Las negociaciones para un acuerdo del alto el fuego en Gaza se intensifican en Doha. Falta una semana para el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y Steve Wilkoff , su enviado especial a Oriente Próximo, se ha reunido con Israel y los mediadores para recordar que Trump quiere un acuerdo antes del 20 de enero. El presidente entrante amenaza con un «infierno» si Hamás no entrega para entonces a los rehenes, pero Gaza ya vive sumida en el infierno desde hace 464 días. Ese infierno es particularmente duro con la llegada de un invierno en el que ya son al menos ocho los recién nacidos que han muerto a causa de hipotermia. El frío se ha convertido un arma más de guerra.En la Franja ya no quedan apenas zonas asfaltadas. Las lluvias, antes esperadas y celebradas por los gazatíes por su escasez durante todo el año, son un castigo que convierte a Gaza en un gran barrizal helador. Es el segundo invierno consecutivo en guerra y aunque el termómetro no baja de los 7 grados, la combinación del viento y lluvia es una pesadilla mortal. Los brutales bombardeos de Israel han arrasado un número incalculable de viviendas y más de un millón de personas vive en tiendas , según una estimación de Norwegian Refugee Council. La situación ha empeorado respecto al invierno pasado, cuando muchos de los desplazados encontraron cobijo en casas de parientes y amigos o colegios. Ahora el único refugio para ellos son unas tiendas que no pueden con la lluvia y el viento y a las que ponen capas de cartones y demás petachos para frenar lo infrenable. Las supuestas \'zonas humanitarias\', que no se libran tampoco de los ataques aéreos, son piscinas de barro, basura y aguas fecales.Noticia Relacionada «Bastión de terroristas» estandar No Israel ataca y detiene al director del último hospital operativo en el norte de Gaza, el Kamal Adwan J. I. de la Torre El Ministerio de Salud palestino afirma que el centro Kamal Adwan ha quedado «inservible»«Cuando empieza a llover podemos nadar dentro de la tienda», cuenta Fátima, madre de cinco hijos desplazada del norte de la Franja en uno de los campos levantados recientemente en la Ciudad de Gaza . El espacio que antes ocupaban la Administración Civil y los tribunales, arrasados por las bombas, se ha convertido en un campo improvisado para miles de personas que han llegado con lo puesto. «Nos reparten una comida caliente al día, pero somos tantos que muchas veces llega ya fría. Tenemos claro que no se puede hacer fuego dentro de las tiendas porque son de plástico y todo puede arder con facilidad, así que para calentarnos la única manera es juntarnos y ponernos toda la ropa posible, no hay más», explica Fátima, que se hace cargo también de su nieto recién nacido. A esta madre la amenaza de Trump le suena a broma, porque «¿acaso vivimos ahora en el paraíso para que nos amenace con el infierno?, nos da igual». Se repite la misma escena en toda la ciudad, cada espacio abierto se dedica a levantar tiendas para acoger a familias expulsadas por la fuerza de Beit Hanoun, Yabalia y Beit Lahia, los tres escenarios de las operaciones a gran escala que Israel mantiene abiertas. Es la misma imagen del sur de la Franja, a donde Israel obligó a desplazarse a más de un millón de personas al comienzo de la guerra, la mayoría malvive en tiendas a orillas del mar en campos con servicios muy precarios.Bebés muertosLa cifra de muertos supera los 46.000, en base a la estadística del Ministerio de Salud, aunque la revista científica \'The Lancet\' estima que la cifra final será al menos un 40 por ciento más alta. Según un estudio de esta publicación estadounidense, en los primeros nueve meses de contienda Israel mató a 64.260 personas. Los niños se han convertido en las grandes víctimas de las «bombas inteligentes» y los «ataques de precisión» israelíes y del bloqueo que impide la entrada de comida y medicinas, pero también de mantas o tiendas. Ya son ocho los bebés muertos por hipotermia desde el 26 de diciembre, según Naciones Unidas, en los campos para desplazados levantados en Al Mawasi, Rafah, Deir Al Balah o en pleno corazón de la Ciudad de Gaza. UNICEF alerta que un invierno en el contexto que padecen en la Franja es «una grave amenaza para los niños y niñas de corta edad que son incapaces de regular su temperatura corporal». Los bebés prematuros son especialmente vulnerables.UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, pide cada día a Israel que permita la entrada de más suministros de invierno. «Hay mantas, colchones y ropa de abrigo fuera de Gaza esperando aprobación para entrar. Debe llegar más ayuda humanitaria regular para ayudar a la gente a mantenerse abrigada», repite una agencia que Israel considera «terrorista» por su connivencia con Hamás y contra la que han aprobado una ley que podría obligar a detener sus operaciones en los territorios ocupados.No muy lejos de la tienda de Fátima han encontrado refugio en otra tienda Ibrahim, de 74 años, y su esposa Sumaia, de 73 . Estos dos abuelos no recuerdan las veces que han tenido que mudarse y están al cargo de siete nietos. Su hija está en el hospital cuidando de su marido, que ha quedado inválido a causa de las heridas sufridas en un bombardeo. «Biden no ha dejado nada en pie, así que no se me ocurre qué más nos puede hacer Trump», señala Sumaia. Los servicios son un problema grave, hay muy pocos para tanta gente, y todavía hay menos duchas y solo de agua fría. La misma agua que deben usar para limpiar la ropa con el problema añadido que no hay ropa de recambio y la espera hasta que se secan las prendas es heladora en estos días. Sin electricidad y sin gas, hay que hacer fuego para calentarse y cocinar. La madera se ha convertido en un bien escaso y caro por lo que los gazatíes han comenzado a quemar pedazos de plástico duro de los depósitos de agua de las casas. La llama es vigorosa y rápida, pero el humo se pega en los pulmones y el picor en los ojos es intenso, todo sea por no morir de frío en el infierno de Gaza .