad en Europa». Alemania debe «hacer algo ahora, cualquier otra cosa sería irresponsable», ha insistido, antes de soltar la contraprestación que ofrece a Los Verdes a cambio de su voto: 50.000 de los 500.000 millones del Fondo para Infraestructuras que saldrán también de ese freno a la deuda quebrado, además de una línea de crédito ilimitada para defensa, que irán destinados a la protección del clima y la transición energética.Otra contraprestación adicional que está pagando el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) a cambio de esta reforma, base del acuerdo con los socialdemócratas del SPD para lograr una gran coalición y acceder al nuevo gobierno, es el descrédito manifiesto, por haber ganado unas elecciones con el argumento principal de llegar para poner orden en las cuentas públicas y en la desaforada combinación de gasto y deuda de la «coalición semáforo» de Olaf Scholz y, finalmente, corregirla y aumentarla antes incluso de haber llegado a instalarse en la Cancillería de Berlín. Particularmente el todavía canciller en funciones y ministro de Economía, el verde Robert Habeck, ha reaccionado con espontáneas carcajadas a la intervención de Merz pidiendo su voto, una contradicción argumentada detalladamente por la urgencia de disuadir a Rusia.Intervención póstumaMucho más dramáticamente, los liberales del FDP, en una intervención parlamentaria póstuma, dado que el 23 de febrero no alcanzaron el resultado del 5%, el mínimo exigible para conseguir presencia en el Bundestag, han recordado a Merz que la estabilidad de Alemania, y por extensión la de la zona euro, depende en última instancia de la tradicional negativa alemana a entregarse a la orgía de la deuda. «¿Quién es usted y qué ha hecho con Friedrich Merz?», le ha preguntado un cadáver político, el ministro de Finanzas Christian Lindner, que ha hablado de la necesidad de proteger a los contribuyentes y a las futuras generaciones de alemanes y ha definido la estabilidad fiscal como parte de la política de seguridad.«¡Está usted planteando una política de izquierdas!», le ha reprochado amargamente el diputado liberal Christian Dürr, que ha llamado a Merz a abandonar la «ingeniería de la deuda» y a destinar en su lugar el dos por ciento de la producción económica del actual presupuesto federal a la defensa y aumentar el fondo especial existente para la Bundeswehr, con un volumen de 100.000 millones de euros, en otros 200.000 millones de euros, con el proyecto de ley correspondiente. «Hace apenas cuatro semanas esto es lo que usted defendía en esta misma cámara y ahora está haciendo exactamente lo contrario. «¡Y de eso es de lo que estamos hablando, de la verdadera violación de la promesa!», ha gritado Dürr.Conferencia de presidentesEl giro de Merz es especialmente doloroso para los liberales, que hicieron estallar la coalición de gobierno en la que participaban precisamente por aferrarse a su negativa a romper el freno a la deuda. El desenlace ha terminado con la presencia parlamentaria de su partido y la dimisión de buena parte de sus cuadros. A diferencia de ellos, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), que tras las elecciones es la primera fuerza de la oposición, se frota las manos con esta deriva política. Alice Weidel ha acusado directamente a Merz de «fraude electoral» y de «golpe de Estado fiscal». Amenaza con esperar pacientemente hasta unas próximas elecciones en las que recibirá tal castigo que AfD se convertirá ya en la primera fuerza política, como ha ocurrido ya en Austria.La votación no está programada hasta el lunes y hasta entonces habrá que ver si Los Verdes apoyan la reforma. Pero Merz deberá todavía superar otros obstáculos. En la Conferencia de presidentes, que reúne a los presidentes regionales de los Bundesländer y que ha tenido lugar esta mañana, los estados orientales, en los que AfD tiene más fuerza, han dejado clara su resistencia frentista al gasto para el reame. Otros gobiernos regionales han presentado también problemas para aceptar esta política, como Baja Sajonia, gobernada por el SPD. Si CDU, SPD y los Verdes se pusieran de acuerdo en materia de defensa ahora y el resto del freno de la deuda más tarde, Merz ha mostrado disposición a ello para allanar la votación, los estados orientales podrían ejercer una posición de bloqueo. Los gobiernos de los estados federados de CDU, SPD y Los Verdes tienen sólo una estrecha mayoría de dos tercios en el Bundesrat. Sin Sajonia, no será suficiente. Y tampoco está claro si en Baviera votarán los cogobernantes Votantes Libres. Y además quedan las seis demandas ante el Tribunal Constitucional contra esta sesión parlamentaria, a las que los jueces de Karsruhe deben dar respuesta como muy tarde hasta el 25 de marzo. Como convidado de piedra, asiste a esta sesión el todavía canciller en funciones Olaf Scholz, que perdió su gobierno por no conseguir liberarse del freno a la deuda y votará ahora a favor para, así, ser sustituido por el gobierno del hasta hace sólo unos días enemigo acérrimo de esta política.

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